miércoles, 1 de octubre de 2025

El laberinto de Chartres

El laberinto de Chartres
















El laberinto de Chartres





Escritor e Historiador
Publicado el 26 de junio de 2024



El laberinto de Chartres, tiene 12,89 metros de diámetro y propone un recorrido de 261,5 metros. Es un laberinto univiario, de modo que no hay posibilidad alguna de perderse y quien lo recorre está abocado a llegar a su centro. Originariamente, en su centro había una losa que representaba a Teseo y el Minotauro. Hoy, esa losa ya no existe, pero el laberinto de Chartres sigue desafiando a quienes intentan interpretarlo. Es, posiblemente, el más emblemático ejemplo de este tipo de decoración de las catedrales góticas.

El laberinto de Chartres, con su impresionante diámetro de 12,89 metros, no es solo una maravilla arquitectónica, sino también un viaje simbólico de 261,5 metros que refleja un camino espiritual. Este diseño univiario asegura que los peregrinos que lo recorren no puedan perderse, guiándolos inevitablemente hacia el centro. En la época medieval, el centro del laberinto estaba marcado por una losa que representaba el mito griego de Teseo y el Minotauro, simbolizando la lucha entre el bien y el mal, y la búsqueda del alma por la redención.





Aunque la losa ya no existe, el significado del laberinto permanece. Los visitantes modernos aún sienten la antigua energía y el enigma que envuelve a este camino. El laberinto de Chartres no solo es una pieza decorativa, sino una herramienta de meditación, un espacio donde se puede reflexionar sobre la vida y la espiritualidad. Su diseño refleja una profunda comprensión de la geometría sagrada y la cosmología medieval, ofreciendo un viaje tanto físico como metafórico hacia el autoconocimiento y la conexión divina.

A lo largo de los siglos, este laberinto ha sido un punto focal para aquellos que buscan una experiencia espiritual profunda. Es un recordatorio de la era en que las catedrales no solo servían como lugares de culto, sino también como centros de enseñanza y símbolos de la complejidad y belleza del cosmos. El laberinto de Chartres es, sin duda, el más emblemático ejemplo de este tipo de decoración en las catedrales góticas, un testimonio duradero del ingenio y la devoción de sus creadores.

En mi ensayo «Los Templarios y el Secreto de las Catedrales», argumento que la presencia de estos laberintos en las catedrales góticas, y en particular el de Chartres, puede estar relacionada con la filosofía y el conocimiento esotérico de los Templarios. Los Templarios, con su vasto conocimiento adquirido durante las Cruzadas y su conexión con antiguas tradiciones místicas, habrían visto en estos laberintos no solo una decoración, sino una representación del viaje espiritual del hombre hacia la iluminación.

Hoy en día, sigue siendo un desafío para los estudiosos e historiadores que intentan desentrañar sus secretos y significados ocultos. Cada visitante que camina sus senderos se une a una tradición milenaria de búsqueda de conocimiento y unión con lo trascendental. El laberinto de Chartres continúa siendo una fuente de inspiración, invitando a todos a explorar los misterios del alma y del universo.

Para aquellos interesados en profundizar en la fascinante conexión entre los Templarios y las catedrales góticas, les invito a descubrir más en mi libro «Los Templarios y el Secreto de las Catedrales«. Ahí, desentraño los misterios y secretos que estas majestuosas estructuras esconden, revelando una rica historia de fe, simbolismo y conocimiento oculto.







Nacido en Santander. Es licenciado en Historia. Ha sido asesor del Consejo de RTVE en Cantabria. Autor de treinta libros sobre enigmas históricos.

Catedral de Chartres




Catedral de Chartres








Localización
País Francia
División Chartres
Dirección Chartres, Centro-Val de Loira
Coordenadas 48°26′52″N 1°29′16″E
Información religiosa
Culto catolicismo
Diócesis diócesis de Chartres
Propietario Estado francés
Uso Templo de la Razón
Advocación Virgen María
Historia del edificio
Fundación 1145
Construcción 1194-1220
1506-1513 (aguja)
Arquitecto Master of Chartres
Consagración al culto 1260
Datos arquitectónicos
Tipo catedral
Estilo gótico clásico
Superficie 1,06 hectáreas y 62,43 hectáreas
Año de inscripción 1862 y 1979
Longitud 130 metros
Anchura 16,4 metros
Altura 113 metros
Planta del edificio



Mapa de localización




Ubicación en Centro-Valle de Loira

La catedral de Chartres (también, catedral de la Asunción de Nuestra Señora) (en francés, Cathédrale de l'Assomption de Notre-Dame) es una iglesia catedral de culto católico bajo la advocación de santa María (Nuestra Señora) en la ciudad de Chartres, en el departamento francés de Eure y Loir, unos 80 kilómetros al sudoeste de París. Asimismo, es la sede de la diócesis de Chartres, en la Archidiócesis de Tours.[cita requerida]

Esta catedral, iniciada en 1194, marcó un hito y desarrolló una fase de plenitud en el dominio de la técnica y el estilo gótico, y estableció un equilibrio entre ambos. Es sumamente influyente en muchas construcciones posteriores que se basaron en su estilo y sus numerosas innovaciones, como las catedrales de Reims y de Amiens, a las que sirvió de modelo directo.[cita requerida] El historiador medievalista José Luis Corral la ha calificado como «el ejemplo más preciso y más precioso de la arquitectura gótica».[1]

En 1979, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.[cita requerida]

HistoriaAlzado de la fachada principal

Antecedentes

Existe una leyenda que narra la elección del emplazamiento de Nuestra Señora de Chartres como de origen divino y mariano, muy probablemente forjada en el siglo XIV[Nota 1]​ por los cánones de la catedral.[2]

Hacia 1420, el predicador Jean de Gerson se basó tal vez en esta leyenda para evocar una antigua gruta ocupada por druidas carnutes (pueblo del que deriva el nombre de la ciudad) cien años antes de la era cristiana. Según él, esta gruta estaría dedicada a "la Virgen que debe dar a luz", una estatua de la diosa madre druídica, y habría servido de santuario a los primeros cristianos en época romana (puesto que la estatua portaba la inscripción de "Virgini partituriae"[Nota 2]​). Este mito sobre los druidas comienza a constituirse en una corriente más amplia que hace abandonar la anterior leyenda del origen troyano de los pueblos francos, para volver a una tradición gala.[3]​ El mito se popularizó en el siglo XVII, gracias al abogado al Parlamento de París, Sébastien Rouillard,[4]​ quien fue peregrino al santuario de Chartres en 1608, y se desarrolló durante siglos a partir de compilaciones.

A pesar de todo, el mito del origen druídico del santuario ha ido integrándose progresivamente en la historiografía religiosa local, hasta llegar a parecer una verdad histórica.[5]​ La estatua identificada en la leyenda como "la Virgen que debe dar a luz" es sin embargo una estatua de la Virgen María de origen románico (datada del siglo XII)[6]​ (es a partir de este siglo cuando resurgió esta devoción en la iglesia cristiana occidental).

Según otras tradiciones tardías y legendarias que querían probar la anterioridad de la cristianización de Chartres sobre la de Sens y la anterioridad de una sede episcopal en relación con la otra,[7]​ la construcción de la primera iglesia habría tenido lugar hacia el año 350. Llamada «catedral de Aventin», por el nombre del primer obispo de la ciudad, Aventin de Chartres que viviría hacia 350, habría sido probablemente construida a principios del siglo VI.[8]​ La catedral original aún no estaría vinculada a un culto mariano, sino al de unos mártires locales (santos Piat, Cheron, Modesta y Potentianus) conocidos popularmente como los "Saints Forts". Estos mártires habrían sido arrojados a un pozo (el "Puits des Saints-Forts"). El pozo, probablemente de época galo-romana, estaba excavado en el interior de la muralla del oppidum carnute de Autricum, y pasaría más tarde a estar integrado en el edificio de la catedral (en la cripta).[9]

La primera iglesia de que se tiene constancia se construyó alrededor del año 360. Esta desapareció en un incendio hacia 740 o 750 durante el saqueo de los visigodos de Hunaldo, duque de Aquitania. Una segunda catedral es destruida por los piratas normandos al mando del caudillo Hastein el 12 de junio de 858. El obispo Gisleberto reconstruyó y amplió esta iglesia. De esta queda una capilla que forma parte de la actual cripta. En esta época es cuando la catedral recibe la reliquia de la virgen, que aumentó la importancia del lugar.

La ciudad de Chartres fue un centro de culto mariano y peregrinación debido a la presencia en su catedral de la llamada Sancta Camisia, una reliquia traída desde Tierra Santa y cedida a la catedral por el rey Carlos el Calvo en 876, y que supuestamente es una prenda de la Virgen María (antiguamente se creía que era la túnica, pero en realidad correspondía al velo).[10]​ Por este motivo, gozaba de un próspero comercio centrado en las ferias que se celebraban en las cuatro grandes festividades marianas del año: la Purificación (2 de febrero), la Anunciación (25 de marzo), la Asunción (15 de agosto) y la Navidad (25 de diciembre).

El 5 de agosto de 962, la iglesia de Gisleberto vuelve a ser destruida durante la guerra que enfrentó a Ricardo I, duque de Normandía con Teobaldo I de Blois, conde de Chartres. Se reconstruye parcialmente. En 1020 otro incendio destruye la catedral, tras lo cual el obispo Fulberto de Chartres inicia la construcción de la cripta de una nueva catedral románica.

Esta catedral fue construida rápidamente debido a una explosión de fervor religioso que motivó a cientos de penitentes a la construcción acarreando espontáneamente provisiones y materiales de construcción hasta las obras. Fulberto muere en abril de 1029, le sucede Geoffroy de Lèves quien consagra la catedral dos años más tarde y en 1037 se concluyen las obras.

El edificio que construyó el obispo Fulberto era una gran catedral en estilo románico que contaba con una enorme cripta que albergaba la famosa reliquia. Sobrevivió a un incendio en 1134.

Alrededor del año 1150 se instalaron las vidrieras de la ventana de la Virgen Azul, la ventana de Jesé y la ventana de la Vida de Cristo.

Construcción (1194-1220)

En 1194 otro gran incendio devastó gran parte de la ciudad de Chartres, incluida casi la totalidad de la antigua catedral románica. Del fuego de la noche del 10 de junio de 1194, causado por un rayo, sólo se salvaron la cripta y, en la fachada occidental, la torre sur y la base de la norte, los tres portales y los ventanales que hay encima. Al principio se tuvo el incendio como un castigo divino, pero al aparecer intacta en la cripta la prenda de la Virgen se pensó que era un signo para que se reconstruyera la catedral dándole un nuevo esplendor. A esto ayudó la presencia casual en la ciudad de un cardenal enviado por la Santa Sede que certificó el hecho de la salvación de la reliquia como milagroso. La reconstrucción fue generosamente financiada tanto por los Capetos, dinastía tradicionalmente vinculada a Chartres, como por el cabildo y los gremios locales.

En 1194 se empezó el proyecto de reconstrucción para reemplazar la antigua catedral con el innovador estilo con el que fue construida, y que significaría para muchos historiadores el comienzo del desarrollo y difusión del gótico clásico. Rápidamente se acometieron las obras de reconstrucción. Hacia 1220 el cuerpo principal estaba concluido, en un plazo de sólo unos 26 años, tiempo notablemente corto para una obra de estas características. Se empleó piedra local de unas canteras situadas a unos 8 km. Conserva del edificio anterior la cripta y la fachada oeste con el Pórtico Real. Fue consagrada solemnemente el 24 de octubre de 1260 en presencia del rey Luis IX el Santo.

Edad Media

En la Edad Media la catedral funcionó como escuela, ya que Carlomagno había ordenado en el siglo IX que las catedrales y monasterios mantuvieran escuelas. Chartres obtuvo considerable fama por el estudio de la lógica, materia en la que para muchos rivalizaba con París. El escritor y filósofo inglés Juan de Salisbury recibió parte de su formación en Chartres.

Edad Contemporánea

A diferencia de otros monumentos franceses el edificio no sufrió daños durante la Revolución francesa; pese a que el comité revolucionario había decidido su demolición el encargado de llevarla a cabo, un arquitecto local, la desaconsejó alegando que los escombros resultantes cegarían las calles circundantes.

Las restauraciones sucesivas también respetaron su diseño original, gracias a lo cual el edificio ha llegado a nuestra época en un estado de conservación muy superior a la mayoría de construcciones francesas de la época.

El 4 de junio de 1836 un incendio destruyó las cerchas de la techumbre de castaño danés. El arquitecto Edouard Baron la sustituyó por una estructura de hierro fundido cubierta por láminas de cobre, imitando la técnica usada en la catedral de Maguncia.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) los vitrales fueron desmontados y ocultados para evitar daños por parte de los bombardeos alemanes. Tras la ocupación los alemanes usaron la catedral como club social. El 16 de agosto de 1944, durante la intervención de las tropas norteamericanas en Chartres, la catedral fue salvada de la destrucción gracias al coronel americano Welborn Griffith (1901-1944), que cuestionó la orden que le dieron de destruir la catedral; esta orden se debió a que sus superiores creían que podía haber alemanes en su interior, pero él se ofreció voluntario para ir a comprobar si había soldados alemanes dentro, y acompañado por uno de sus hombres, pudo ver que la catedral estaba vacía, entonces hizo que sonaran las campanas de la catedral como una señal para que los americanos no dispararan, la orden de destrucción fue desconvocada. Notre-Dame de Chartres se había salvado. El Coronel Griffith murió en acción de combate ese mismo día cerca de Chartres, en la ciudad de Lèves. Fue condecorado a título póstumo con la Cruz de Guerra 1939-1945 Croix de Guerre avec Palme, la Legión de Honor y la Orden Nacional del Mérito del gobierno francés y la Cruz de Servicios Distinguidos del gobierno estadounidense.[11][12]

DescripciónNave principal y el triforio.

El edificio es de planta cruciforme con el cuerpo principal de 28 metros, organizado en tres naves. La cabecera, situada al este tiene un deambulatorio radial con cinco capillas semicirculares. La bóveda central tiene 36 m de altura, la más alta hasta la fecha cuando fue construida. Esta es cuatripartita y está soportada por arbotantes en el exterior.

La organización en tres naves es sumamente original para la época, con la central mucho más alta que las laterales. Esta dificultad constructiva se solía solventar levantando sobre las naves laterales una amplia tribuna cuya cubierta compensaba el peso de la bóveda central reforzando la estructura, como sucede en las catedrales de Laon o París. En Chartres se suprime la tribuna quedando solamente tres niveles en el alzado de la nave; arcadas, triforio y ventanales.

El Triforio es una pequeña galería que se construía en ocasiones sobre la galería y bajo los ventanales para aprovechar el espacio del tejado sobre la tribuna. En este caso tiene cuatro arcos por sección y es un contrapunto de horizontalidad y oscuridad a las arcadas y ventanales. Estos constan de dos vanos y un rosetón que repite la estructura de la puerta principal y que alberga los famosos vitrales de la catedral de Chartres, uno de los mejores conjuntos de vidrieras medievales que se conservan.

La altura y amplitud de las naves se debe a dos novedades constructivas. La primera fue el abandono de la bóveda sexapartita cuadrangular, que se había usado frecuentemente en el siglo XII en catedrales como la de Laon, en favor de la cuatripartita rectangular. La bóveda sexapartita se basaba en cuatro puntos de apoyo fuertes y dos débiles, lo que provocaba a veces una alternancia en el grosor de los soportes como en Sens y Noyon, si bien en París y Laon estos son uniformes. Los ábacos de los capiteles sostenían los haces de fustes de las columnillas adosadas conectando así los pilares con los nervios, pero esto causaba una excesiva fragmentación que se solucionó en Chartres creando un pilar acantonado consistente en un núcleo cilíndrico central rodeado de cuatro elementos más pequeños que conectan tanto con las cubiertas como con las arcadas que las separan. De ellos el que da a la nave central no tiene capitel sino una cornisa sobre los demás capiteles y que actúa como zócalo del resto de elementos verticales que van a unirse a los arcos y nervios de la bóveda. Con esto se logró una unidad de los complejos soportes sin perjudicar la integridad de cada parte.Grabado de un arbotante de Chartres según el Dictionnaire raisonné de l'architecture française du XIe au XVIe siècle de Eugène Viollet-le-Duc.

La otra novedad es el empleo de un tipo de arbotante totalmente desarrollado. Salvo los superiores, añadidos después de la construcción original, los inferiores son dobles unidos por columnillas radiales. Estos se unen a los contrafuertes externos, muy gruesos en la base y que se complementan con los contrafuertes internos, ocultos bajo el techo de las naves laterales.

Los vitrales de Chartres
Artículo principal: Vitrales de la catedral de Chartres

Las vidrieras medievales de Chartres son célebres por el intenso y bello color azul empleado. Especialmente famoso es la llamada Ventana de la Virgen Azul (Notre Dame de la Belle Verrière), de principios del siglo XIII que representa a la Virgen con el Niño. De los 186 vitrales originales se conservan 152 (aproximadamente un 80 por ciento), ya que en 1753 se sustituyeron algunos de ellos por parte del obispado que pretendía modernizar la catedral.

La fachada occidentalDetalle del Pórtico Real, bordeando la entrada central: reina de Judá (copia[13]​).

La fachada principal es fruto de diversas intervenciones a lo largo del tiempo. Del incendio se salvaron la torre sur y la base de la norte, los tres portales y los ventanales que hay encima.

El maestro de Chartres desmontó el muro superviviente y lo desplazó hacia delante y añadió el gran rosetón y la galería de los reyes sobre este. Al aumentarse la altura de la fachada las dimensiones de la torre sur en proporción al resto de la fachada cambiaron notablemente, por lo que cuando se construyó la torre norte o Clocher Neuf, concluido en el año 1513 para equilibrar la composición impuesta por la primera torre, se estableció con una asimetría que crea un fuerte dinamismo visual. Este se realizó en estilo flamboyant (flamígero francés), en tanto que la torre sur eleva su magnífica flecha, de un solo trazo, directamente hacia el cielo.

El rosetón muestra en sus vitrales a Cristo juez en el Juicio Final rodeado por los cuatro evangelistas y ángeles. En los círculos externos ángeles trompeteros y escenas de resurrección, Infierno y Paraíso.

El Pórtico Real
Artículo principal: Pórtico Real (catedral de Chartres)

El Pórtico Real es anterior a la reconstrucción del edificio en el siglo XIII. Uno de los pocos elementos que sobreviven al gran incendio de 1194, data de los años 1145-1150, construido para la anterior catedral románica. Tiene forma de embudo, lo que posteriormente sería una norma común para las catedrales góticas. El pórtico fue integrado en la nueva catedral construida después del incendio del año 1194.

Habiendo llegado casi intacto a nosotros, forma parte de la fachada occidental, que consta de tres ventanas ricamente decoradas. Esta composición tripartita tiene una clara influencia de fachada armónica de ascendencia anglo-normanda.[14]​ De estructura innovadora, este triple portal con estatuas laterales, con tímpano, dintel y esculturas esculpidas tiene una importante influencia arquitectónica pues fue repetida en numerosas catedrales góticas (Le Mans, Angers, pórticos norte y sur de Bourges, estatuas-columnas de Rochester y Sangüesa).[15]​ Situada como bisagra entre el arte románico y el gótico, probablemente fue realizado por los mismos escultores que el portal de la basílica de San Dionisio. Destaca por la gran calidad de sus esculturas.La fachada occidental (Portail royal)

Abierto al parvis (la amplia plaza frente a la catedral donde se celebraban los mercados), las dos puertas laterales habrían sido el primer punto de entrada para la mayor parte de los visitantes de Chartres, como lo es hoy en día. La puerta central sólo se abre para la entrada de procesiones en las principales festividades, de las cuales la más importante es el Adventus o instalación de un nuevo obispo.[16]​ La apariencia armoniosa de la fachada es resultado, en parte, de las proporciones relativas de los portales central y laterales, cuya anchura guarda la proporción 10:7 – una de las aproximaciones medievales más comunes a la raíz cuadrada de 2.

Además de su función básica de proporcionar una entrada al interior, los pórticos son el lugar principal para las imágenes esculpidas en una catedral gótica y es en esta fachada occidental de Chartres donde esta práctica comenzó a desarrollarse como una summa visual o enciclopedia de conocimiento teológico. Cada uno de los tres portales se centra en un aspecto diferente del papel de Cristo; su encarnación terrenal a la derecha, la segunda llegada a la izquierda y su aspecto eterno en el centro.[17]

Las esculturas y relieves están inspirados en los del pórtico oeste de la basílica de Saint-Denis, que fueron destruidos durante la reforma. Aunque las partes superiores de los tres portales son tratados separadamente, dos elementos escultóricos recorren horizontalmente por la fachada, uniendo sus diferentes partes. Las más vistosas son las esculturas de las jambas, que representan un ciclo narrativo sobre la vida de Cristo y fijadas a las columnas que flanquean las puertas: altas, delgadas, de reyes y reinas de donde deriva el nombre de Portail royal. Casi con seguridad representan a los reyes y las reinas del Antiguo Testamento: otro rasgo iconográfico habitual de los portales góticos. Las figuras son básicamente simbólicas. Muestran una expresión serena, distinta a la severidad habitual en el románico precedente. Las figuras reales tienen una estatura menor, pero aun así casi igual que las figuras bíblicas, simbolizando una relación de parentesco entre la realeza y la divinidad.

En los tres ventanales se muestra la Pasión y Resurrección en la izquierda, la Encarnación en la central y a Jesé padre de David en la derecha.

Las tres entradas vienen precedidas por un tramo de escalera de cinco peldaños y están unificadas por un largo friso intrincadamente tallado que, recorriendo la fachada de capitel en capitel entre las estatuas-columnas y los tímpanos, relata la vida de Cristo con docenas de pequeñas figuras repartidas en treinta y seis escenas.[18]​ Este friso se lee de derecha a izquierda yendo del portal central al nuevo campanario, luego de izquierda a derecha yendo del portal central al campanario antiguo. Tallados en estos capiteles está una larga narración que relata la vida de la Virgen y la vida y pasión e Cristo.[19]

El programa iconográfico combina escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento, asociando así los precursores de la Cristiandad —el pueblo judío– con el cumplimiento de la promesa, formulado según el dogma cristiano. Los tres tímpanos proclaman los misterios de la Fe. Representan respectivamente de izquierda a derecha, según la común interpretación: la Ascensión, la Parusía y la Encarnación.

Portal centralPortal central

El portal central es una representación, más convencional que los laterales, del Juicio Final tal como se describe en el cuarto capítulo del Apocalipsis. En el centro del tímpano está Cristo Pantocrátor enmarcado en una mandorla rodeado por los cuatro símbolos de los evangelistas (el tetramorfos). El friso del dintel representa a los doce apóstoles, así como dos personajes, quizá los profetas Elías y Enoc. Las arquivoltas muestran una compañía celestial que glorifica a Cristo: los ángeles con astrolabios y a los veinticuatro patriarcas del Apocalipsis sosteniendo en sus manos potes de perfume e instrumentos musicales. En la parte superior, dos ángeles sostienen una corona sobre la cabeza de Cristo.

Las estatuas-columnas que sostienen el tímpano representan a David, Salomón, la Reina de Saba, tal vez a Isaías o Ezequiel. La decoración que rodea las estatuas representa los últimos destellos del estilo románico: está compuesto por entrelazados, columnillas y hojas de acanto que reflejan influencias meridionales.

Portal izquierdo

El pórtico izquierdo es más enigmático que el derecho, y los historiadores del arte aún discrepan sobre la identificación correcta. Está dedicado a la ascensión de Cristo (o tal vez su segunda venida). El tímpano muestra a Cristo en una nube sostenido por dos ángeles. Si es una representación de la ascensión de Cristo, las figuras en el lintel inferior, con libros y pergaminos, representarían a los apóstoles como testigos de este acontecimiento. Los que ven en esta escena la parusía o segunda venida de Cristo, esas figuras podrían ser bien los profetas que lo previeron o quizá los «hombres de Galilea» mencionados en Hechos, 1:9-11.[20]​ En el friso superior, el que queda entre Cristo y las diez figuras antedichas, hay cuatro ángeles cantores cuya presencia, descendiendo de una nube y aparentemente gritando a los que quedan debajo, parecería apoyar la segunda interpretación. Las dos arquivoltas muestran los símbolos del zodiaco y labores relativas a los doce meses, temas comunes en el románico francés, una referencia estándar a la naturaleza cíclica que aparece en muchos portales góticos.

Portal derecho

El pórtico derecho muestra la misma estructura. Su tema es la pureza de María y su dignidad como madre de Cristo. En el tímpano figura la Virgen con el niño entronizada entre dos ángeles, en la postura Sedes sapientiae. En el momento de su construcción esta representación era una novedad ya que el tema central había estado siempre dedicado a Cristo. La arquivolta superior muestra la Presentación en el Templo, con la Virgen, Simeón y otras figuras. La arquivolta inferior narra la Anunciación, Visitación, Natividad y Anunciación a los pastores cuidando sus rebaños, algo inusual; mostrar hombres comunes entre las figuras divinas.

Las arquivoltas están decoradas con ángeles la interior y la exterior, como un recordatorio de los gloriosos días de la escuela de Chartres, con las siete artes liberales (y dos símbolos zodiacales que no cupieron en el lado izquierdo) combinadas con autores y filósofos clásicos más relacionadas con ellas.

Los capiteles de esta puerta muestran escenas de la Pasión, la entrada a Jerusalén, la Última Cena, la Sepultura y el Duelo de las mujeres. Es hoy en día la entrada habitual a la catedral, por el lado occidental.

El transepto

El transepto es ancho aunque sobresale poco de la nave principal. La escultura de las dos portadas del transepto, que son triples, se realizaron de manera escalonada entre 1200 y 1245, siendo la más antigua la fachada Norte (1200-1210). Sus fachadas constan de sendos rosetones, el del lado norte describe la glorificación de la Virgen y el del lado sur la glorificación de Jesucristo. Estos se asientan sobre hileras de cinco ventanas sobre tres pórticos, siguiendo las proporciones de la fachada principal y aumentando el efecto de unidad arquitectónica. En un principio se pensó en abrir en ellas simples aberturas pero al final se dotaron de tres profundos pórticos ricamente esculpidos y de dos torres en cada una que quedaron sin concluir. El modelo de rosetones está copiado directamente de Laon pero los pórticos triples son exclusivos de Chartres.

La fachada nortePórtico norte.Detalle del pórtico norte, mostrando a Melquisedec, Abraham, Moisés, Samuel y DavidFachada norte

En el lado norte el pórtico central muestra la Coronación de la Virgen María con figuras de profetas y santos. La Virgen es representada como reina de los Cielos a la derecha de Cristo también coronado como soberanos celestes, inclinando la cabeza, y bendiciendo a María. Esta exaltación mariana viene resaltada por el baldaquino trilobulado y los ángeles que la rodean, que portan incensarios,prestando oración y rodeados por una arquería que simboliza el palacio celeste. Ambas figuras son de igual tamaño y ocupan lugares de igual importancia. La Virgen se convierte aquí en un símbolo de la Iglesia vinculada a la monarquía, debido a la financiación de los Capeto. Esta es la razón de la suma de las referencias a la monarquía.

En el dintel existe la influencia de la Catedral de La Notre Dame de Senlis, que consiste en dos temas ideados en la misma: la Dormición, a la izquierda, con apóstoles y el mismo Jesús, que acuden a recibir el alma de María, la cual posee forma de niño, y su Resurrección, en el lado opuesto, donde se presencia claramente cómo un grupo de ángeles recoge su cuerpo para unificarlo a su alma en el Reino de los Cielos. La importancia de María y el culto mariano, llevan a ensalzar a sus antepasados también, como el caso de Santa Ana, representada en el parteluz.

Aunque no hay en los Evangelios narración alguna sobre la resurrección de la Virgen existe una tradición que es frecuentemente representada a partir del inicio del culto mariano en la Edad Media. El obispo Fulberto era ferviente creyente de esta tradición por lo que el suceso se narra con frecuencia en Chartres.

En el parteluz figura una imagen tridimensional de Santa Ana con la Virgen niña en brazos, con un manto de pliegues realistas y blandos, y cabeza tridimensional (en la actualidad dañada y sin cabeza). Esta figura fue añadida probablemente a raíz de la cesión a la catedral de la reliquia de la cabeza de Santa Ana, traída de Constantinopla en 1204, aproximadamente la fecha cuando se inició el pórtico, por lo que se reservó a esta efigie un lugar de honor. Debajo hay una imagen de su marido, San Joaquín contemplando su rebaño de ovejas mientras el arcángel San Gabriel le anuncia el embarazo de Ana. La historia de Santa Ana y San Joaquín es apócrifa pero tuvo gran difusión desde que fue recogida en la Leyenda Dorada por Santiago de la Vorágine.

La segunda arquivolta representa figuras que se cree son profetas del Antiguo Testamento, mientras que la tercera y la cuarta muestran los antepasados del linaje de María. La última arquivolta muestra profetas con libros y pergaminos. En los relieves alrededor del arco se narra la creación y caída del hombre.

En las jambas hay estatuas del Antiguo y Nuevo Testamento, que se corresponden con las de los doce apóstoles del lado sur. Muestran profetas del Antiguo Testamento que dan testimonio del compromiso entre Cristo y su iglesia: Melquisedec, Abraham, Moisés, Samuel, David, Isaías Jeremías, Simeón, San Juan Bautista y San Pedro. Las estatuas tienen rostros ovalados y son más realistas que en la entrada oeste.

El pórtico izquierdo está dedicado a la Natividad y la Anunciación, tema que es también tratado en la entrada oeste. El portal derecho se dedica a los trabajos de Job en el tímpano, probablemente en referencia a las dificultades que tuvo que atravesar la Iglesia en el siglo XIII. Las arquivoltas representan a Sansón, Gedeón, Esther y Judit venciendo a los enemigos que simbolizan las amenazas que pesan sobre la Iglesia. Son célebres la figura llamada la Santa Modesta, una imagen femenina con una sonrisa seductora y una figura que representa a un gordo Salomón en el pórtico derecho.

Las vidrieras del rosetón muestran en su centro la Glorificación de María con ángeles y el Espíritu Santo. En el círculo externo figuran reyes y profetas del Antiguo Testamento. Fue donado por la reina Blanca de Castilla en 1230, por lo que muestra en las enjutas debajo de este las armas de Francia y de Castilla alternadas. En los cinco ventanales se muestran dos figuras en cada uno: Melquisedec y Saúl, David y Jeroboam, Santa Ana y la Virgen Niña sobre las armas de Francia, Salomón y Nabucodonosor y por último Aarón y el faraón. La cubierta de los pórticos está decorada con bajorrelieves con un patrón cuatrifoliados en arcos trifoliados.

Este portal fue concluido hacia 1270 y cuenta con unas 700 piezas esculpidas. En este portal es posible apreciar la evolución estilística entre la escultura del siglo XII y la del XIII, aquí las esculturas están más evolucionadas que las de la fachada occidental, con vestiduras que caen de forma más natural y los rostros son más espontáneos y realistas. Las cabezas de algunas figuras son demasiado grandes pero los cuerpos son menos rígidos y más proporcionados que en la entrada principal.

Contiene dos torres alrededor de la nave principal que significan que existen dos campanales para los inicios de la misa con un aspecto totalmente gótico con una cruz de tipo latina en la pinta de cada una, mantiene los elementos del gótico medieval en la planta de 3 naves basilical, arquería ojival que genera bóveda nervuda de crucería.

En el crucero existe un tambor octogonal cubierto con cúpula ojival. En la fachada mantiene un tímpano triangular, rosetón de vidrios catedrales de colores y las puertas y ventanas con arcos ojivales y arquivoltas descendentes.

La fachada sur

El pórtico sur es un regalo del conde Pierre Mauclerc, de la familia real. Este pórtico introduce nueva iconografía al estilo de Chartres. El portal central muestra el Juicio Final con esculturas de los apóstoles en las jambas. En el dintel sobre la puerta hay un friso con una visión del Apocalipsis, con el Cielo y el Infierno.

Es la primera vez en la iconografía religiosa que se narran el Juicio Final y el Apocalipsis conjuntamente. Hasta entonces ambos temas habían sido tratados siempre de forma independiente pese a estar estrechamente relacionados. Cristo es representado en el tímpano con rasgos amables y humanos en el juicio final, esta figura es conocida como el Beau Dieu.

La escena es en general tratada por el escultor de forma que inspira compasión divina, muy diferente a otras representaciones anteriores en las que se intenta resaltar el sufrimiento para inspirar temor a la ira de Dios. Tradicionalmente se hubiesen representado a los cuatro apóstoles tanto en el Juicio Final como en el Apocalipsis pero al unir ambas escenas estos quedaron excluidos de los relieves, por lo que son representados en las jambas del portal en estatuas de mayor tamaño.

Esto deja un espacio disponible en los relieves que es ocupado por la Virgen, a la derecha de Cristo, y por el Juan el apóstol que ruegan a Cristo por las almas de los juzgados aumentando la sensación de compasión en el conjunto. Ambas figuras son del mismo tamaño que Jesús, lo cual para algunos teólogos de la época daba una imagen demasiado humanizada de Cristo. Esta equiparación de tamaño se cree que puede simbolizar el poder de intercesión de la Virgen y de San Juan, que había sido establecido ya desde los tiempos de la primera iglesia bizantina.

El pórtico izquierdo está dedicado a los mártires de la Iglesia, con el martirio de San Esteban como escena central en el tímpano. Son célebres en este pórtico las figuras de San Jorge y San Teodoro, en las que contrasta el aspecto anciano y adusto del primero con el rostro joven y bello del segundo.

El portal derecho se conoce como el Portal de los Confesores. Este se contrapone al izquierdo; mientras que los mártires dan testimonio de Dios con su muerte los confesores lo hacen con su vida. Tanto unos como otros serán admitidos en el Paraíso el día del Juicio Final que se narra en el centro.

Los vitrales son de la misma época que los del lado norte y muestran la Glorificación de Cristo en el rosetón con los evangelistas y ángeles y en el círculo externo los patriarcas del Apocalipsis y las armas de los donantes de la vidriera (no tiene enjutas). En los ventanales muestra a los cuatro evangelistas en la parte superior de cada ventana lateral (Lucas, Mateo, Juan y Marcos de izquierda a derecha) sobre los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel (en el mismo orden). En la ventana central figura la Virgen con el Niño.

La cabeceraVitral (siglo XIII).

El coro, situado al este, es de cinco naves. El principal problema al que se enfrentó el arquitecto fue la unión armónica con la cabecera ya que la distancia que separa los pilares al rodear el presbiterio debe ser forzosamente menor lo que produce una discontinuidad rítmica. Para ello el maestro optó por emplear ventanas simples, en sustitución de las dobles con rosetón de la nave principal, y reducir a la mitad el intercolumnio.

El deseo del cabildo de aprovechar los cimientos románicos complicó el diseño de la cabecera, construyéndose tres capillas profundas sobre las románicas y otras cuatro intercaladas y menos profundas. Al igual que en las fachadas del transepto, en el coro hay dos torres inacabadas, una a cada lado.

El coro está separado de la girola por un muro decorado con un conjunto de cuarenta grupos escultóricos que suman doscientas estatuas realizadas por Jehan de Beauce a comienzos del siglo XVI en estilo renacentista y que narran escenas de la vida de Jesús y de la Virgen.

La cripta

La cripta de Chartres es enorme, la más grande de Francia y una de las mayores de la cristiandad tras San Pedro de Roma y la Catedral de Canterbury. Aquí se pueden apreciar los restos de construcciones anteriores sobre los que se asienta la actual catedral que conforman dos criptas concéntricas. Los restos de la iglesia edificada en tiempos carolingios conforman la base del coro y la girola. Se han realizado excavaciones que muestran restos que se remontan a la época romana.

La cripta conserva frescos del siglo XII, además de otras piezas expuestas. Se exhibe una reproducción de una imagen de la Virgen destruida durante la Revolución; Notre Dame Sous-Terre (Nuestra Señora del Subsuelo), una virgen negra, tal vez una figura precristiana atribuida a la Virgen. En una capilla de la cabecera se encuentra el pozo de los Saints-Forts, nombre que se deriva del latín locus fortis o sitio fuerte. Según la tradición en 858, durante el saqueo de la ciudad por parte de los normandos, fueron arrojados a este pozo las reliquias de San Altin y San Eodaldo, evangelizadores de la ciudad en el siglo III.

También se exponen en la cripta diversas piezas como los originales de algunas estatuas retiradas de los portales y que han sido sustituidas por copias para garantizar su conservación.

Otros elementosFachada sur.

Aunque la mayoría de la imaginería original se ha perdido (el retablo de la crucifixión se destruyó en el siglo XVIII), la fachada occidental, llamada el Pórtico Real, es especialmente importante gracias a una serie de esculturas de la mitad del siglo XII; la portada principal contiene un magnífico relieve de Jesucristo glorificado; la del transepto (o nave transversal) meridional (c. 1224-1250) se organiza en torno a unas imágenes del Nuevo Testamento, que narran el Juicio Final; mientras que el pórtico opuesto, situado en el lado norte, está dedicado al Antiguo Testamento y al advenimiento de Cristo y destaca por la impresionante calidad del grupo escultórico dedicado a la Creación.

Uno de los elementos más famosos de la catedral es el laberinto trazado sobre el pavimento que data de 1205. Es un alicatado circular de 13 metros de diámetro situado en el eje de la nave central en el que baldosas blancas y negras forman un estrecho sendero con múltiples circunvoluciones que conducen al centro. Parece ser que en este círculo central existió una placa de bronce o latón con las figuras de Teseo, Ariadna y el Minotauro. Ésta fue retirada y fundida durante la Revolución francesa para fabricar cañones. En la Edad Media existían numerosas iglesias con laberintos de este tipo que han ido desapareciendo en épocas posteriores. El sendero del laberinto representaba una peregrinación simbólica que el peregrino debía recorrer a pie o de rodillas hasta la roseta central. Las medidas y trazado de este tipo de laberintos tiene un profundo y complejo simbolismo numerológico y filosófico que tiene su origen al parecer en conocimientos esotéricos con origen en Oriente. El laberinto tiene once círculos concéntricos y tiene la particularidad de tener casi el mismo diámetro que el rosetón oeste y de distar del umbral de la entrada casi la misma longitud que la altura de este, por lo que si la fachada se extendiera sobre el suelo interior, el rosetón coincidiría con el laberinto, formando un símbolo parecido a una vésica.



Notas En efecto se revindica una presencia cristiana de la época de los apóstoles en el "Cartulaire de Notre-Dame de Chartres" del siglo XIV, pero no se encuentra ninguna traza de esta tradición en textos más antiguos como el "Cartulaire de Saint-Père" (siglo XI) o las hagiografías carolingias.
En latín, "El nacimiento virginal".

Referencias
Corral, José Luis (2013). «La catedral de Chartres y el origen del gótico». Fundación Juan March.
Claire Dolan, Laurier Turgeon (1990). Les Productions symboliques du pouvoir, XVIe et XXe siècles. Les éditions du Septentrion..
Claudine Billot (1987). Chartres à la fin du Moyen Age..
Sébastien Roulliard (1609). Parthénie, ou Histoire de la très-auguste et très-dévote église de Chartres. París: R. Thierry et P. Chevalier..
Delaporte, Yves (marzo de 1956). «Les origines de la légende chartraine des Druides». Sanctuaires et pèlerinages (3): 15.
Margot Elsbeth Fassler (2010). The Virgin of Chartres (en inglés). Yale University Press..
Jean Julg (2004). Les évêques dans l'histoire de la France : des origines à nos jours. Éditions Pierre Téqui. pp. 25-26..
Les portails de la cathédrale de Chartres. Chartres: J.-M. Garnier. 1994. p. 305. ISBN 2-908974-10-X.
André Trintignac (1988). Découvrir Notre-Dame de Chartres. Éditions du Cerf..
«El velo de la Virgen María». Catholic.net. Consultado el 21 de diciembre de 2016.
«Colonel Welborn Griffith». American Friends of Chartres (en inglés). Archivado desde el original el 29 de diciembre de 2021. Consultado el 4 de mayo de 2020.
«Welborn Barton Griffith». Valor military times/The Hall of Valor. Consultado el 4 de mayo de 2020.
Algunas estatuas han sido retiradas por su estado de deterioro. El original se expone en una de las criptas.
Brigitte Kurmann-Schwarz, Peter Kurmann, Claude Sauvageot (2001). Chartres, la cathédrale. Zodiaque. p. 76.
Les portails de la cathédrale de Chartres. Chartres: J.-M. Garnier. 1994. p. 305. ISBN 2-908974-10-X.
Margot Fassler, Adventus at Chartres: Ritual Models for Major Processions en Ceremonial Culture in Pre-Modern Europe, ed. Nicholas Howe, University of Indiana Press, 2007
Adolf Katzenellenbogen, The Sculptural Programs of Chartres Cathedral, Baltimore, 1959
Marcel-Joseph Bulteau, Description de la cathédrale de Chartres, éd. Garnier, 1850, pág. 50 y ss (enlace en Gallica.
Adelheid Heimann, The Capital Frieze and Pilasters of the Portail royal, Chartres en Journal of the Warburg and Courtland Institutes, Vol. 31, 1968, pp.73–102
9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndo lo ellos, fué alzado; y unaube le recibió y le quitó de sus ojos. 10 Y estando con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él iba, he aquí dos varones se pusieron junto á ellos en vestidos blancos; 11 Los cuales también les dijeron: Varones Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

Enlaces externos Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Catedral de Chartres.
Web'Chartres - Le site interactif de la ville Archivado el 29 de mayo de 2011 en Wayback Machine.
Cathédrale de Chartres (UNESCO) (en francés)

Chartres y su famoso laberinto medieval, una de las grandes atracciones místicas de Francia.



Chartres y su famoso laberinto medieval, una de las grandes atracciones místicas de Francia.


Chartres, la catedral que esconde un laberinto medieval
#TeCuentoUnSecreto relato 3. La autora, en su viaje por el mundo, narra cómo sin la ayuda del Minotauro y con la fe en el místico hilo de Ariadna, culmina las vueltas de un laberinto que se levantó sobre los lugares de culto de antiguos druidas


#TeCuentoUnSecreto en voz baja… Porque mientras esos ecos de la memoria sigan hablando asomados a esta ventana, no podré callar hasta el próximo viaje… Allá donde sea que el viento nos lleve.

Y son los ecos de unas campanas los que, sin salir de suelo europeo, te llevarán hasta otro continente, tan cerca y tan lejos. Del fresco de la mañana a la calidez de la tarde.

Así que me escapo de donde estoy para contarte cómo salir de la espiral de un laberinto bajo esas mismas campanas, comer mermelada pura de mango de Benín sin abandonar suelo francés…

Y en el mismo rincón, también tomar un café ‘zou zou’, esto es, de manos de alguien que parecía ser directamente la reencarnación de Josephine Baker. Con su brillante sonrisa y toda la invitación a la vida en su mirada color melaza.

Nadie lo hubiera imaginado, en el mismo paseo peatonal de su afamada catedral pero lo suficientemente retirado del punto de encuentro en que se había convertido la escalinata de su fachada.


Chartre desde lo alto, desde los techos que miran desde hace siglos el laberinto medieval.

Para qué negarlo, llegamos a Chartres guiados por las famosas vidrieras de su catedral, como todos. Pero encontramos mucho más, así que menos mal que había reservado un par de noches allí.

Y es que sus 172 vitrales, que se conocen como ‘el azul de Chartres’ por la preciosa tonalidad azulada que consigue todo el conjunto al paso de la luz, conforman uno de los vestigios medievales mejor conservados de toda Europa.

Sin embargo, el secreto del que te voy a hablar está bajo tus pies sin tú saberlo. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1979, se cree que fue levantada sobre un lugar de culto de los antiguos druidas.

Y quizá éste haya sido su sino aún antes de existir… Bien fuera por éste u otro motivo, lo cierto es que aquella primera mañana que amanecimos en Chartres, llegamos con los pies mojados al interior de la catedral (nada que no fuera mas o menos previsible al tratarse de comienzos de septiembre en esa latitud).


Espectáculo de luces en las noches de verano en el frontis de la Catedral de Chartres. (Foto E21).

Lo cierto es que este hecho fortuito, unido a la distracción que supone ir mirando hacia lo alto el color de las vidrieras y nada más, hizo que descuidara dónde metía los pies.

Y en efecto, ‘meter’ es el verbo correcto y no otro, puesto que al llevar puestas una de esas playeras modelo ‘Ninja’, mi dedo gordo quedó metido en un surco del suelo, encajado y separado del resto del pie.

Obligada por la postura corporal, aunque sin ningún dolor, miré hacia abajo y descubrí que había todo un dibujo en aquella planta medieval, desgastada de tanta pisada peregrina.

(Y que quedarse absorto con la vista puesta en el rosetón del ‘Juicio final’ del pórtico sur de Notre-Dame de Chartres, era perderse la aventura).

Justamente en la nave principal, y trazado en el año 1205 con baldosas blancas y de mármol negro, se encuentra ‘el Laberinto de Chartres’, que conduce hacia el centro.

(Cuya distancia hasta ese punto central desde la puerta oeste por la que entramos, es la misma que hasta dicho rosetón. Curioso, ¿no?).

Si no hubiera sido viernes (pero entre la Cuaresma y el día de Todos los Santos), no habrían retirado buena parte de las sillas que se colocan para el culto, y jamás lo hubiera podido ver. De repente, todo fue muy ‘El nombre de la rosa’ de Umberto Ecco.


Laberinto de Chartres, desde la altura.

Y naturalmente, comencé a caminar siguiendo el curso circular de las baldosas para intentar llegar al centro del laberinto. Según dicen, con una circunferencia total de unos 13 metros, su recorrido interno alcanza los 261,5 metros.

La tradición cristiana cuenta que simboliza un viaje a Jerusalén, una especie de peregrinación que haría referencia más al cielo que a la ciudad terrenal propiamente dicha… Lo cierto es que podría ser, por qué no, el camino de la vida. Siempre un laberinto en sí misma.

Afortunadamente, no tuve que matar a ningún Minotauro para culminarlo. Me bastó la fe de mi propia alma en el místico hilo de Ariadna y llegué hasta el centro, para luego volver a salir.

Juro que sonó la campana en ese mismo momento, así que allí mismo en el interior de la catedral, me compre un medallón con el laberinto pintado y sin poder remediarlo. Al salir al exterior del templo, lucía el sol…



El Laberinto de Chartres: Una senda hacia la purificación interior en la Edad Media





El Laberinto de Chartres: Una senda hacia la purificación interior en la Edad Media






Debido a los destrozos del tiempo y de las guerras, muchas catedrales han perdido su laberinto, siendo el Laberinto de la Catedral de Chartres en Francia, uno de los pocos que conserva su pavimento original.




Hugo Ferreira Quirós
septiembre 6, 2023


Uno de los milagros de la Edad Media europea lo constituyen las catedrales góticas, auténticas obras de arte que plasmaron para la Cristiandad la imagen más acabada de un templo a la manera clásica.



En muchas de ellas los pavimentos fueron decorados con figuras simbólicas, siendo el laberinto una de las más significativas. Debido a los destrozos del tiempo y de las guerras, muchas catedrales han perdido su laberinto, siendo el Laberinto de la Catedral de Chartres en Francia, uno de los pocos que conserva su pavimento original.



“En cuanto al laberinto de Chartres, vulgarmente llamado la lieue (por le lieu, el lugar) y dibujado sobre el pavimento de la nave, se compone de toda una serie de círculos concéntricos que se repliegan unos en otros con infinita variedad. En el centro de esta figura, veíase antaño el combate de Teseo contra el Minotauro. Nueva prueba, pues, de la infiltración de temas paganos en la iconografía cristiana y, en consecuencia, de un sentido mito-hermético evidente.”



Capítulo V del Libro “El Misterio de las Catedrales” de Fulcanelli.


Estamos ante la imagen más bella de cuántos laberintos se han expresado. Al contrario de lo que comúnmente se piensa, el laberinto de Chartres no es un camino azaroso, sino que es un sendero perfectamente direccionado hacia su centro, en el que sus vericuetos tienen el cometido de templar la ansiedad del caminante, el que se acerca al centro para luego volver a la periferia del recorrido. Su ubicación se encuentra en la nave principal a unos 20 pasos del acceso principal de la catedral, antes de llegar al Crucero o nave transversal del templo. Tiene el cometido de que el peregrino realice una introspección de purificación interior antes de pasar a la parte más sagrada del templo. Porque el simbolismo del laberinto connota un doble recorrido, uno de ida que encarna el trabajo interior que todo buscador de la sabiduría debe hacer para conocerse a sí mismo, y otro de salida que encarna el servicio voluntario o trabajo en el mundo externo, para guiar a que nuevos caminantes se animen a adentrarse en el misterio de la vida y de la muerte.*

La vida sin la Luna: una especulación científica

La vida sin la Luna: una especulación científica




Autor(es): Erin Tranfield


Temperaturas altísimas, un paisaje inundado, vientos violentos… ¿Cómo sería nuestro planeta sin la Luna?

La Luna, el lunes , la luna . Su nombre e incluso su género varían según el idioma, pero sin duda es clave para nuestra imagen de la Tierra. ¿Te imaginas la Tierra sin luna? ¿Sin un objeto hermoso y brillante surcando el cielo nocturno, flotando en el horizonte, asomándose entre los árboles en una fría noche de invierno? Sin la romántica luz de la luna, sin la Luna Azul , sin alunizajes. No solo la extrañaríamos, sino que sin la Luna, quizá ni siquiera existiéramos.

Imaginemos dos escenarios: (i) si la Tierra nunca hubiera tenido luna y (ii) si nuestra luna desapareciera repentinamente. Pero primero, recordemos los efectos de la Luna en la Tierra.
El tiempo y las mareas: la influencia de la Luna en la Tierra

La Tierra no siempre tuvo luna, así que ¿de dónde surgió? La teoría científica principal sostiene que un objeto del tamaño de Marte, llamado Tea, colisionó con la Tierra hace unos 4.500 millones de años. Al impactar en un ángulo oblicuo, levantó una nube de escombros que luego se fusionaron para formar la Luna. Esto tuvo profundas consecuencias para la Tierra.

Se cree que la Luna se
formó tras un impacto a gran velocidad
, cuando un cuerpo del tamaño
de Marte impactó contra la
joven Tierra hace unos 4.500 millones de años. La roca fundida, el vapor y los escombros
resultantes se mezclaron con los escombros de la Tierra para formar un anillo alrededor de nuestro planeta. Con el tiempo, estos escombros se fusionaron para formar la Luna.






La Tierra y su recién formada Luna ejercieron una fuerza gravitacional mutua, ralentizando la rotación terrestre y alargando el día terrestre de 5 a 24 horas ( Touma y Wisdom, 1998 ). De hecho, hasta el día de hoy, la Luna continúa ralentizando la rotación de la Tierra, aunque solo 0,002 segundos por siglo ( figura 1 ).

Figura 1: La Tierra (A) gira, orbitada por la Luna (B). La atracción gravitacional de la Luna provoca un abultamiento de marea (C): el agua de la Tierra es atraída hacia la Luna.



1) La Tierra gira más rápido que la Luna en su órbita, lo que genera fricción al girar bajo el abultamiento de marea. La fricción entre la Tierra y el abultamiento de marea empuja este último hacia adelante (C), de modo que se sitúa por delante de la línea de atracción entre la Tierra y la Luna (D).

2) La fuerza de fricción (F) entre la Tierra y el océano actúa como un freno. Esta fuerza se denomina frenado de marea y empuja la Tierra hacia atrás en su órbita, ralentizando así su rotación. El frenado de marea también afecta a la Luna mediante la fuerza (E), que la empuja hacia adelante en su órbita, acelerando así su rotación. Esto provoca que la órbita lunar aumente lentamente, alejándola poco a poco de la Tierra. Haga clic en la imagen para ampliarla.
Imagen cortesía de Nicola Graf.

La atracción gravitatoria entre la Tierra y la Luna también estabilizó la inclinación del eje terrestre, y es la inclinación constante actual de 23,5° la que le otorga a la Tierra su clima predecible y relativamente constante, así como sus estaciones ( figura 2 ). Sin embargo, sin la Luna, el eje habría continuado oscilando.

Figura 2: La atracción gravitatoria entre la Tierra y la Luna estabiliza la inclinación de su eje, lo que le otorga un clima predecible y bastante constante, así como sus estaciones. Dado que la Luna orbita la Tierra y está más cerca de ella que cualquiera de los planetas, su atracción gravitatoria es mayor que la de estos y casi constante. Sin la Luna, la Tierra estaría sujeta a la atracción de los demás planetas en su órbita alrededor del Sol: cuando Júpiter estuviera cerca, la atraería en una dirección; cuando Marte estuviera cerca, la atraería en otra. Por lo tanto, la Tierra sería atraída por diversas fuerzas a lo largo del tiempo y su eje se tambalearía. (Imagen sin escala). Haga clic en la imagen para ampliarla.
Imagen cortesía de la NASA/JPL.

Otra característica de nuestro planeta son sus océanos: más del 70 % de la superficie terrestre está cubierta de agua salada, que asciende y desciende según un ciclo de mareas de 12,5 h. Las fuerzas que crean las mareas son complejas e involucran no solo las fuerzas centrífugas de la rotación terrestre, sino también la atracción gravitatoria de la Luna y el Sol ( figura 3 ). Sin embargo, el efecto de la Luna duplica al del Sol; esto se debe a que la fuerza gravitatoria que un objeto ejerce sobre otro depende tanto de su masa como de su distancia.

Figura 3: Tanto la Luna como el Sol intervienen en las mareas, ya que ejercen su atracción gravitatoria sobre la Tierra. La atracción gravitatoria de la Luna provoca que los océanos se abulten hacia ella. Otro abultamiento se produce en el lado opuesto, ya que la Tierra también es atraída hacia la Luna (y alejada del agua en el lado opuesto). Debido a la rotación de la Tierra, estos abultamientos (mareas altas, A) ocurren dos veces al día en cualquier punto.



Las mareas también muestran un patrón vinculado al ciclo lunar. Cuando la Luna y el Sol están alineados (en luna nueva, B, o luna llena, C), su atracción gravitatoria combinada es más intensa y las mareas alcanzan su punto más alto (mareas vivas). Cuando la Luna está en cuarto creciente (D) o cuarto menguante (E), las mareas alcanzan su punto más bajo (mareas muertas). Haga clic en la imagen para ampliarla.


No sabemos a qué distancia estaba la Luna de la Tierra cuando se formó, pero sí sabemos que estaba a más de 12 000 km y más cerca que hoy (unos 384 400 km). Esto significa que inicialmente causó mareas mucho más grandes que las que experimentamos hoy, mareas que se cree que fueron importantes en la mezcla de los océanos y en la evolución temprana de la vida, hace unos 3800 millones de años ( Comins, 1996 ).

Curiosamente, las mareas y la rotación de la Tierra afectan a la Luna. Juntas, la atraen, haciéndola girar un poco más rápido, y a medida que gira cada vez más rápido, se aleja de la Tierra, aunque a una velocidad de tan solo 3,82 cm por año ( figura 1 ).

Las tortugas marinas (Chelonioidea)
suelen desovar durante
las mareas vivas, cuando
se producen las mareas altas más altas.
Estas mareas permiten a las
tortugas hembras nadar hacia la playa
para desovar por encima de la
línea de pleamar (donde
eclosionan mejor).

Escenario 1: ¿Qué pasaría si nunca hubiéramos tenido luna?

¿Qué habría sucedido en la Tierra si, hace unos 4.500 millones de años, Tea hubiera pasado tranquilamente en su camino sin chocar con la Tierra ni formar una luna? Bueno, probablemente existiría algún tipo de vida en la Tierra, pero los humanos casi con toda seguridad no. Piense en el larguísimo proceso evolutivo, los pequeños cambios, las mínimas adaptaciones que los organismos realizan a su entorno. Bastarían pequeños cambios en el entorno terrestre para alterar drásticamente el curso de la evolución. Yo no estaría escribiendo este artículo, y usted no lo estaría leyendo.

Y si la Luna nunca se hubiera formado, la Tierra sería un lugar muy diferente. Un día terrestre duraría solo de 8 a 10 horas, sin Luna que lo frenara. La rotación más rápida provocaría vientos de 160 a 200 km que barrerían la superficie terrestre. El eje de inclinación de la Tierra se tambalearía, lo que provocaría cambios drásticos de temperatura a lo largo de miles o millones de años. Y aunque nuestros mares seguirían siendo mareales, estas serían mucho menores, causadas únicamente por el Sol.

Quizás quiera pedirles a sus estudiantes que especulen sobre qué tipos de vida podrían haber evolucionado en una Tierra sin luna, capaces de soportar temperaturas extremas, vientos fuertes, mareas pequeñas y días cortos.
Escenario 2: ¿Qué pasaría si nuestra Luna desapareciera de repente?

Las medusas (cnidarios) y muchos
otros grupos de
zooplancton marino y de agua dulce
se desplazan por la
columna de agua siguiendo un
ritmo diario. Si la Luna desapareciera
, los días terrestres se
acortarían y los
animales tendrían que
adaptarse a este
ritmo diario más corto.


¿Y si la Luna desapareciera mañana? Nosotros y todos los demás organismos de la Tierra estaríamos en serios problemas: hemos evolucionado para vivir en condiciones específicas y luego nos encontraríamos con un entorno completamente diferente. Estos cambios ocurrirían a lo largo de miles o millones de años, lo que puede parecer mucho tiempo, pero serían drásticos.

Sin la Luna, la estabilidad del eje de la Tierra se perdería de nuevo, y con ella, nuestras temperaturas predecibles. Consideremos dos ciudades: Roma, Italia, y Estocolmo, Suecia. En verano, la temperatura máxima promedio en Roma es de 29 °C, y en invierno, la temperatura máxima promedio es de 13 °C. En Estocolmo, la máxima en verano es de 20 °C y en invierno es de 0 °C w1 . Si el eje de inclinación de la Tierra cambiara, las temperaturas en estas dos ciudades cambiarían drásticamente. Imagine si las temperaturas se intercambiaran: la infraestructura (por ejemplo, aire acondicionado o quitanieves) simplemente no estaría en su lugar en esas ciudades para que los humanos vivieran, trabajaran y comieran cómodamente. Los italianos, los suecos y todas las demás formas de vida en la Tierra tendrían que adaptarse o enfrentar la extinción.Muchos organismos, como
los ciervos, se aparean en épocas específicas
del año. ¿Qué efecto podría tener la
pérdida de la Luna —y de nuestras
estaciones— en estos
organismos?


El traslado podría ser una opción, pero no para todos los organismos. Los arrecifes de coral, por ejemplo, son ecosistemas sensibles y complejos que podrían no adaptarse con la suficiente rapidez a los cambios de temperatura del agua y probablemente morirían ( Saxby et al., 2003 ).

Además, al cambiar las temperaturas, la Tierra perdería sus regiones frías habituales: los polos, que contienen enormes cantidades de hielo. Este hielo se derretiría y los océanos ascenderían, modificando las costas de todo el mundo. Países como los Países Bajos quedarían cubiertos de agua.

Debido a la falta de estabilidad en la inclinación de la Tierra, también perderíamos nuestras estaciones regulares, con consecuencias de gran alcance. Piense en cuántos organismos crecen, se aparean, migran o hibernan en épocas específicas del año. Además, los cambios drásticos de temperatura afectarían la temporada de crecimiento y el clima de las plantas, lo que complicaría la producción de alimentos para los miles de millones de personas que habitan la Tierra.

Si perdiéramos la Luna y, por ende,
nuestras estaciones regulares, ¿cómo
afectaría esto
a los árboles de hoja caduca, que proporcionan este
hermoso color otoñal en
el Distrito de los Lagos del Reino Unido?

¿Nada más que locura?

Quizás no esperes encontrar tanta especulación abierta en un artículo científico. Sin embargo, animar a los estudiantes a imaginar un mundo sin luna es un ejercicio divertido para ilustrar todas las interesantes maneras en que la Luna hace de la Tierra el maravilloso planeta que conocemos. Este ejercicio no solo introduce física compleja en un contexto simple, sino que también brinda a los estudiantes la oportunidad de reflexionar sobre el curso de la evolución y cómo el entorno afecta cada aspecto de nuestras vidas.

ReferenciasComins NF (1996) ¿Qué pasaría si la Luna no existiera? San Francisco, CA, EE. UU.: Sociedad Astronómica del Pacífico. www.astrosociety.org
Saxby T, Dennison WC, Hoegh-Guldberg O (2003) Respuestas fotosintéticas del coral Montipora digitata al estrés por bajas temperaturas. Marine Ecology Progress Series 248 : 85-97.
Touma J, Wisdom J (1998) Resonancias en la evolución temprana del sistema Tierra-Luna . The Astronomical Journal 115(4) : 1653-1663. doi: 10.1086/300312
Referencias webw1 – El sitio web de información meteorológica y climática mundial ofrece información sobre el tiempo y el clima de casi todos los países del mundo.
w2 – La Universidad Internacional del Espacio ofrece formación de posgrado a los futuros líderes de la comunidad espacial.
RecursosCanup RM (2012) Formación de una luna con una composición similar a la de la Tierra mediante un gran impacto . Science . doi: 10.1126/science.1226073
Comins NF (1993) ¿Qué pasaría si la Luna no existiera?: viajes a Tierras que podrían haber existido. Bloomington, IN, EE. UU.: iUniverse. ISBN: 9781475930948
Foing B (2007) Si no tuviéramos luna . Revista de Astrobiología. www.astrobio.net
¿Qué pasaría si la Luna no existiera? Podcast de Patrick McQuillan, en el sitio web 365 Días de Astronomía.

La explicación a la misteriosa desaparición de la Luna hace 900 años





La explicación a la misteriosa desaparición de la Luna hace 900 años

La noche del 5 de mayo de 1110, la Luna sobre la Inglaterra medieval desapareció durante un "año muy desastroso" de hambruna y mal tiempo
Fuente: iStock
Por
ACyV
16/05/2020 - 05:00

Hace unos 900 años la Luna desapareció. Puede sonar extraño, pero así lo describieron muchas personas. En la noche del 5 de mayo de 1110, laLuna sobre la Inglaterra medieval desapareció durante un "año muy desastroso" de hambruna y mal tiempo. Un milenio después, los científicos han encontrado una posible respuesta inesperada a este fenómeno que aparece en varios escritos de la época.

Durante el apagón eclíptico inusualmente oscuro, la Luna se "extinguió por completo, de modo que no se vio ni la luz, ni el orbe, ni nada en absoluto", recogió el manuscrito 'Peterborough Chronicle', en el que también añadió que el satélite "continuó así casi hasta el día siguiente y luego apareció de nuevo brillando". Un milenio después, nadie había presentado una explicación exhaustiva de este extraño hecho hasta ahora, recoge 'Vice'.

Para explicar qué pudo haber causado este eclipse de hace 900 años un equipo de científicos examinó los anillos de los árboles, inspeccionó los núcleos de hielo y rastreó los archivos históricos. En un artículo reciente publicado en 'Scientific Reports', los investigadores sugieren que un "grupo olvidado" de erupciones volcánicas "de 1108 a 1110, posiblemente del mortal Monte Asama de Japón, expulsó un velo de polvo sobre Europa, lo que creó el eclipse sombrío".


"Me siento muy afortunado de tener la oportunidad de trabajar con árboles viejos, textos antiguos y datos del núcleo de hielo", señala al citado medio el autor principal del estudio Sébastien Guillet, paleoclimatólogo de la Universidad de Ginebra. "Me siento como un viajero en el tiempo", añade.




Dicho esto, lleva mucho tiempo y concentración acumular registros naturales de núcleos de hielo y anillos de árboles, y mucho menos buscar información relevante en fuentes históricas de la Europa del siglo XII, la mayoría de las cuales están en latín. "A veces puedes pasar días leyendo textos antiguos sin encontrar información relevante relacionada con el clima o el clima", cuenta Guillet. "Tienes que ser paciente".

Un registro multidisciplinar

Afortunadamente, los esfuerzos del equipo, que comenzaron en 2016, han culminado en una fascinante colección interdisciplinar de registros.

Como señalan los autores en el estudio, los "eclipses lunares totales más oscuros" registrados desde 1600 "se han relacionado con grandes erupciones volcánicas y el 'Peterborough Chronicle' ofrece una de las cuentas más largas y detalladas que conocemos de cualquier luna lunar oscura eclipse que se produce entre 500 y 1800", lo que provocó una búsqueda de posibles eventos volcánicos que pueden haber provocado.

"La idea de que el oscuro eclipse lunar total de mayo de 1110 estaba conectado al vulcanismo surgió en realidad con bastante facilidad", apunta Guillet. "La oscuridad del eclipse lunar total 1110, de hecho, ha llamado la atención de los astrónomos y sabíamos de la existencia de este eclipse intrigante mucho antes de que empezáramos a trabajar en las erupciones 1108-1110".

Un milenio después, los científicos han encontrado una posible respuesta inesperada: los volcanes

Guillet y sus colegas buscaron indicios de actividad volcánica importante en antiguos núcleos de hielo extraídos de Groenlandia y la Antártida. Estos núcleos son tesoros de información sobre el clima pasado, incluidas las erupciones volcánicas, que pueden rociar cenizas y aerosoles en todo el mundo.

El equipo estudió picos en aerosoles de sulfato en los núcleos antes y durante el año 1110, cuando ocurrió el eclipse oscuro, lo que indica que las erupciones volcánicas arrojaron gases en la estratosfera en ese momento. En comparación con las otras erupciones volcánicas conocidas que ocurrieron en los últimos 1.000 años, este evento volcánico ocupa el séptimo lugar en términos de cuánto azufre inyectó a la atmósfera.

Para reforzar estas observaciones, los investigadores buscaron registros de anillos de árboles que abarcan este período, porque estos patrones dentro de los árboles crecen en respuesta a los patrones climáticos estacionales. Los anillos sugirieron que el año 1109 en Europa occidental fue inusualmente frío y lluvioso, una anomalía que pudo haber sido causada o exacerbada por los efectos globales de un volcán arrojando polvo y cenizas al cielo.


El triste clima documentado en los anillos de los árboles está respaldado por relatos históricos que el equipo de Guillet recolectó. En Irlanda, la gente ayunó y le dio limosna a Dios para que "las fuertes lluvias y el mal tiempo en el verano y el otoño pudieran disiparse", según el manuscrito 'Annals of Inisfallen' . Cuando las cosechas fallaron, estallaron hambrunas en Francia que "mataron a muchas personas y redujeron a innumerables personas ricas a la pobreza", como se registra en la Crónica de Morigny. Mientras tanto, la 'Crónica de Peterborough', que contiene el relato del eclipse lunar oscuro, atestigua que 1110 fue "un año muy desastroso".

Aunque estos trastornos climáticos y sociales sin duda tuvieron orígenes complejos, Guillet y sus colegas piensan que la combinación de evidencia natural e histórica apunta a un grupo de erupciones importantes como un factor. Un probable culpable es el Monte Asama, un volcán activo en la isla principal de Japón. Se sabe que el volcán explotó en una erupción catastrófica en 1108, gracias a un estadista contemporáneo llamado Fujiwara no Munetada que lo describió en un diario llamado Chūyūki .

Sin embargo, se necesitará más investigación para localizar las fuentes exactas de este antiguo velo de polvo estratosférico, ya que es probable que muchas erupciones hayan contribuido a este "año desastroso" de hambrunas y cielos tenebrosos y oscuros.