sábado, 12 de julio de 2025

El Profeta Durmiente

 

Edgar Cayce


Edgar Cayce

Edgar Cayce en 1910
Información personal
ApodoEl Profeta Durmiente
Nacimiento18 de marzo de 1877 Ver y modificar los datos en Wikidata
Hopkinsville (KentuckyEstados Unidos) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento3 de enero de 1945 Ver y modificar los datos en Wikidata (67 años)
Virginia Beach (Virginia, Estados Unidos) Ver y modificar los datos en Wikidata
Causa de muerteEnfermedad cerebrovascular Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadEstadounidense
ReligiónLa Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
PadresLeslie B. Cayce
Carrie Cayce
HijosHugh Lynn (n. 1907)
Milton Porter (n. 1911)
Edgar Evans (n. 1918)
Información profesional
OcupaciónPsíquico y astrólogo Ver y modificar los datos en Wikidata
Sitio web

(Hopkinsville

Kentucky, 18 de marzo de 1877-Virginia BeachVirginia, 3 de enero de 1945) fue un médium estadounidense que decía poseer la habilidad  de responder a preguntas sobre temas tan diversos como sanaciónreencarnacióninmortalidadespiritualidad, guerras, la Atlántida y futuros acontecimientos mientras se encontraba en un estado hipnótico de trance. Estas respuestas llegaron a conocerse como las «lecturas de las vidas» y por lo general fueron manifestadas a determinadas personas mientras Cayce se hallaba hipnotizado . Esta habilidad que poseía hizo que adoptara el sobrenombre de El Profeta Durmiente. Fundó la Asociación para la Investigación y la Ilustración dedicada a la aplicación práctica de sus creencias psíquicas, que contaba con un hospital y una universidad, cuyo presidente es Charles Thomas Cayce, nieto de Edgar Cayce. 

Se le considera también como el padre de la medicina holística  y uno de los psíquicos más importantes y documentados del siglo XX. Cientos de libros se han escrito sobre él y sus lecturas de vida han tenido una buena acogida entre los más adeptos a sus habilidades y creencias . Las cosas que supo captar a nivel psíquico en áreas como la salud, la percepción extrasensorial, la religión y la reencarnación, lo han convertido en uno de los videntes más respetados dentro de la rama de lo esotérico.[1]​ Asimismo, Cayce formaba parte de la organización religiosa Discípulos de Cristo y pudo vivir el advenimiento del Movimiento de la Nueva Era, algunos lo consideran[cita requerida] como el auténtico fundador y principal fuente de sus creencias más peculiares y profundas.

Se convirtió en una celebridad de la opinión pública durante sus últimos años de vida , estaba convencido de que los comunicados públicos y de ámbito publicitario en los medios de comunicación sobre sus profecías interferían entre las partes más relevantes de su trabajo, tales como curar a los enfermos y los estudios de la religión. Los escépticos critican sus supuestas habilidades psíquicas al recordar los múltiples errores en los que incurrió, así como la debilidad de su obra a un análisis cuidadoso,[2]​ y los cristianos ortodoxos también cuestionan sus teorías poco ortodoxas sobre asuntos religiosos, como la reencarnación y los registros akásicos.

Biografía

Edgar Cayce nació cerca de Hopkinsville, en el Estado de Kentucky, el 18 de marzo de 1877. Según sus biógrafos, al parecer tenía amigos imaginarios que desaparecían con el tiempo. Cuando era niño, Cayce fue golpeado en la cabeza con una pelota de béisbol, por lo que le llevaron al hospital, donde lo declararon muerto, pero en segundos se despertó completamente sano.

En diciembre de 1893 la familia se mudó definitivamente a Hopkinsville, Kentucky, donde sólo estudió hasta la High School. Aunque no dejó la educación por cuestión de falta de recursos, lo hizo para ponerse a trabajar inmediatamente según la costumbre de la época. También se unió a los Disciples of Christ como misionero, enseñando la Biblia los domingos, y contaba a los demás que veía auras y oía voces de gente muerta.

En 1900, Cayce empezó a vender seguros de la compañía Woodman of the World. Sin embargo, perdió completamente la voz por una severa laringitis. Con sus ahorros abrió un estudio fotográfico al volver a Hopkinsville, pues en tal profesión no necesitaba hablar. Para 1901 un hipnotista viajero conocido sólo como Hart "The laugh Man" llegó a Hopkinsville asegurando curar enfermedades con solo hipnosis, y Cayce se sometió al tratamiento frente a una audiencia pero siguió sin recuperar la voz: Otro hipnotista, Al Layne, se ofreció a ayudarlo. Durante el trance, Cayce finalmente habló, pero refiriéndose a sí mismo como "Nosotros". Layne preguntó cuál era el problema de Cayce, la entidad contestó que se debía a una mala circulación de la sangre en la garganta. Layne preguntó si era curable y la entidad dijo que esperara; después la entidad dijo que Cayce estaba curado, finalizando la sesión, que duró 20 minutos en total. Cayce volvió a ser él mismo y continuó hablando normalmente (31 de marzo de 1901). Así se inició una asociación entre ambos para usar la habilidad en ayudar a otros. Cayce recibía cartas de personas que no conocía y en las lecturas recetaba tratamientos a pacientes que podrían estar a miles de kilómetros de distancia ; Cayce no recordaba nada de lo que decía en sus trances y dependía de transcripciones por parte de los testigos . El caso más espectacular fue con Aime Dietrich, una niña de cinco años en estado de coma y que sufría convulsiones. Cayce en su lectura aseguró que la niña había caído de un carruaje, lastimándose la columna, lesión por donde entraron bacterias. Recomendó masajes en la espalda. En otra lectura dijo que los masajes se hicieron de forma incorrecta, dando más instrucciones; a los pocos días Aime estaba curada completamente.

El 17 de junio de 1903, se casó con Gertrude Evans, con quien tuvo su primer hijo en 1907. El segundo nació en 1911, pero murió a los pocos días.

De 1912 a 1925

Cayce viajó a Texas, donde hizo lecturas buscando petróleo , ordenó la construcción de un pozo en uno de los lugares señalados, pero por falta de financiamiento no se extrajo el petróleo; las lecturas aseguraron que fue un castigo por usar su habilidad buscando lucro. Volvió a Hopkinsville, donde desarrolló "Pit", un juego de cartas sobre bolsa de valores. En 1923, Arthur Lammers, impresor de Pit en Dayton (Ohio), contactó a Cayce solicitando una lectura para sí mismo. Cayce aceptó y Lammers aprovechó para preguntar sobre la reencarnación y la vida después de la muerte. Cayce, enojado por esto, enunció una reglas para prohibir toda lectura sobre estos temas y llevar registros detallados de las sesiones .

En 1925, durante una sesión, la entidad exigió a Cayce  que se mudara a Virginia Beach, Virginia, y abriera un hospital, asegurando que la arena de ese lugar tenía propiedades curativas.

De 1925 a 1945: Virginia Beach

Cayce recibió financiamiento de Morton Blumenthall, un corredor de bolsa de Nueva York, para abrir The Cayce Hospital, donde diagnosticaba las enfermedades y prescribía diversos métodos de tratamiento, desde una modificación del régimen alimenticio hasta una intervención quirúrgica. Los temas de las lecturas, además de medicina, también eran sobre ocultismo y esotéricos, En esta época perfecciona su método del "Profeta Durmiente": Cayce se dormía en segundos, y una secretaria transcribía todo lo que decía además de grabar la sesión con un gramófono; estaba limitado a hacer seis lecturas por día por orden de las Voces. En 1929 Blumenthall solicitó una lectura sobre la bolsa de valores, donde Cayce respondió que la bolsa colapsaría y era demasiado tarde para hacer algo; lo cual efectivamente ocurrió, y sin la financiación de Blumenthall el hospital cerró.

En los años 30 Cayce se retiró de la vida pública, enfocándose en los Study Groups, los cuales discutían temas esotéricos como karma, astrología y vidas pasadas, rompiendo su antigua limitación de tratar estos temas. Aquí desarrolló el concepto de los registros akásicos cuando le preguntaron de dónde salía todo el conocimiento de las lecturas: "especie de almacén de todo lo que ha acontecido desde el inicio de los tiempos registrado en el éter. Allí está todo lo que ha acontecido desde el inicio de los tiempos y todos los conocimientos del universo."

En 1943 volvió a ganar notoriedad al dar una entrevista para la revista Coronet, Miracle Man of Virginia Beach, cuando fue contratado por el gobierno estadounidense para localizar a soldados desaparecidos en acción, ubicándolos con exactitud en todos los casos , además de rebasar el límite de seis sesiones por día establecido en los años 20. Cayce falleció el 3 de enero de 1945 y está enterrado en el Riveside Cementery en Hopkinsville, Kentucky.

Importancia

Egdar Cayce fue uno de los psíquicos más célebres de Estados Unidos, ya que se supone que poseía facultades de clarividencia y percepción extrasensorial. Entraba en estado de trance hipnótico durante sus llamadas «lecturas»  (readings) y respondía a las preguntas de un individuo. Estas lecturas mencionaban, al principio, la salud física del individuo. Fue un gran investigador de la reencarnación por medio de «regresiones» a vidas pasadas. Mucha gente lo visitaba para buscar ayuda a sus males y dolencias. La ARE (Asociación para Investigación e Iluminación) conserva actualmente todas las lecturas, unas 14.000, de las que 8.500 se dedican a temas de salud. Se venden en formato electrónico.

Aunque Cayce consideraba más importante su dedicación al trabajo social (la mayoría de sus «lecturas» las realizó para personas que estaban enfermas) o a la teología cristiana (Cayce fue toda su vida un miembro de la iglesia protestante «Discípulos del Cristo»). Se ganaba la vida con su trabajo fotográfico, pero recibía también modestas donaciones que lo ayudaban, ya que no cobraba nada por sus tratamientos y consultas. Sus procedimientos eran múltiples: medicinasmasajeshidroterapiaejercicioshierbas y remedios naturales. Veía las causas de la enfermedad que a veces se remontaban a anteriores encarnaciones distantes y enseñaba cómo disolver los karmas pendientes.

Según el escritor francés Louis Pauwels, que narra la historia de este personaje en su libro El retorno de los brujos (Le Matin des Magiciens, 1960, librairie Gallimard), Cayce era un hombre muy sencillo, con poca formación cultural, que cuando dormía era capaz de recetar la solución médica de cualquier enfermedad, desde que a la edad de cinco años cayera en coma a causa de un pelotazo del que parecía que no sobreviviría, siendo víctima de una enfermedad incurable que no quiso revelar a nadie.

Referencias

  1.  Schumacher, E. F. (2019). Una guía para los perplejos. Atalanta. p. 147. ISBN 9788494905469.
  2.  Randi, James (1980). Fraudes paranormales. Tikal.

miércoles, 18 de junio de 2025

La magia de las estatuas vivas

 

Esta entrada recoge los extractos dedicados a la tradición egipcia del libro «Las estatuas vivas. Ensayo sobre arte y simbolismo» de R. Arola, y que se refieren al simbolismo de las estatuas que hablan.

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Desde la más remota antigüedad y de un confín al otro de la tierra, los hombres han creído en la existencia de cabezas o estatuas encantadas dotadas de la facultad de hablar de modo divino. Infinitas leyendas de estatuas animadas se acumulan en el imaginario de todas las civilizaciones. Tanto en la China como en la India se tienen noticias de muñecos articulados anteriores al siglo VI a C. que cumplían funciones sagradas. En la misma época aparecen ejemplos de estatuas parlantes de mandíbula móvil en Egipto. También deberían mencionarse los sacrificios practicados entre los pueblos llamados primitivos para vivificar a sus ídolos. En la edad media europea los ejemplos se multiplican, como el misterioso Baphomet de los templarios, o la cabeza parlante que supuestamente poseyó Gerbert d’Aurillac y que le ayudó a convertirse en el Papa Silvestre II. Según la tradición, esta cabeza fue heredada por Roger Bacon, quien a su vez la legó a Alberto Magno. Ya en la Edad moderna, no debe olvidarse la cabeza encantada que don Quijote halló en Barcelona. Los ejemplos son infinitos, pero nos centraremos en la tradición egipcia

Desde la más remota antigüedad y de un confín al otro de la tierra, los hombres han creído en la existencia de cabezas o estatuas encantadas dotadas de la facultad de hablar de modo divino

Con sus propuestas artísticas, los artesanos egipcios de la época de los faraones sentaron las bases de lo que sería el arte de realizar estatuas animadas capaces de emitir oráculos, la magia era su herramienta más importante. Tradicionalmente, Egipto ha sido considerado la cuna de la magia y su cultura es muy rica en ejemplos al respecto. De entre ellos nos gustaría destacar los que se refieren a la estatua de Osiris, el único dios que experimentó la muerte. Según la leyenda, Osiris fue un rey que murió a manos de su hermano Tifón, quien envidiaba su trono. Este personaje encerró a Osiris en un sarcófago, hecho a su exacta medida, durante una fiesta celebrada en su honor. Posteriormente su cuerpo fue descuartizado por los camaradas de Tifón, pero Isis, su hermana y esposa, lo reconstruyó pieza a pieza y después de llorar sobre él, Osiris resucitó.

El mito de Osiris representa el sentido más profundo de las estatuas vivas, pues su imagen, reconstruida por Isis, simboliza al hombre resucitado, es decir, aquel que ha conocido la muerte y la ha vencido, adquiriendo la vida eterna. Los grandes misterios de Egipto estaban centrados en la muerte y la resurrección de Osiris, como los del cristianismo se basan en la muerte y resurrección de Jesucristo. Así pues, las estatuas vivas relacionadas con el mito de Osiris nos conducen directamente al núcleo más interior de su significado.

El mito de Osiris representa el sentido más profundo de las estatuas vivas pues su imagen, reconstruida por Isis, simboliza al hombre resucitado.

Osiris


Estatua de Osiris sentado, circa 664 – 332 aC, Bronce con incrustaciones de oro. Museo del Louvre.

El dios Thoth, al que los griegos identificaban con Hermes y los romanos con Mercurio, llamado, así mismo, Trismegisto por tener la triple sabiduría, fue el mítico inventor de la escritura, la agricultura y las artes, lo que le lleva a ser considerado también el creador de las estatuas vivas y el conocedor de los secretos de su resurrección de Osiris. Precisamente, un texto de Hermes Trismegisto constituye la base para comprender el sentido tradicional de las estatuas osiríacas fabricadas por los sacerdotes egipcios; dice así:

–Respecto al tema del parentesco y la asociación que une a hombres y dioses, conoce pues, oh Asclepio, el poder y la fuerza del hombre. Igual que el Señor y Padre o, para darle su nombre más alto, Dios, es el creador de los dioses del cielo, así el hombre es el autor de los dioses que residen en los templos y se satisfacen con la vecindad humana: [el hombre] no sólo recibe la luz, sino que a su vez la da, no sólo progresa hacia Dios, sino que crea dioses. ¿Te admiras, Asclepio, o también tú estás falto de fe como la mayoría?

 –Estoy confundido, oh Trismegisto; pero me rindo de buen grado a tus argumentos, y tengo al hombre por infinitamente dichoso, puesto que ha obtenido una tal felicidad.

–Cierto, merece que se le admire, aquel que es el más grande de todos los seres. Es una creencia universal que la raza de los dioses ha surgido de la parte más pura de la naturaleza y que sus signos visibles no son, por así decirlo, más que cabeza, en lugar y sitio del cuerpo entero. Pero las imágenes de los dioses que modela el hombre han sido formadas de dos naturalezas, de la divina que es más pura, infinitamente más divina, y de la que se halla más acá del hombre, quiero decir de la materia con que lo han fabricado; además sus figuras no se limitan tan sólo a la cabeza, sino que poseen un cuerpo entero con todos sus miembros. Así, la humanidad, que siempre recuerda su naturaleza y su origen, lleva la imitación de la divinidad hasta el punto que, al igual que el Padre y Señor ha dotado a los dioses de eternidad para que le fuesen semejantes, así el hombre modela sus propios dioses a semejanza de su imagen.

–¿Te refieres a las estatuas, oh Trismegisto?

–Sí, las estatuas, Asclepio. ¡Mira cómo tú mismo careces de fe! Son estatuas provistas de alma, sentido, llenas de espíritu, y que realizan una infinidad de maravillas; estatuas que conocen el porvenir y lo predicen por sortilegios, inspiración profética, sueños u otros métodos; que envían a los hombres las enfermedades y los curan, que otorgan, según nuestros méritos, el dolor y la alegría.[1]

Un ejemplo ilustrativo de la resurrección de Osiris se encuentra en una ceremonia que se realizaba el día trigésimo del mes de koiak, aproximadamente el 25 de diciembre según el calendario alejandrino. Durante dicha fiesta se levantaba una columna antropomórfica, llamada djed, que simbolizaba al propio Osiris. El acto festivo consistía precisamente en el levantamiento de esta columna, que, como el muerto Osiris, primero yacía en el suelo. Una vez puesta en pie, se celebraba el acontecimiento con gran júbilo.

Durante dicha fiesta se levantaba una columna antropomórfica, llamada djed, que simbolizaba al propio Osiris.

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En realidad, la columna simbolizaba la espina dorsal de Osiris, que para los egipcios tenía un carácter sagrado, tanto que incluso llegaba a reemplazar al cuerpo del dios. Se la consideraba la sede de la inmortalidad y por eso la llamaban djed, que significa ‘estabilidad’. Según S. Mayassis, este simbolismo se relacionaba con: «la existencia del fuego vital que reside en la espina dorsal».[2]

El primer significado de la palabra djed corresponde al sentido propio de la palabra latina statua, que quiere lo mismo y que deriva del verbo stare, que significa ‘estar en pie’. En definitiva, una estatua es aquello estable, que está en pie. En ambos casos se trata de simbolizar la estabilidad perfecta del mundo incorruptible en el que la muerte no tiene cabida. El significado profundo del arte estatuario se funde aquí con el propio devenir mítico del hombre, puesto que la estatua representa su cuerpo imperecedero.

El significado profundo del arte estatuario se funde aquí con el propio devenir mítico del hombre, puesto que la estatua representa su cuerpo imperecedero.

En las paredes de una cámara dedicada a Osiris en el gran templo de Isis, en la isla de Filae, se muestra la resurrección del dios, relacionándola con el crecimiento de los vegetales. Osiris es la luz del sol, escondida y sepultada en la tierra, que retorna hacia su origen siguiendo el mismo proceso del grano cuando germina.

Así se entiende que en el festival de la siembra, también en el mes de koiak, los sacerdotes enterrasen representaciones de Osiris de llenas de mantillo y grano. Al desenterrarlas al cabo de un año, las semillas habían germinado en el interior de la imagen de Osiris, apareciendo dicha germinación como un presagio o, mejor aún, como la causa del crecimiento de las cosechas.

El grano-dios, o la semilla osiríaca, es el sol sembrado en la tierra. El cuerpo del hombre es el recipiente que contiene este sol sembrado. He aquí el simbolismo básico de las estatuas, pues ellas son envoltorios inertes de algo vivo. En su interior están dispuestas las semillas que germinarán, la estatua sólo es el recipiente. El grano está encerrado dentro de una imagen, como la semilla divina dentro de un hombre, pero no comparten el mismo destino. La semilla debe morir para que la estatua viva renazca. Jesucristo hablando a unos griegos –quienes conocían los ritos de Deméter en Eleusis– les dijo: «En verdad os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda, más si muriere muchos frutos lleva» (Juan 12, 24).

El grano-dios, o la semilla osiríaca, es el sol sembrado en la tierra. El cuerpo del hombre es el recipiente que contiene este sol sembrado.

Cuando la semilla sepultada, u Osiris, se despiertan de nuevo a la vida por medio del agua celeste, representada por lágrimas de Isis, la semilla germina, el cuerpo se endereza y aparece la palabra. El lenguaje del hombre caído no es sino una parodia del lenguaje sagrado pues, si bien utiliza vocablos, en ningún caso puede crear por medio de ellos. El hombre de este mundo denomina las cosas, pero no es capaz de darles forma, carece de la magia de la palabra.

Como hemos apuntado, Hermes Trismegisto fue el inventor de la escritura por lo que Jámblico le dio el epíteto de «señor de la palabra».[3] Para los egipcios, Hermes era el mensajero de Ra, quien representaba el pensamiento primero y la mente creadora. La palabra es la expresión del verbo mental y original de Ra.

San Agustín, recogiendo la sabiduría clásica, delimitó perfectamente la identidad entre Hermes y la palabra. En su explicación analiza la etimología de Mercurio (Hermes), considerado no como dios, sino como la palabra misma, y escribe: «Se dice llamado Mercurio porque ‘corre en medio’ (medius currens), al igual que la palabra corre en medio de los hombres. Por esta razón en griego se llama Hermes, porque la palabra, o la interpretación que se hace de la misma, se dice hermeneia […]. Se llama mensajero, porque mediante las palabras se expresan los pensamientos».[4]

«Se dice llamado Mercurio porque ‘corre en medio’ (medius currens), al igual que la palabra corre en medio de los hombres…»

Recordemos que la resurrección de Osiris se representaba por medio del enderezamiento del djed, que simbolizaba la espina dorsal, es decir, el «medio» del hombre. Por eso la palabra, es decir, Mercurio o Hermes, es el que «corre en medio» del hombre, por la espina dorsal.

Esta afirmación expresa uno de los puntos básicos del hermetismo pues ya Horapolo en su Hieroglyphica, al referirse al iniciado explicaba: «Si quieres expresar «hombre iniciado en los misterios», pinta una cigarra. Pues ésta no habla por la boca, sino que emitiendo su sonido a través del espinazo, entona un bello canto».[5]

La palabra del iniciado en los secretos de Hermes nace de  en «medio» de él, de aquí el significado de unas estatuas con capacidad de hablar. Las estatuas son un símbolo de la columna vertebral enderezada, «están de pie», como el djed al que antes nos hemos referido, son la representación de Osiris resucitado. El muerto Osiris representa la palabra perdida que debemos encontrar, entonces se convertirá en el oráculo, la palabra viva, la auténtica estatua animada.

La palabra del iniciado en los secretos de Hermes nace de  en «medio» de él, de aquí el significado de unas estatuas con capacidad de hablar. Las estatuas son un símbolo de la columna vertebral enderezada,

Para terminar apuntemos que el misterio de la muerte y resurrección de Osiris no sería posible sin la intervención de Isis, la esposa, hermana y madre de Osiris que representa la vida del cielo que concurre a ayudar al dios muerto. Sin ella, sin el agua de la gracia, no es posible renacer como la estatua viva y eterna, imagen del hombre nuevo. Del hombre-dios. Por eso a Osiris a veces se le representa bajo la forma de un djed y a Isis bajo la de la cruz ansada o ankh, el símbolo de la vida pura.

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NOTAS

[1] Obras Completas de Hermes Trismegisto (“Asclepio” § 23-24) ed. Muñoz Moya y Montraveta, Barcelona, 1987,  t. ii, pp. 57 y ss.

[2] Le Livre des morts de l’Égypte ancienne est un livre d’initiation, B.A.O.A., Atenas, 1955; pp. 313 y ss.

[3] Citado por A. J. Festugière, en La révélation d’Hèrmès Trismégiste, ed. Belles Lettres, París, 1950, vol. I, p. 73.

[4] San Agustín, «La Ciudad de Dios» en Obras de San Agustín, Madrid, 1964; t. xvi, p. 372.

[5] Hieroglyphica (jeroglífico núm. 55), ed. Akal, Madrid, 1991,  p. 413.

sábado, 24 de mayo de 2025

tumba del duque de new castle 1755

tumba del duque de new castle 1755


Pensamiento simbólico

 

Pensamiento simbólico


El pensamiento simbólico es la capacidad de representar mentalmente el entorno de acuerdo con la experiencia, las asociaciones mentales de recompensa o castigo del comportamiento.

Pensamiento simbólico en la prehistoria

Hasta finales del siglo XX se le atribuía esta capacidad en exclusiva al Homo sapiens,[1]​ aunque hay autores que también lo atribuyen a otras especies del género, tales como neandertales y pre neandertales.[2]

Homo sapiens

Ejemplos del pensamiento simbólico del sapiens son las pinturas en cavernas de Europa desde hace más de 32 000 años, pero también el uso de ocre desde hace unos 100 000 años encontrado en la cueva Blombos en Cape Coast, 300 km al este de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), este hecho muestra un modo sistemático para obtener pigmentos, pues reunir todos los elementos necesarios para una preparación de este tipo, es indicativo de un elevado nivel de pensamiento, que se puede llamar pensamiento simbólico. «La capacidad de tener estos pensamientos es considerado un gran paso en la evolución humana, precisamente lo que nos diferenció del mundo animal».[3]

Homo neanderthalensis

La mente simbólica de los neandertales parece un hecho claro debido a hechos como los enterramientos, los grabados y a un, muy probable, uso del lenguaje.[2]

En la cueva Antón y en la cueva de los Aviones se han encontrado restos de conchas marinas perforadas y teñidas con ocre, traídas desde kilómetros de distancia.[4]​ También se ha encontrado industria lítica.[5]​ Debido a estos descrubrimientos, y similares de otros yacimientos, se ha planteado la existencia de un pensamiento simbólico por parte de la especie Homo neanderthalensis.[6]

Réplica del collar neandertal de la cueva de Renne.

En la cueva de Renne (Francia) se encontraron restos de neandertales y un collar realizado con dientes y huesos de zorro perforados que, en un principio fueron datados en 34 000 años, esto hizo que las opiniones de existencia de pensamiento simbólico se dividiesen en los que creían que sería un objeto «prestado» de los sapiens coetáneos y los que pensaban que eran plenamente neandertales. Cincuenta años después se pudieron hacer nuevas estimaciones y se ofreció como nueva fecha de los fósiles y los objetos asociados los 42 000 años. Así no cabría duda del origen neandertal del collar.[7][8]

Homo heilderbengensis

Bifaz encontrado en la Sima de los Huesos de Atapuerca, conocido como Excalibur y atribuido a H. heidelbergensis.

En la Sima de los Huesos de Atapuerca se encontró en 1998 un bifaz de cuarcita roja que según los autores del descubrimiento podría ser un «objeto simbólico», lo que conferiría a Homo heidelbergensis pensamiento simbólico, en este caso relacionado con la muerte.[9]

Véase también

Notas y referencias

  1.  Valdivia, 2014.
  2. ↑ Saltar a:a b La mente simbólica de los neandertales (La 8 Burgos). Burgos. 2014. Consultado el 1 de abril de 2018.
  3.  Jonathan Amos (14 de octubre de 2011). «Un taller de pintura de hace 100.000 años»BBC. Consultado el 31 de marzo de 2017.
  4.  Zilhão, J., Angelucci, D. E., Badal-García, E., d?Errico, F., Daniel, F., Dayet, L., Douka, K., Higham, T. F. G., Martínez-Sánchez, M. J., Montes-Bernárdez, R., Murcia-Mascarós, S., Pérez-Sirvent, C., Roldán-García, C., Vanhaeren, M., Villaverde, V., Wood, R., y Zapata J. (2010). «Symbolic Use of Marine Shells and Mineral Pigments by Iberian Neandertals»Proceedings of the National Academy of Sciences USA (en inglés) 107: 1023-1028. doi:10.1073/pnas.0914088107Resumen divulgativo.
  5.  «Yacimientos de Mula: Prehistoria: Industria lítica»Región de Murcia Digital. Consultado el 6 de octubre de 2013.
  6.  Universidad de Murcia«Reportajes:Tres investigadoras de la UM participan en un estudio que asemeja la capacidad intelectual de los Neandertales con los primeros humanos»occprinum. Archivado desde el original el 4 de marzo de 2016. Consultado el 31 de marzo de 2017.
  7.  Malén Ruiz de Elvira (4 de octubre de 2016). «Los neandertales ya llevaban joyas»Público. Consultado el 31 de marzo de 2018.
  8.  Palaeoproteomic evidence identifies archaic hominins associated with the Châtelperronian at the Grotte du Renne
  9.  Arsuaga y Martínez, 2004, p. 112.

Bibliografía

Bibliografía adicional