viernes, 17 de octubre de 2025

La primera aparición mariana fotografiada y filmada ocurrió, sorprendentemente, en Egipto en 1968






La primera aparición mariana fotografiada y filmada ocurrió, sorprendentemente, en Egipto en 1968
por Jorge Álvarez



Las apariciones marianas, es decir, las manifestaciones públicas de la Virgen María, han formado parte del credo católico desde hace casi dos milenios. Pese a la cantidad de testimonios, este tipo de fenómeno ha sido históricamente esquivo para su plasmación gráfica, salvo en artes plásticas… hasta que 1968 se hicieron unas cuantas fotografías de uno en un sitio tan sorprendente como El Cairo: la aparición de Nuestra Señora de Zeitoun.

La primera mariofanía documentada tuvo lugar en el año 40 d.C., cuando una tradición medieval dice que el apóstol Santiago vio a la Virgen del Pilar en lo que hoy es la ciudad española de Zaragoza. Desde entonces hay noticias de muchas más, algunas de ellas de fama internacional como la de la Virgen de Guadalupe en México, la de Fátima en Portugal o la de Lourdes en Francia, por citar las más señaladas y reconocidas por la Iglesia.



Porque, en general y pese a lo que se piensa, la Iglesia suele mostrarse inicialmente escéptica y reticente a aceptar la veracidad de esos episodios, sometiéndolos a la correspondiente investigación. Fruto de ésta será su posicionamiento final, con aprobación si considera convincente el caso o rechazo si lo juzga una impostura patente. La mayoría de las veces le da la consideración de revelación privada y opta por una solución de compromiso al dejar libertad a sus fieles para que crean en ello o no.

Por supuesto, son muchas las voces que denuncian las apariciones marianas como resultado de alucinaciones colectivas o de una sublimación extrema de la devoción popular, cuando no del fruto de manipulaciones interesadas – casi siempre se funda un santuario con todo lo que implica de negocio-. El hecho de que los videntes siempre sean personas de humilde condición y fe muy simple, más el manto de secretismo con que suelen ser envueltas, acentúa la desconfianza.

Hay que tener en cuenta todos estos condicionantes y factores al analizar lo ocurrido en 1968 en un suburbio de El Cairo llamado Zeitoun. Habrá quien se extrañe de un escenario tan insólito, ya que Egipto es mayoritariamente musulmán, pero no hay que olvidar que conserva una comunidad cristiana, la copta, cuyos miembros suponen entre un diez y un veinte por ciento de la población. Se dividen entre ortodoxos y católicos, aunque también hay una Iglesia Evangélica Presbiteriana Copta, pero no nos interesa aquí porque los protestantes rechazan las mariofanías al centrar su fe exclusivamente en Cristo.


Los coptos conservaron su religión cuando el país se convirtió masivamente al islam, pese a lo cual hablan árabe y sólo usan su lengua -una variante del antiguo demótico combinada con el alfabeto griego- en el culto religioso, que sigue la tradición litúrgica alejandrina. Sin embargo, eso no les ha evitado la marginación, residiendo en barrios propios y dedicándose a los peores trabajos como el de los zabbaleen (basureros). Ahora bien, no todos los coptos son pobres y la historia de Nuestra Señora de Zeitoun empieza precisamente de la mano uno de los que gozaban de mayor acomodo en el primer cuarto del siglo XX.

Corría el año 1920 cuando Tawfiq Jalil Ibrahim, un rico propietario copto, tuvo un sueño en el que se la aparecía la Virgen María pidiéndole que, en lugar del edificio que planeaba construir en el citado barrio de Zeitoun, levantara una iglesia. A cambio, ella honraría el lugar de forma singular: con una aparición cinco décadas después. Tawfiq atendió el ruego y contrató al arquitecto italiano Leomingelli para el proyecto, que tomó forma inspirándose en la iglesia de Santa Sofía, la de Estambul, en la intersección entre la calle Touman Bey y la avenida Jalil.



Dedicada a Santa María, obviamente, y consagrada en junio de 1925 por el obispo Anba Atanasio, es un pequeño templo de color ocre asentado sobre un terreno que en otros tiempos era un olivar (de hecho, zeitoun significa aceituna en árabe); pero no uno cualquiera sino el que emplearon Jesús y sus padres para descansar durante su huida a Egipto. Al menos eso es lo que cuenta una tradición copta, si bien la iglesia de San Sergio, también cairota (está en pleno barrio copto), reclama para sí ese honor.








Encuentro entre Nasser y obispos coptos en 1965

Todo esto no hubiera tenido mayor trascendencia de no ser porque en la noche del 24 de baramhat de 1684, fecha del calendario copto equivalente a nuestro 2 de abril de 1968, sucedió lo que ha dado fama al sitio. Un mecánico de la empresa de autobuses públicos llamado Mohamed Farouk Atwa estaba trabajando en el garaje que había frente a la iglesia cuando vio a una mujer arrodillada junto a la cruz que corona la cúpula central. Según otra versión, el primero en verla fue el vigilante de seguridad, Abdel Aziz Ali.

En cualquier caso, pensaron que se trataba de una suicida y avisaron a la policía. Sin embargo, aquella silueta, vestida de blanco, parecía irradiar luminosidad incluso al moverse y empezó a rumorearse que se trataba de la Virgen, a pesar de que muchos de los presentes eran musulmanes. Y es que en poco tiempo se había formado una multitud de curiosos que los agentes trataron de dispersar, al concluir que sólo se trataba del reflejo de la luz de las farolas. Su esfuerzo resultó inútil y únicamente la súbita desaparición de la misteriosa silueta, al cabo de un par de minutos, puso punto final al suceso.

Pero en realidad era un punto y seguido. Siete días más tarde se repitió la aparición y siguió haciéndolo con regularidad, incluso varias veces por semana, durante los meses y años siguientes; ocasionalmente se manifestaba con el Niño Jesús en sus brazos o en compañía de San José y de un Jesús preadolescente. Casi siempre iba acompañada de otros efectos luminosos (destellos desde las cinco cúpulas, estrellas cayendo hacia las mismas) o de otra naturaleza (caso de palomas brillantes volando alrededor de la figura, olor a incienso y nubes con forma humana). Las calles se abarrotaban cada noche, como si de un espectáculo se tratara.
Otra célebre foto tomada en Zeitoun

El papa Cirilo VI, cabeza de la Iglesia Copta, nombró una comisión para investigar los hechos; al contrario de lo que suele hacer la Iglesia Católica, no incluía científicos sino exclusivamente sacerdotes, entre ellos los obispos Samuel, Atanasio y Gregorio, este último al mando. Samuel declararía que «la Virgen María apareció con un cuerpo luminoso completo, como si fuera una estatua radiante y fosforescente» y que movía «las manos en señal de bendición»; Atanasio afirmó haber asistido al espectáculo «ocho o nueve veces».

El 28 de abril, un delegado de Roma acudió también a contemplar el fenómeno por orden de Pablo VI, a quien avisó una congregación de monjas de El Cairo; no obstante, dejó el asunto en manos de su homólogo copto quien, como consecuencia de las pesquisas, confirmó oficialmente las mariofanías el 4 de mayo. Cabe decir que para entonces eran decenas de miles las personas que aseguraban haber visto personalmente el milagro. Una de ellas, alguien tan insólito como el mismísimo Nasser, presidente del país, pero también muchos periodistas y fotógrafos.

De hecho, el gran elemento distintivo frente a otros casos fue que, por primera vez, se documentaba fotográfica y televisivamente una aparición mariana. Las imágenes, eso sí, resultan bastante confusas y no aclaran gran cosa. En las de vídeo únicamente se aprecian grandes fuentes de luz en cada cúpula, mientras que las fotos son ambiguas, borrosas y bastante grotescas; en algunas parecen apreciarse siluetas de palomas; en otras una figura con rostro humano demasiado familar.

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