sábado, 10 de septiembre de 2016

Magia negra en Roma



Magia negra en Roma

8 Febrero 2009
Descubierto en Parioli el lugar de culto de la diosa Anna Perenna; un lugar donde, hace dos mil años se bebía hasta emborracharse, se bailaba, se hacía el amor. Y se enviaban encantamientos de maldición a los enemigos. 
Un bosque  mágico en la colina de los Montes Parioli, en Roma, en el que se celebraron reuniones, danzas y misteriosos rituales. Ocurría en el siglo II dC, durante la festividad de Anna Perenna, deidad relacionada con el agua y con el paso del tiempo, donde los antiguos celebraban los idus de marzo (15 de marzo), el primitivo inicio de año romano, con  una especie de peregrinación fuera de la ciudad  al son de copas de vino y de los placeres de la carne.
Hoy, aquel antiguo ritual llega a nosotros gracias a un descubrimiento excepcional: 22 pequeñas láminas de plomo – defixiones - en pequeños rollos, con sus mensajes de maldición con letras grabadas en relieve y vueltas al revés. Y, sobre todo, 14 recipientes de plomo, sellados, que además de las inscripciones contienen figuras antropomórficas hechas de materia orgánica e introducidas cabeza abajo.
Descubiertos por la arqueóloga Marina Piranomonte de la Soprintendenza Speciale per i Beni Arqueologici de Roma en una fuente dedicada a Anna Perenna , durante los últimos años estos materiales han sido estudiados, decodificados e interpretados por los estudiosos. Todo empieza, en realidad, con los trabajos de construcción de un aparcamiento iniciado a finales del año 99 en Piazza Euclide, en el distrito de Parioli. De la arcilla y del barro emergió lo que queda de una fuente rectangular, con una losa y dos bases  con inscripciones bien definidas, e incluso una fecha: nimphis sacratis Annae Perennae -” a las ninfas consagradas a Anna Perenna” – 156 dC
Los materiales encontrados en la fuente, en efecto, testimonian cómo el culto de la diosa-ninfa Anna Perenna se transformó ya en época imperial tardía en algo oscuro y misterioso. ”En la fuente encontramos muchos objetos religiosos, como 550 monedas que echaban en ella para los buenos augurios, cáscaras de huevo símbolo de la fertilidad, piñas, pequeñas ramas y tablillas de madera”, dice la arqueóloga. Incluso 70 lucernae, un caldero de cobre y, sobre todo, las defixiones y los pequeños contenedores de plomo con los objetos y las maldiciones que se echaban a la fuente para que, a través de los canales de desagüe, llegaran al más allá”.

 Muchos años de restauración y de rayos infrarrojos se ha tardado en desenrollar las defixiones de plomo (el plomo es flexible) y en abrir las tapas selladas de los contenedores. La primera inscripción era fácil, y se reconocía bien el nombre de  “Antonius“, la persona a quien se hacía la maldición (a veces, además del nombre de la víctima, aparece también el de la madre, a fin de que la maldición tenga un éxito seguro). Pero quedaban por descifrar todas las demás, para lo cual Marina Piranomonte echó mano de la máxima autoridad en cuestiones de magia antigua, Christopher Faraone, de la Universidad de Chicago. Faraone llegó a Roma en 2003 e inició unas jornadas sobre magia antigua en las que se dio la noticia del descubrimiento de la fuente de Anna Perenna. Entre los académicos invitados se encontraba el filólogo alemán Jürgen Blänsdorf, de la Universidad de Mainz, que en dos años ha descifrado toda la epigrafía y cuyos resultados estaba previsto que se revelaran en una Convención celebrada en Roma el pasado 3 de febrero.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario