lunes, 25 de marzo de 2019

La herejía del Libre Espíritu


La herejía del Libre Espíritu

Publicado el 18 febrero, 2012 por Ramiro Feijoo




«La herejía del Libre Espíritu aparece con este nombre en la historia del siglo XIII, aunque sus raíces se remontan a un periodo más antiguo. Lo cierto es que “todo estudio de la escatología revolucionaria ha de tomarlo en cuenta”. La elaboración de la doctrina del Libre Espíritu es obra de un grupo de clérigos reunidos en torno de un maestro de la universidad de París, Amaury de Bène († 1206 o 1207). Dos o tres años después de su muerte, la secta herética fue descubierta y denunciada. No tardó en ser condenada por el cuarto Concilio de Letrán (1215), en el que se declaró que “el impío Maury [había tenido] el espíritu tan profundamente cegado por el padre de las mentiras que su doctrina aparecerá más como demente que herética”. Se ejecutaron muchos seguidores de Amaury.
Amaury y sus discípulos eran auténticamente panteístas y cada uno de ellos aseguraba que era Cristo y el Espíritu Santo […] Ellos eran los “espirituales” que guiarían a la humanidad hacia la perfección, bajo el reinado de un rey de Francia que no moriría y reinaría durante la era del Espíritu. La Iglesia de entonces los consideró sobre todo como individuos peligrosos al asegurar que “el pecado no es nada, de modo que Dios no castigará a nadie por haber pecado”. Este antinomismo caracterizará posteriormente a los diferentes adeptos al Libre Espíritu. Estos nunca constituyeron una familia única, sino una constelación de grupos, todos sospechosos a las autoridades, y que se multiplicaron desde finales del siglo XIII. Se les llamó “begardos” o mejor dicho, “hermanos del Libre Espíritu”. Recibieron el apoyo, poco visible pero eficaz, de solteronas y de viudas acomodadas que se consagraban a la vida religiosa sin apartarse por tanto del mundo: las “beguinas” […]
Una beguina, al recitarle el catecismo a un begardo que se había vuelto su director espiritual, afirmaba: “Cuando un hombre verdaderamente ha alcanzado el alto y gran saber, ya no tiene por qué observar ni ley ni mandamiento, ya que se ha unido a Dios con Dios. Dios ha creado todas las cosas para el uso de estos seres y todo lo que Dios ha creado les pertenece […] Tomarán de todas las criaturas lo que su naturaleza desee y exija […]
Cuán peligrosa podía resultar la osadía creada por esta doctrina panteísta, en la que ya “nada es pecado y todo lo que posees es mío”. ¡Cuánta violencia y cuántos excesos eróticos podían derivarse de tan radical certeza! Por consiguiente no es sorprendente que la desnudez adánica haya sido frecuente entre los adeptos del Libre Espíritu, cuyo primitivismo pretendía regresar a la inocencia anterior al pecado original. También se puede percibir cuál fue la evolución lógica que los llevó a justificar el robo de todo lo que deseaban. “Lo que el ojo ve y codicia, que la mano lo agarre” era una de sus principales sentencias. Todo sobre la tierra tenía que volverse “propiedad común” de los hombres “libres de espíritu”. Semejante convicción conllevaba graves consecuencias revolucionarias…»

Historia del paraíso. Mil años de felicidad. Jean Delumeau




La ilustración es El jardín de las delicias, de El Bosco, y es que la duda que suscitó la teoría de Wilhelm Fraenger sigue vigente: ¿el autor de verdad pretendió criticar la lujuria en el panel central, como normalmente se ha mantenido, o por el contrario quiso representar un mundo sin pecado original, es decir, el mundo en el que pretendían vivir los seguidores del Libre Espíritu? ¿Cómo se entiende la desnudez general, la inexistencia del trabajo (ninguno va caracterizado por ningún oficio) o la ausencia de edad en todos los personajes? ¿No será que todavía estamos en el paraíso, o al menos en una tierra paradisíaca, como parece demostrar la similitud formal con el panel izquierdo adyacente que claramente representa el Edén? ¿Por qué en el resto de sus cuadros reconocemos perfectamente el mundo actual (véase “El carro de heno”), y en este tal cosa es imposible, sino que la tierra se pinta con rasgos oníricos y mediante colores alegres que no producen repulsión sino todo lo contrario?

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