viernes, 21 de agosto de 2015

las mujeres-hombre Revindicar la igualdad con los hombres, no es el camino de las mujeres del Norte de Albania, un mundo dónde resulta inimaginable, que una familia, un clan, pueda seguir siendo tal sin un hombre a la cabeza de ella. Solo los hombres pueden ser cabezas de familia, heredar casa y tierras, formar parte del consejo de ancianos o notables que deciden sobre el acontecer colectivo de la comunidad.
De manera que cuando, por muerte natural o violenta, una familia se queda sin hombres, una de las mujeres de esta tierra tiene que convertirse en tal, renunciar a su feminidad, jurar su virginidad, transformarse en hombres, vestirse como ellos, llamarse como ellos. De esta manera pasará a comportarse y ser considerada como hombre para ser tratadas socialmente como ellos y tener los mismos derechos que ellos, para ello prestará juramento de virginidad ante doce ancianos de la comunidad, a partir del cual tendrá que atenerse a ésta, pudiendo de esta manera ejercer el papel de jefe de familia que a éstos le corresponde.
Este mundo está legislado por el conjunto de normas tradicionales que Lek Dukagjin codificó en el siglo XV en elKanún, entre lo mítico y lo rural, en dónde se contempla todos los aspectos de la vida social desde el nacimiento a la muerte. En el Kanun, artículo 58 se dice: «El marido tiene derecho a pegar y encadenar a su mujer si le desobedece». Una familia sin hombres o una mujer sola estaban perdidas. Ni siquiera heredaban. Por eso, católicas y musulmanas, se convertían en hombres. Socialmente, no sexualmente. El Kanún es especialmente conocido por la venganza de sangre, o gjakmarrja: Si alguien mata a otro, aunque sea accidentalmente, su familia tiene derecho a 'tomar la sangre' de la otra, a matar uno de sus hombres. La única opción para las víctimas es encerrarse en su casa, inviolable, o intentar sellar la paz con un mediador. En el Kanún se refleja el aislamiento ancestral de las regiones del norte. El comunismo prohibió el Kanun, pero dicen que aún pervive en los valles entre Kruma, Tropoje y Bajram Curri.
Las virgjineshtë - o vírgenes juradas – o burrnesha – o mujeres-hombre, en muchas ocasiones se creyeron una leyenda, no siempre fue fácil encontrarlas o encontrarlos. Albania fue un misterio hasta el XIX. Lord Byron la recorrió a caballo y a principios del XX la viajera inglesa Edith Durham la puso en el mapa. Llamó a los Balcanes «la tierra del pasado viviente». Ya entonces se discutía de Kosovo. En su libro 'High Albania' (1909) muestra la vida y costumbres en las montañas del Norte de Albania, y entre otras realidades antropológicas habla sobre las mujeres-hombre, de las que relata haber conocido a nueve, y ofrece las primeras
fotografías de ellas en el año 1908.
Según explica la antropóloga, Antonia Young, hace poco más de un siglo existía todavía un tipo de vírgenes juradas de carácter semi-religioso, conocidas como murgéshë o morga (monja), que optaban por el celibato y vestía de negro ropas masculinas, llevando una vida monacal, en la que muchas ayudaban a monjes o sacerdotes católicos; esta práctica finalizó cuando en 1910 se estableció por ley la prohibición de que las mujeres que no ingresasen en un convento se declarasen a sí mismas monjas.
Desde entonces se encuentran dos vías por las que las mujeres-hombre pueden llegar a ser tales.
El primero es el de las vajze e betuar, o niñas juradas por sus padres, desde el nacimiento e incluso antes, o tras él, en cualquier caso antes de llegar a la edad adulta y poder decidir por sí mismas, generalmente por la falta de hijos varones en la familia, o por el fallecimiento de éstos
El segundo es el de aquellas que conscientemente optan por jurar su virginidad ante los doce ancianos de la comunidad, y convertirse socialmente en hombre a cualquier edad. Aunque se dan casos de quienes afirman haberlo hecho por sentirse hombres, la mayor parte de éstos se han debido bien a optar por ello como vía para evitar un matrimonio arreglado por las familias; bien porque la familia se queda sin varones, sea por muerte natural, sea por venganza de sangre.

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