jueves, 2 de julio de 2015

Salus desiderátum, O el manifiesto deseo de la salud. Por: Juan José Peña González

Salus desiderátum,
O el manifiesto deseo de la salud.          


Por: Juan José Peña González 

Salud y divinidad son conceptos que desde la noche de los tiempos vienen acompañando al hombre en su caminar a través del tiempo y el espacio, la invocación de dios es la llamada de auxilio ante lo desconocido, lo anormal o lo sobrenatural, lo inexplicable como alteración del orden natural de los seres y las cosas, del clima y sus consecuencias, de la furia natural, a la furia circunstancial de los fenómenos atmosféricos. Si el paso de un cometa causaba sobresalto en el hombre primitivo, si este fenómeno era asociado con algún tipo de desgracia ni que decir tiene si algún bólido impactaba sobre la tierra o estallaba en la atmósfera, entonces era dios quien rugía descargando su furia sobre su creación, la incredulidad asociada a la inmadurez se encargarían del resto, en este momento y solo entonces hace su aparición el chaman el brujo o el rey sacerdote, todos los embaucadores juntos escribirán la historia de la humanidad y ni uno solo de ellos realizara el mas mínimo de los milagros, el mas pequeño o humilde gesto de empatía hacia sus congéneres, en solitario ante sus iguales descubrirán su autentico rostro de falsedad. Solo un reducido numero de auténticamente elegidos formaran el destacamento de guerreros ante la maldad manifestada en sus mas variadas formas, entiéndase la enfermedad, el dolor o la muerte.

El cristianismo y Jesús a la vanguardia de las nuevas corrientes ascéticas darán un nuevo significado al concepto de la sanación por la palabra o sanación milagrosa por medio del milagro del logos Agios (λóγος ) la palabra santa, esto paralelamente traerá con ello todo el bagaje cultual y devocional de las advocaciones que tienen como misión la intercesión ante Dios, con el ruego de una pronta sanación, para entonces tan importante como la curación del cuerpo será la curación del alma pecadora, no entendiéndose una sin la otra, no hallándose cura sin que ambas no encuentren un lugar común en el orden de la mente de su creador, buscándose el equilibrio entre el cuerpo y el espíritu. La mentalidad barroca aportara el concepto de los ejercicios espirituales como medio de relajación del cuerpo para a través de el y por medio del pensamiento ascender hasta el espacio o lugar común donde se hallen nuestras almas en perfecta comunión con su creador, alcanzándose la plena curación del alma cristiana.


 El milagro y su entorno.
De igual modo que encontramos la sanación a través de la oración o la intercesión de los santos, encontraremos lugares en los que la presencia divina es más palpable, o perceptible como si una especie de sensación energética o estado de ánimo se apoderara e impregnara el ambiente, este flujo de presencia divina santificante, lo encontraremos en todos los lugares en los que se haya manifestado la visión de cristo, su madre o los santos identificándose la toponimia de los montes, fuentes, caminos etc. con las advocaciones de sanación correspondientes por ejemplo Monsalud, Fuensanta etc. Los montes y las fuentes serán recurso recurrente en las advocaciones de la santísima virgen María en estos espacios de devoción el creyente encontrara la sanación si con sincera devoción acude a ellos siempre ayudado de la inmersión o la ingesta de agua del pozo adyacente al lugar de la manifestación divina, estos lugares o axis mundi son deudores de antiquísimas manifestaciones que en sus semejanzas pudiéramos decir que no hacen mas que repetir antiguos cultos que tendrían múltiples concordancias con aspectos y lugares que la iglesia romana cristianizo. El beneficio del agua santificante del bautismo párese que encuentra en estos ejemplos su replica, pero nada mas lejos de la realidad pues sin dudar el beneficio salvifico del sacramento del bautismo sana el alma del pecado. estos actos de sanación no son más que rémoras de otros mucho más concretos en los que solo la sugestión del individuo realiza el milagro, estaríamos por tanto ante una sanación seudo física si acaso psicológica cuasi fingida, del mismo modo que seamos capaces de sanarnos, seremos de lesionarnos hasta enfermar. Esto nos retrotrae hasta anteriores cuestiones como por ejemplo: la penitencia como vehículo de sanación, o como elevarse hasta el creador por medio de la imitación de sus dolores, en este contexto ocuparían un lugar destacado los llamados ``calvarios ´´ hacia los que los devotos se encaminan mortificando sus cuerpos, ascendiendo a ellos por empinadas cuestas, algunos descalzos o ``de rodillas ´´. muchos otros vestirán largos atuendos de colores penitenciales, y en recuerdo de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo recorrerán las calles de Málaga trasformada en Jerusalén, esta escena se repetirá sin descanso en mil y un rincones de Andalucía y en todos ellos las mentes y los cuerpos clamaran a su dios ayuda por infinidad de causas, la salud no quedara en el olvido, serán cientos, miles los que con lagrimas en los ojos y llantos en el corazón pedirán a su Cautivo, al Gran poder o la Macarena que les libre de todo mal, que saquen a sus hijos de la tiranía de la droga, salud del alma y del espíritu en un mundo desnaturalizado, sin razón ni paz, sin orden ni concierto solo en ellos hallaremos el consuelo de nuestras plegarias, solo ante la contemplación del rostro infinitamente hermoso de Nuestra Señora de la Salud encontraremos sosiego. 

 Culto y devoción
El culto de las imágenes sagradas tan antiguo como la propia humanidad conoce un nuevo significado a través del cristianismo, pues este dota a estas de una importancia que nunca antes ningún otro culto les había dado, dotándolas de cualidades casi humanas, estas realizan movimientos imposibles en su in animación, hablan con sus devotos o cambian de actitud y aspecto, como resultado de las peticiones que se les realizan. estos cambios vendrán definidos en función de la aceptación o rechazo a los que serán sometidas las peticiones de los devotos, mostrándose en ocasiones estos sagrados simulacros de forma caprichosa como ejemplo tenemos el milagro de la imagen del Santo Cristo de la Salud de Málaga. El relato describe como la carreta que trasportaba los enceres de una vivienda, detiene su marcha al entrar en la plaza de las cuatro calles (actual de la constitución), la carreta es tirada por bueyes, pero como si de un peso sobre humano se tratara la carreta párese como clavada al suelo, en el momento se descubre la imagen del Cristo de la Salud entre los enceres, depositándose la sagrada imagen en las casas capitulares, en aquellos días la ciudad era azotada por una epidemia de peste, notándose como la epidemia comienza a remitir desde el momento del hallazgo del Santo Cristo, dándose origen a la tradición del milagro asociado a el. Esta imagen del Cristo será un recurrente ante las epidemias de peste, las catástrofes y las sequías que en adelante sufrirá la ciudad. Como muestra la procesión de rogativas por la escasez de lluvia  de 1946. Equiparable en importancia al patrón municipal tenemos otras sagradas imágenes que de un modo u otro ostentan el patronazgo de la ciudad por ejemplo: Ntra. Sra. de la Victoria, Santos Patronos Ciriaco y Paula o Ntra. Sra. de los Remedios de la parroquia de los Santos Mártir.

 La santidad.
La sanación por medios edificantes para el cuerpo y el espíritu encuentra uno de sus más firmes aliados en el culto y devoción a las reliquias, de los que en vida siguieron a Cristo, su mensaje o sus hechos. Si bien la reverencia otorgada a los restos mortales de los santos y justos no conlleva la santidad de los que la poseyeron en vida, no cabe duda que actúan como poderoso talismán ante las adversidades no tanto por el poder que albergan, como por la taumaturgia de aquel a quien pertenecieron en vida. Es como si el recuerdo de estos santos acudiera al encuentro de quien los convoca pidiendo auxilio y mediación. Este culto reverenciado a restos humanos que en su día pertenecieron a personas que vivieron y fallecieron en loor de santidad, conoció momentos de extrema agitación, rayanas en la idolatría, a la que textos eclesiásticos de sólidos fundamentos enmendaron reparando las inexactitudes cometidas, no así como con el mercadeo de las reliquias que inundo todo el orbe cristiano, confundiendo a los devotos y enriqueciendo a los mercaderes y embusteros.


La calle.
La sociedad barroca transformara el concepto de la sanación, las ideas al servicio del dogma irán llevando a cada lugar y rincón su mensaje, adoctrinando a las gentes, manipulando los movimientos sociales, las mentalidades colectivas serán subyugadas por el mensaje único, de la única fe y esta se servirá de la imagen como poderoso medio en su alocución a los sentidos, todo penetrara a través de la vista, el olfato, el oído, o el tacto, nada escapara, la calle será tomada y el espectáculo de la vida se representara en sesiones continuas de mañana tarde y noche, el teatro se representa en las catedrales y en los corrales de comedias unos y otros se confunden pues el espectáculo no esta en el escenario si no en el publico, el milagro y la milagrearía tropiezan por las esquinas de los callejones, a los tullidos les crecen de nuevo las piernas y los ciegos recobran la visión, paralelamente el espacio urbano se sacraliza con capillas callejeras, cruces votivas o enterramientos comunales-fosas comunes también llamados carneros, que son sacralizados siendo señalados por cruces, los cementerios se encuentran dentro del casco urbano cuando no dentro de los templos, con el tiempo será un rasgo destacable de modernidad el cierre de estos y su traslado a las afueras de las ciudades, esta medida marcara un hito en el concepto de la sanidad moderna.
  

 Los sentidos a flor de piel.
Los sentidos dueños de las pasiones son vehículo del pecado pero también son la puerta de la sanación la concepción teocentrista propia del periodo barroco seguirá buscando en la virgen y los santos la ayuda que la ciencia no les puede ofrecer, las novenas y las procesiones de rogativas serán el medio, la música el incienso, la cera  servirá de vías de penetración de los sentidos en esta lucha contra la enfermedad manifestada como castigos divinos. Por otra parte las gentes recurrirán a los sortilegios tanto para invocar la salud como para traer la enfermedad sobre algún enemigo.

Tan surrealistas como los encantamiento contra el mal de ojo o viceversa se van introduciendo terapias alternativas de carácter sobrenatural, y así se incorporan a las ceremonias de coronaciones reales los ritos de unción real, que otorgan un carácter sagrado a la monarquía, a estos reyes ungidos se les atribuyen propiedades mágico-curativas, la más popular es el "Toque del Rey": Felipe el Hermoso, Roberto II el Piadoso, San Luis de Francia o Enrique IV de Francia tocaban las úlceras (escrófulas) de los enfermos pronunciando las palabras rituales "El rey te toca, Dios te cura", Los reyes franceses solían peregrinar a Soissons para celebrar la ceremonia. Enrique IV se prodigó especialmente en este tipo de ceremonias, aunque, bien por suerte, o por que murió asesinado, no existe constancia de que contrajera la enfermedad.
La popularización de este tipo de ritos sanadores acabó por rebautizar a la escrófula-tuberculosis como "mal du roi" Santa Águeda es la protectora de los "enfermos del pecho" y a ella se encomiendan los tísicos, cuando no pueden acudir al rey. 

El milagro de la vida, se manifiesta esplendoroso ante las gentes, en cada rincón  a cada paso solo los ciegos que no quieren ver no lo disfrutaran, la alegría de vivir, el palpitar diario, la lucha por la vida extiende la mano esperando una limosna pero la mano esta cortada y la limosna es una hostia consagrada, alimento del alma que el cuerpo agrádese, la santidad se derrama sobre las bocas de los pobres y enfermos como la leche virginal se derramo sobre la de San Bernardo, el sentido taumatúrgico del sacramento realizara el milagro de la sanación de forma inexplicable para las gentes pero perceptible y autentico para quien lo recibe, la eucaristía entra por la boca pero se manifiesta en el alma, a la que sana y repara, sutura las heridas del alma, el amor de Dios hace el milagro del resto serán los doctores quienes tengan algo que decir.








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