sábado, 30 de abril de 2022

¿Qué decía el INRI de la cruz de Cristo?






¿Qué decía el INRI de la cruz de Cristo?

En torno a la crucifixión de Jesucristo se han tejido mil historias que se relacionan con otras tantas reliquias relacionadas, directa o indirectamente, con su Pasión y Muerte.
JOSÉ MANUEL GARCÍA BAUTISTA /
SEVILLA /



Desde los lignum crucis, su mortaja, los clavos... un sin fin de reliquias preciadas y codiciadas por la cristiandad y que en el Medievo tuvieron, autenticas o no, una gran importancia evangelizadora y cristianizante.

El Titulus Crucis se le data en torno al año 30 d.C., actualmente se le ubica en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén en Italia, en la ciudad de Roma, que era el antiguo palacio de la emperatriz Helena de Constantinopla. Se le conoce también como Ogium. Esta tablilla sería la que se colocó en el madero vertical sobre el que se crucificó a Cristo y que fue escrita en tres idiomas conforme a lo que nos narran los Evangelios sobre la sentencia del gobernador romano Poncio Pilatos y que decía: “Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos” y que en la Semana Santa aparece bajo la leyenda INRI: IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM.


Es en el Evangelio de Juan donde se dice:



“19 Scripsit avtem et titvlvm Pilatvs, et posvit svper crvcem. Erat avtem scriptvm :

«Iesvs Nazarenvs, Rex Ivdæorvm.»


20 Hvnc ergo titvlvm mvlti Ivdæorvm legervnt : qvia prope civitatem erat locvs, vbi crvcifixvs est Iesvs, et erat scriptvm hebraice, græce, et latine”.

Traducido:

“19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.»



20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego”.

De la tablilla poco más se supo salvo que la emperatriz Helena, ávida buscadora de reliquias la halló de forma milagrosa y la llevó consigo. Fue el investigador Michael Hesemann quién la “redescubrió” en Roma y comenzó a realizarle diferentes análisis. Desde el año 331 d.C. –fecha en la que la halló la emperatriz- no había sido sometida a estudio, claro que en aquellas fechas fue casi “divino”...

Su hallazgo se produjo en una cisterna con otras cruces y esta se encontraba unida a la tablilla, además se le dotó se poder curativo o sobrenatural... con lo cual ya no dejaba lugar a las “dudas”.

El peregrino Antonio, en el siglo VI nos dice: “Hic est rex Iudeaorum» (»Aquí está el rey de los judíos»), mientras que el que se localiza en Roma dice «Iesus Nazarenvs Rex Iudeaorum» (Jesús el Nazareno Rey de los Judíos)”. Estaría hablando de una segunda tablilla...

La tabla se pierde hasta 1492, fecha en la que se restaura la iglesia que la alojaba y aparecería casi de su escondite de siglos...

La tablilla pesa setecientos gramos, mide veinticinco centímetros por catorce de ancho y en su leyenda se puede leer: ”IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM” en latín, “Içóïuò o Íáæùñáiïò o Báóéëåuò ôùí iïõäáßùí” en griego y “ùåò äðöøú îìê äéäåãéí” (Yeshu'a HaNatserat Melech HaYehudim) en hebreo. Es decir: la leyenda del INRI en los tres idiomas descrito en los Evangelios.

Carsten Thiede, experto en lenguas, analizó la tablilla comprándola con la grafía y estilo de un papiro de la época y la fechó en tiempos contemporáneos a Jesucristo, ¡coincidía! Igualmente la triple traducción contiene modismos típicos del siglo I, lo cual también dota de credibilidad a la singular tablilla.

Actualmente los análisis continúan pero hay elementos en dichos análisis que nos indican que pudiera tratarse del auténtico “Titulus Crucis”.

Sin embargo la prueba del Carbono-14 devolvió la polémica a todo lo que rodea a las reliquias... La Universidad de Arizona, en el año 2002, dato la tablilla en torno a los años 980 y 1146 d.C, así sería de una reliquia medieval, copia de la auténtica hoy perdida. El estudio fue publicado en la prestigiosa revista “Radiocarbon”.

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