viernes, 5 de septiembre de 2025

Utnapishtim el noe sumerio




Utnapishtim 





La tablilla sobre el diluvio de la epopeya de Gilgamesh, escrita en acadio (Museo Británico).

Utnapishtim (en Babilonia Utnapištim, y también conocido como Ziusudra por los sumerios y Atrahasis por los acadios) es un personaje presente en el mito del diluvio mesopotámico; es además el sabio al que recurre el héroe mitológico Gilgamesh, para poder encontrar la inmortalidad en El poema de Gilgamesh. Esta historia es similar a la de Noé, a pesar de haber sido escrita mucho antes que esta última.

En algún texto es mencionado como hijo de Ubartutu o Ubara-Tutukin,[1]​ pero por otras fuentes se podría conjeturar que es su abuelo. En otro libro su padre es "SU-KUR-LAM", que también es traducido como Shuruppak, similar al nombre de la ciudad en que vive Utnapishtim. Sukurlam, aparece como padre de Ziusudra: «Ziusudra sucedió a su padre Sukurlam, como rey de Shuruppak». En otro texto, Utnapishtim escribe a su hijo Ziusudra, y también se refiere a él como «hijo de Ubartutu». Por lo tanto no está claro si Ziusudra era él mismo, su hijo o su hermano (en el caso de que hayan sido ambos hijos de Ubartutu).

Significado del nombre

El doctor Joseph Pagan, de la UCLA ha traducido el nombre así:
El nombre se compondría de dos elementos, Ut y Naphishtim. Hasta ahora, no se ha podido encontrar una explicación satisfactoria para el primer elemento, aunque en otras inscripciones se presenta como un sumerograma cuneiforme que se leería UD.ZI, siendo ZI la representación sumeria para "vida". El segundo elemento es del babilónico antiguo acadio. En el caso nominativo sería naphishtum y significa "aliento" y, por extensión, "vida", derivado de la palabra consonántica NPSH (infinitivo naphashu) "que respira". En el caso genitivo este segundo elemento sería un compuesto: "de la vida". También hay una ortografía alternativa del nombre como Ú-ta-na-ish-tim en la antigua versión babilónica de la tablilla X (Fragmento Meissner). La omisión del signo phi puede ser un error del escriba, de lo contrario el nombre significaría "El que funda la vida" o "El reposo (Na) de los hombres (Ishtim)".
Dr. Joseph Pagan, UCLA.[2][3][4]

Enlil recompensa a Utnapishtim otorgándole la inmortalidad al transferirle el llamado "aliento eterno".



La épica de Atrahasis en una tablilla cuneiforme del s. XVII a. C. (British Museum, ME 78941).

leyendas
El diluvio mesopotámico es un episodio del poema épico Epopeya de Gilgamesh.[1]​ Cuenta la leyenda que hubo una época en que los dioses vivían junto a los humanos en la ciudad de Shuruppak. Estos decidieron un día acabar con la raza humana con una inmensa inundación. Pero Ea (Enki - Enkil), tuvo piedad, y a través de las paredes de la choza de Utnapishtim, le dio la orden de destruir su casa, construir un barco y subir a este a todas las especies vivientes conocidas.[1]​ La tierra fue asolada por una tempestad que duró seis días y seis noches hasta que el séptimo todo se calmó. Utnapishtim se asomó desde su barco y vio como toda la humanidad se había convertido en arcilla y como en el paisaje, solo emergía el pico del monte Nisir, lugar donde estaba posada el arca.[1]

Después de una semana, Utnapishtim soltó una paloma que volvió. Después soltó una golondrina que también volvería. Por último soltó un cuervo que no volvió, indicando a Utnapishtim de que las aguas había bajado, ya que el pájaro había encontrado un lugar donde posarse.[1]​ Sólo entonces salió del arca, hizo un libación y quemó como ofrendas cañas y maderas de cedro y mirto. Al fracasar el plan del diluvio ideado por Enlil, este se enfureció y se quejó a Ea (Enki - Enkil). Pero Ea (Enki - Enkil) defendió su causa y la de los hombres de tal forma que Enlil se emocionó y bendijo a Utnapishtim y su mujer, los cuales -según palabras de Enlil- desde ese momento serían semejantes a los dioses.[1]

El Poema de Gilgamesh no cuenta las causas de este diluvio. Pero entre las muchas versiones mesopotámicas de este relato, existe una, la Atrahasis (inuma ilû awîlum en babilonio) que sí nos narra sus causas.[1]​ Al parecer, antes de la existencia del hombre, los dioses trabajaban la tierra. Pero esto les costaba mucho y se quejaban hasta el punto de que algunos llegan a rebelarse. En este momento, Ea propone la creación del hombre para que realicen el trabajo de los dioses. Primeramente se creará un hombre y posteriormente catorce más (siete hombres y siete mujeres).[1]​ Sin embargo, la humanidad comenzó a multiplicarse y el ruido que hacía era cada vez mayor, de tal forma que Enlil no podía dormir.[1]​ Intentaron reducir su número con una epidemia y con una sequía, pero ni de esta manera conseguían los dioses reducir notablemente el número de hombres. Como último recurso, se decidió provocar el diluvio.

​Referencias
Roux, George (2002 - 4ª Edición) "Mesopotamia: historia política, económica y cultural" AKAL. Madrid. Pg. 125-128
La Epica de Gilgamesh, una interpretación musical de Tony Garone - Utnapishtim y el Gran Diluvio Garone.net, en Wayback Machine(en inglés)
Ziusudra, el misterioso Noe sumerio del poema de Gilgamesh Historiaymisterios.com
BEROSOS DE BABILÒNIA I EL GRAN DILUVIO - 6) Protagonista. Universitat Autònoma de Barcelona, septiembre de 1999. Pp. 163 y nota Recercat.net [en formato PDF]
Conociendo a... Gilgamesh, por Alfonso Coronado 02-06-2015, Combo Gamer (Combogamer.com)

BibliografíaJordan, Michael: Enciclopedia de los dioses.
Kramer, Samuel Noah: La historia empieza en Súmer.
Roux, Georges: Mesopotamia: historia política, económica y cultural.

Ancient DNA sheds light on origins of 7,000-year-old Saharan mummies





Ancient DNA sheds light on origins of 7,000-year-old Saharan mummies








The Takarkori rock shelter, an archaeological site in Libya’s Tadrart Acacus mountains, offers a glimpse into the Sahara Desert's greener past. Archaeological Mission in the Sahara/Sapienza University of Rome


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CNN —

Today, the view from the Takarkori rock shelter in southwestern Libya is of endless sandy dunes and barren rock, but 7,000 years ago, this region of the Sahara Desert was a far lusher, hospitable place.

Now, scientists aiming to understand the origins of inhabitants of the “green Sahara” say they have managed to recover the first whole genomes — detailed genetic information — from the remains of two women buried at Takarkori.



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In the distant past, the area was a verdant savanna with trees, permanent lakes and rivers that supported large animals such as hippopotamuses and elephants.


It was also home to early human communities, including 15 women and children archaeologists found buried at the rock shelter, that lived off fish and herded sheep and goats.

“We started with these two (skeletons) because they are very well-preserved — the skin, ligaments, tissues,” said Savino di Lernia, coauthor of the new study published Wednesday in the journal Nature.

The findings mark the first time archaeologists have managed to sequence whole genomes from human remains found in such a hot and arid environment, said di Lernia, an associate professor of African archaeology and ethnoarchaeology at Sapienza University of Rome.




The genomic analysis yielded surprises for the study team, revealing that the inhabitants of the green Sahara were a previously unknown and long-isolated population that had likely occupied the region for tens of thousands of years.
Mummies reveal secrets of the Sahara’s past

Excavation of the Takarkori rock shelter, reachable only by a four-wheel drive vehicle, started in 2003, with the two female mummies among the first finds. “We found the first mummy on the second day of the excavation,” di Lernia recalled. “We scratched the sand and found the mandible.”

Scientists took samples from the mummified remains of two 7,000-year-old women, including the skeleton seen here, found at the Takarkori rock shelter. Archaeological Mission in the Sahara/Sapienza University of Rome

The small community that made its home at the rock shelter possibly migrated there with humankind’s first big push out of Africa more than 50,000 years ago. Study coauthor Harald Ringbauer said it was unusual to encounter such an isolated genetic ancestry, especially compared with Europe, where there was much more mixing. Ringbauer is a researcher and group leader of archaeogenetics at the Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology in Leipzig, Germany, which has pioneered techniques to receive genetic material from old bones and fossils.

This genetic isolation, the authors of the study reasoned, suggested the region likely wasn’t a migration corridor that linked sub-Saharan Africa to Northern Africa despite the Sahara’s hospitable conditions at the time.

Past analyses of cave paintings and animal remains found at archaeological sites across the Sahara have suggested its inhabitants were pastoralists who herded sheep, goats or cattle, prompting some researchers to hypothesize the herders spread from the Near East where farming originated.

However, such migration was unlikely, given the genetic isolation of the Takarkori group, the authors of the new report suggested. Instead, the study team hypothesized, pastoralism was adopted via a process of cultural exchange, such as interaction with other groups that already raised domesticated animals.

“We know now that they were isolated in terms of genetics, but not in cultural terms. There’s a lot of networks that we know from several parts of the continent, because we have pottery coming from sub-Saharan Africa. We have pottery coming from the Nile Valley and the like,” di Lernia said.

“They had this kind of lineage, which is quite ancestral, (which) points to some kind of Pleistocene legacy, which needs to be explored,” he said, referring to the time period that came to an end around 11,000 years ago before the current Holocene Epoch.



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Louise Humphrey, a research leader at the Natural History Museum’s Centre for Human Evolution Research in London, said she agreed with the study’s findings: The Takarkori people were largely genetically isolated for thousands of years, and that pastoralism in this region was established through cultural diffusion, rather than the replacement of one population with another.

“DNA extracted from two pastoralist women who were buried at the rock shelter around 7,000 years ago reveals that most of their ancestry can be traced to a previously unknown ancient North African genetic lineage,” Humphrey said. She wasn’t involved in the research but has worked at Taforalt cave in eastern Morocco, where 15,000-year-old hunter-foragers were buried.

“Future research integrating archaeological and genomic evidence is likely to yield further insights into human migrations and cultural change in this region,” Humphrey said.

Christopher Stojanowski, a bioarchaeologist and professor at Arizona State University, said one of the study’s more interesting findings was the “inference of a moderately large population size and no evidence of inbreeding.”

“That there was little evidence of inbreeding suggests a degree of movement and connection that is also somewhat at odds with the idea of a long-term, disconnected Green Sahara population,” Stojanowski, who wasn’t involved in the study, added.

The Takarkori rock shelter is one of a number of archaeological sites around the Sahara. Archaeological Mission in the Sahara/Sapienza University of Rome
Ancient DNA recovery is rare

Experts have studied the skeletons and artifacts unearthed at the site over the years, but attempts to recover DNA from the remains proved elusive.

In 2019, scientists were able to recover mitochondrial DNA, which traces the maternal line, but obtaining this DNA didn’t paint the full picture, Ringbauer said.

“A couple of years ago, the samples made their way to Leipzig, because we have continuously fine-tuned new methods over the last years to make more out of a very tiny amount of DNA … and the samples had very little DNA,” said Ringbauer, who uses computation tools to analyze genetic data.



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Ancient DNA is often fragmented and contaminated. It preserves best in cool environments, not the extreme temperature swings of the world’s largest hot desert. However, Ringbauer and his colleagues at the Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology were able to extract enough DNA from the two mummies to sequence their genomes, a more complete set of genetic material that allowed geneticists to piece together information about a population’s ancestry, not just that of an individual.

“The whole genome carries the DNA for many of your ancestors,” Ringbauer said. “As you go along the genome, you start seeing the different trees of your ancestors. One genome carries the stories of many.”

Dos momias desvelan que un linaje humano vivió aislado en el Sáhara verde hace 7.000 años



Dos momias desvelan que un linaje humano vivió aislado en el Sáhara verde hace 7.000 años
El ADN explica el enigma de la cultura que pintó nadadores e hipopótamos en pleno desierto hace miles de años
Un cadáver en el yacimiento de Takarkori, al sur de Libia.MISIÓN ARQUEOLÓGICA DEL SÁHARA/UNIVERSIDAD SAPIENZA DE ROME




Hace casi 100 años, el explorador húngaro Lászlo Almásy atravesaba el desierto del Sáhara cuando se topó con una cueva en la que había algo inexplicable. En los muros de roca vio figuras humanas pintadas hacía miles de años que parecían estar nadando plácidamente en medio del desierto. Algunos pensaron que representaban cadáveres, incluso almas flotando en las aguas de Nun, el océano primigenio de la cultura egipcia. Almásy propuso que eran solo gente nadando, porque el Sáhara no siempre fue un desierto.

Ahora, los cadáveres de dos mujeres adultas que murieron hace unos 7.000 años en el actual Sáhara del sur de Libia acaban de aportar los primeros datos genéticos que se conocen sobre los misteriosos habitantes del llamado Sáhara verde. Los dos cadáveres estaban momificados de forma natural gracias a la aridez y las altas temperaturas, lo que ha permitido extraer ADN de sus raíces dentales y algunos de sus huesos. Los resultados, publicados hoy en Nature, referente de la mejor ciencia mundial, muestran que estas gentes pertenecían a una rama de la familia humana hasta ahora desconocida que sobrevivió aislada durante miles de años gracias a una transformación radical del paisaje




Hace 14.000 años terminó la glaciación y las lluvias monzónicas reverdecieron todo África. El desierto se convirtió en una sabana cubierta de pastos, árboles, lagos y ríos habitados por jirafas, hipopótamos y otros animales, así como grupos de humanos que sobrevivían de la caza y la recolección. Es el paisaje representado en las célebres pinturas rupestres de las montañas Tadrart Acacus de Libia, que tienen hasta 12.000 años de antigüedad. En esta misma zona se sitúa Takarkori, un abrigo de roca donde se han hallado 15 cadáveres, incluidos los de las dos mujeres analizadas, junto a cestas tejidas con hierbas de ribera, características de zonas húmedas.



Vista desde el abrigo rocoso de TakarkoriM.A.S/U.S. R.

Los autores de la investigación han comparado el genoma de estas dos mujeres con el de casi 800 humanos actuales y 117 africanos de diferentes épocas pasadas. Los resultados muestran que no tienen ningún parentesco con las poblaciones de África subsahariana. Los más parecidos son los humanos que vivieron hace unos 15.000 años en Taforalt, Marruecos.

Uno de los mayores enigmas de esta época es cómo estas gentes asumieron el pastoralismo y aprendieron a vivir de la leche, la carne y la sangre de sus animales. Una hipótesis es que el Sáhara verde fue un corredor para migraciones humanas que volvían a África desde Asia y Europa y encontraron unos pastos idóneos para expandir su modo de vida.

Pero el ADN de las mujeres Takarkori muestra que estas poblaciones permanecieron aisladas del sur y del norte. El origen de su linaje se remonta a hace 50.000 años, cuando su grupo se separó de los humanos modernos que salieron de África en esa época y de los que descendemos todas personas de fuera de ese continente.



La gente de Takarkori tenía diez veces menos ADN neandertal que los humanos actuales de fuera de África, pero más que los de África subsahariana. Esto apunta a que su origen está en poblaciones del norte de África que ya llevaban algo de genética neandertal y que se asentaron en el Sáhara verde durante el llamado Periodo Húmedo Africano.

“Nuestra investigación cuestiona algunas teorías sobre la historia de las poblaciones humanas del norte de África y desvela la existencia de este linaje de raíces muy antiguas y que permaneció asilado del resto”, destaca el coautor del estudio Nada Salem, investigadora del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en una nota de prensa. “Además, mostramos que el pastoralismo se expandió por el Sáhara verde probablemente por intercambio cultural, en lugar de a través de la migración”, resalta.
Abrigo rocoso de Takarkori, al sur de Libia.S. U. R.

Hace unos 5.000 años, el cambio del eje de rotación de la Tierra y la retirada de las lluvias monzónicas volvieron a convertir el Sáhara en un desierto. Esto provocó una diáspora de pueblos ganaderos hacia otras zonas de África. Este pudo ser el origen de la civilización egipcia. El linaje de Takarkori, tal y como fue, se extinguió para siempre. Pero parte de su ADN sigue presente en poblaciones del norte de África.

“Es un descubrimiento fascinante”, opina el genetista del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Carles Lalueza-Fox. “Hasta ahora los habitantes del Sáhara verde eran tan solo pinturas en algunas cuevas, como la famosa Cueva de los Nadadores. “Estos datos genéticos dan una visión más real de como eran estas personas que vivieron en un ecosistema que ya no existe, y descubren un linaje desconocido que parece haberse separado de otras ancestralidades africanas durante casi 50.000 años. Es interesante, además, que en el trabajo que publicamos sobre individuos de hace 8.000 años de Shum Laka, Camerún, detectamos un linaje ‘fantasma’ que situamos en el Sahel, pero no parece que estos individuos lo representen. Esto solo indica lo poco que sabemos de las poblaciones antiguas de África”, añade el científico.

Mary Prendergast, antropóloga de la Universidad Rice, en Estados Unidos, advierte de que el estudio tiene una limitación, pues se basa solo en el ADN de dos individuos para esclarecer una historia de miles de años. Aun así, el trabajo “hace una contribución crucial”, opina. “La investigación actual está solo empezando a desvelar la compleja historia de las poblaciones de África y descubriendo nuevos linajes que han dejado marcas prácticamente imperceptibles en el genoma de las poblaciones actuales”, escribe en un comentario al estudio. “En este contexto, incluso dos individuos pueden cambiar nuestra concepción del pasado”, añade.

«Princesa Polar» de 900 años hallada casi intacta en Siberia





«Princesa Polar» de 900 años hallada casi intacta en Siberia




Un sitio arqueológico en Siberia está intrigando al equipo de investigación que allí trabaja. El nuevo descubrimiento, realizado por la organización Institute of the Problems of Northern Development SB RAS, es el cráneo de una mujer momificada que mantiene la cabeza conservada a pesar de los 900 años que han pasado desde que fue enterrada.

El área de excavaciones se encuentra en la ciudad siberiana de Tyumen y presenta registros de una civilización aún desconocida que pobló el norte del planeta alrededor del siglo XII. El cráneo preservado pertenece a una mujer que falleció alrededor de sus 35 años de edad y medía 1,55 metros.

«Princesa Polar»: ¿cómo se mantuvo tan bien preservada?

El equipo de investigación, formado por científicos de Rusia y Corea del Sur, concluyó que la forma en que la mujer fue enterrada ayudó en su momificación. Junto con su cuerpo, pieles de animales, cáscaras de árbol y piezas de cobre formaron una especie de capullo, provocando una forma natural de momificación. Tanto es así que la coloración verde en el rostro de la momia probablemente sea de una caldera de cobre enterrada junto a ella.


De acuerdo con el informe oficial del laboratorio de investigación, las momias encontradas en este sitio arqueológico en Siberia son muy raras en el mundo. Esto es porque la mayoría de las momificaciones son fruto de procesos artificiales, como las encontrados en Egipto.












Cerca de 30 sepulturas fueron investigadas en el sitio arqueológico que, al parecer, se trataba de una especie de cementerio de la época. Algunos vestigios sugieren que se trata de una mujer socialmente importante, por lo que ha sido llamada como «Princesa Polar».


Uno de esos vestigios es que todos los otros cuerpos que se encontraron con ella eran de hombres. Algunos de ellos presentaban cráneos aplastados, lo que indica que deben haber entrado en conflictos atacando o defendiendo a la «Princesa Polar», según las investigaciones.


Órganos preservados


«Debido al alto nivel de preservación, los órganos internos de las momias también están intactos, lo que es increíblemente interesante para nuestra investigación», declaró Dong Hun Shin, profesor de la Universidad de Seúl que participa en el equipo. De esta forma, otro aspecto que será investigado es la alimentación de ese pueblo.




Si se encuentran ovas de pescado en el intestino de las momias, se podrá decir hasta qué pescado ha consumido y si la especie ya ha dejado de existir o no. Esto también podría indicar qué tipos de parásitos afectaban a esas personas de la Edad Media, que sorprendentemente se relacionaban con los persas.


Un informe en el periódico local El Siberian Times señala que los hallazgos previos descubrieron cuencos de bronce originarios de Persia. Lo que intriga a los investigadores es que ese pueblo siberiano todavía es desconocido para nosotros, pero parece haberse vinculado con una población más famosa y a 6 mil kilómetros de distancia.



Original Author: Guilherme Athaide Original Author URL: https://www.vix.com/pt/users/guilherme-athaide
Original ID value: 548803
Original Site: pt
Original URL: https://www.vix.com/pt/ciencia/548803/princesa-polar-de-900-anos-achada-quase-intacta-na-siberia-mantem-cabelo-e-ate-cilios

El hallazgo de un túmulo 'kurgán' en Siberia puede proporcionar pistas sobre las grandes migraciones de los siglos III-IV d.C.




El hallazgo de un túmulo 'kurgán' en Siberia puede proporcionar pistas sobre las grandes migraciones de los siglos III-IV d.C.



septiembre 30, 2020 

Una imagen parcial del túmulo-cementerio de Tunnug 1 en la estepa siberiana. Los arqueólogos trabajaron durante el otoño de 2019 con la esperanza de que el agua subterránea congelada facilitara las excavaciones. Al final tuvieron que bombear agua gélida de debajo de una gruesa capa de hielo para excavar el yacimiento. FOTOGRAFÍA DE TREVOR WALLACE.

La caída de un antiguo imperio nómada podría haber desencadenado siglos de violencia en la estepa euroasiática; ahora, un equipo de arqueólogos cree haber descubierto un cementerio de víctimas de este periodo misterioso.





Durante los últimos cuatro años, un equipo de arqueólogos rusos y suizos ha excavado un kurgán, o túmulo funerario, en la república rusa de Tuva, en el sur de Siberia. El kurgán, conocido como Tunnug 1, es uno de los primeros y más grandes construidos por los escitas, una cultura nómada que dominó la mayor parte de la estepa entre Europa y Asia desde aproximadamente el 1100 a.C.



Al excavar el límite meridional del túmulo funerario, los arqueólogos se toparon con un conjunto de tumbas más recientes que databan del 100 al 400 d.C. Los investigadores no se esperaban grandes sorpresas, solo la oportunidad de analizar más de cerca las dietas, costumbres de enterramiento y esperanza de vida de estos nómadas de la estepa.





Pero cuando Marco Milella, un arqueólogo de la Universidad de Berna, Suiza, y sus colegas examinaron las docenas de esqueletos de Tunnug 1, se quedaron perplejos. «Nunca he trabajado con una población de esqueletos caracterizada por tanta violencia», cuenta Milella. «Al principio no fue del todo sorprendente, pero después encontramos uno tras otro. Muchas de estas personas fueron víctimas de interacciones violentas... y las pruebas no solo estaban en hombres adultos, también en niños».



En un artículo publicado hace poco en Journal of Physical Anthropology, Millela y sus colegas han analizado más de 100 lesiones óseas para elaborar un panorama de la sociedad de la estepa impregnado de violencia. De las 87 personas enterradas en este pequeño cementerio, más de 20 tenían signos de traumatismos en los huesos, como marcas de cortes, agujeros de flecha y de puntas de espadas, y golpes aplastantes. Entre las víctimas había niños pequeños e incluso una mujer mayor, pero la mayoría eran preadolescentes y adultos.






Esqueletos de aproximadamente 1700 años de antigüedad de nómadas esteparios del sur de Siberia hallados el sitio arqueológico “Tunnug1”. © Tunngl 1 Proyecto de investigación.


La vuelta al caos

Esta evidencia de violencia podría explicar los acontecimientos que tuvieron lugar lejos de los pastizales de Siberia meridional. Las personas enterradas en el túmulo funerario vivieron durante una época de cambios. Unos siglos antes, la región formaba parte de un imperio de nómadas llamado Xiongnu, cuyas expediciones de saqueo por el este y el sur motivaron a los emperadores chinos para empezar a construir la Gran Muralla. Los escritores chinos de la época se maravillaban —aunque los despreciaban— de sus vecinos nómadas.



«Tienen la costumbre de pastorear sus rebaños en tiempos de paz y ganarse la vida cazando, pero en periodos de crisis toman las armas y emprenden expediciones de pillaje y saqueo. Esta parece ser su naturaleza innata», escribió con desdén el historiador chino Sima Qian en el siglo I a.C., unos cien años antes de los primeros entierros en Tunnug 1.





Cuando el Imperio Xiongnu cayó en torno al año 100 d.C., la estepa quedó sumida en el caos. En lugar de atacar al naciente imperio chino, los guerreros de la región comenzaron a luchar entre sí. «Es probable que lo que vemos en este túmulo de Tunnug 1 sea el declive de la estabilidad política en la zona tras la caída del Imperio Xiongnu», afirma Gino Caspari (izquierda), director de excavaciones y arqueólogo de la Universidad de Berna.







Cinco puntas de flecha de hierro halladas en la Tumba 33 del cementerio de Tunnug 1. Es probable que estuvieran dentro de una aljaba que se ha descompuesto con el paso de los milenios. FOTOGRAFÍA DE TREVOR WALLACE.


«Violencia reiterada e intencionada»

Mediante la datación con carbono radioactivo, los arqueólogos demostraron que las tumbas de Tunnug 1 abarcaban siglos, partiendo del año 100 d.C. En lugar de una sola batalla o masacre, parecen representar las consecuencias de saqueos o de batallas a pequeña escala en un periodo prolongado.



«Esto sugiere guerras internas, ojo por ojo, violencia vengativa», afirma Christopher Knuesel (derecha) arqueólogo de la Universidad de Burdeos que no participó en el estudio. Sin embargo, señala que la violencia prolífica llama la atención, sobre todo en un túmulo-cementerio que se utilizó durante siglos.





«Esto suele encontrarse en fosas comunes», añade Knuesel. «Que se haya encontrado en tumbas individuales es una combinación muy poco común».



Es probable que la cifra real de muertes violentas fuera mucho mayor, ya que las lesiones pueden resultar mortales sin dejar marcas en los huesos. Los bioarqueólogos, que se especializan en el análisis de restos óseos antiguos, estiman que, por cada esqueleto hallado con daños visibles, otros tres han sido asesinados de formas que no han dejado señales en los huesos. «Lo que observamos en el esqueleto es una subestimación; muchas lesiones no dejan marcas en el esqueleto», afirma Milella.






Lesión en un resto cráneal probablemente originado por una flecha. © Marco Milella







Los arqueólogos observaron una herida con forma de diamante —probablemente de una flecha— en el cráneo de un hombre joven enterrado en Tunnug 1, Siberia, hace unos 2000 años. Los investigadores creen que las lesiones físicas observadas en el cementerio de Tunnug 1 podrían reflejar el caos interno en la estepa tras la caída del Imperio Xiongnu. FOTOGRAFÍA DE TREVOR WALLACE.



De hecho, los investigadores descubrieron puntas de flecha alojadas entre los huesos sin marcas de varios esqueletos de Tunnug 1, lo que apunta a que penetraron un tejido blando y quedaron expuestas cuando se descompuso la carne circundante.





Los investigadores también hallaron los restos de hombres y niños con cortes en la parte delantera de la columna vertebral, cerca del cuello, pero sin las heridas en los brazos ni el tórax propias del combate cuerpo a cuerpo o de la autodefensa. La combinación sugiere que fueron degollados, bien durante una ejecución atroz, bien como parte de una ceremonia violenta. «Es probable que parte de estos rasgos estén relacionados con asesinatos ritualizados», afirma Milella.






Mandíbula inferior de un niño de aproximadamente 8 años; la herida señalada por la flecha fue realizada por un arma blanca. © Marco Milella.


«Eran más que brutos»

Puede que la violencia fuera habitual entre estos nómadas de la estepa, pero excavaciones anteriores han demostrado que también eran compasivos. Cuando excavó en un yacimiento similar en Tuva en los años noventa, Eileen Murphy (izquierda), arqueóloga de la Queen’s University de Belfast, Irlanda del Norte, también halló señales de traumatismos y violencia en muchos esqueletos. Pero apunta que los restos que destacaron pertenecían a personas que habían recibido cuidados a largo plazo.



«Había muchas evidencias de personas con discapacidades en la infancia que habían sobrevivido hasta la adultez», cuenta Murphy, que no participó en el estudio actual. «Los pueblos de las estepas tenían una faceta afectuosa. Eran más que brutos».





Que los grupos posteriores aún dieran sepultura a sus difuntos en un cementerio escita construido mil años antes de su época también «revela cierta continuidad», observa Milella. «El propio kurgan se utilizó para fines funerarios. Es probable que fuera un lugar especial y simbólico. Resulta fascinante si piensas en el periodo de tiempo que implica esto».







Un chamán de Tuva hace ofrendas y pide ayuda a los ancestros al comienzo de la temporada de excavaciones en Tunnug 1 en 2019. En general, los residentes de Tuva tienen una mezcla de creencias animistas y budistas. FOTOGRAFÍA DE TREVOR WALLACE.



Además, durante el periodo de tiempo de los entierros en Tunnug 1, durante los primeros siglos d.C., la caída del Imperio Xiongnu causó repercusiones que afectaron a otros imperios de Asia y Europa. A medio mundo de distancia, los escritores romanos documentaron sobre tribus belicosas de Asia central en la misma época. Finalmente, la embestida de los godos, los alanos y los hunos hacia el oeste contribuiría a la caída del Imperio Romano.





Los nuevos hallazgos de violencia en Tunnug 1 podrían aportar un motivo plausible para las migraciones nómadas. «En los siglos III y IV hay movimientos de personas por todas partes», afirma Knuesel. «Quizá uno de los motivos por el que salieron de las estepas fue la inestabilidad imperante».



Fuentes: nationalgeographic.es | Universidad de Berna | 23 de septiembre de 2020

Princesa de Ukok




Princesa de Ukok






Momia de la Princesa de Ukok.Princesa de Ukok

La Princesa de Ukok (del ruso: Принце́сса Уко́ка), también conocida como la Dama de hielo o como la Princesa de Altái (Алтайская принцесса en ruso), es una momia de una mujer del siglo V a. C., encontrada en 1993 en un kurgán de la cultura Pazyryk en la República de Altái, Rusia. Fue uno de los hallazgos arqueológicos rusos más importantes de finales del siglo XX. En 2012 fue trasladada a un mausoleo especial en el Museo Nacional Republicano de Gorno-Altaisk.

Introducción

Los restos momificados de la "Princesa de Ukok", nombre dado por periodistas y residentes de Altái, son de una mujer escita que vivió en las estepas euroasiáticas en el siglo V a. C. y fueron encontrados intactos en una cámara funeraria subterránea. La arqueóloga Natalia Polosmak y su equipo descubrieron la momia en 1993, cuando era la investigadora principal en el Instituto ruso de arqueología y etnografía de Novosibirsk. Era la cuarta temporada de Polosmak trabajando en la meseta de Ukok, donde el instituto continuaba su investigación sobre la población primitiva del sur de Siberia.[1]

La Princesa de Ukok es una exponente de la cultura Pazyryk que prosperó entre los siglos VI y II a. C., en la estepa siberiana. Su tumba fue hallada en la meseta de Ukok, cerca de la frontera con China, en lo que hoy es la República de Altái. La meseta, parte de las estepas euroasiáticas, se caracteriza por un clima árido y duro. En la actualidad, los pastores de Altái siguen llevando sus rebaños a la meseta durante el invierno porque el fuerte viento despeja el pasto y proporciona tierras de pastoreo para los animales a pesar de las temperaturas heladas.

Descubrimiento y excavaciónMeseta de Ukok

Polosmak y su equipo fueron guiados por un guardia fronterizo, el teniente Mikhail Chepanov, a un grupo de kurganes localizados en un territorio disputado por Rusia y China.[1]​ Un kurgán es un túmulo funerario cubierto con un montículo de rocas. Por lo general, el montículo cubría la cámara funeraria, que contenía un cuerpo enterrado dentro de un ataúd de troncos, acompañado por objetos fúnebres. La cámara de la tumba de la Princesa de Ukok fue construida de esta manera, y la madera y otros materiales orgánicos presentes han permitido fechar su entierro. Una muestra del núcleo de los troncos de su cámara fue analizada por un dendrocronólogo, y muestras de materia orgánica del estómago de los seis caballos que se encontraron en la tumba fueron examinadas también, indicando que la momia fue enterrada en la primavera, en algún punto del siglo V a. C.[1]

Antes de que Polosmak y su equipo llegaran a la cámara, se toparon con un segundo entierro más tardío en el mismo kurgán colocado encima del sepulcro de madera de la Princesa. El contenido consistía en un ataúd de piedra y madera que contenía un esqueleto, junto con tres caballos. Polosmak cree que este entierro secundario fue el de un grupo extranjero, quizás de pueblos subordinados, que consideraban honorable enterrar a sus muertos en kurganes Pazyryk.[1]

Un hoyo excavado en el kurgan indicó que esta tumba posterior había sido saqueada. Debido a esta perforación, el agua y la nieve se filtraron dentro de la cámara funeraria de la Princesa de Ukok. El agua se congeló y formó un bloque de hielo dentro de la cámara que nunca se descongeló por completo debido al clima estepario, el permafrost y las rocas apiladas sobre el montículo que desviaban los rayos del sol. El contenido del entierro permaneció congelado durante 2400 años, hasta la excavación de Polosmak.

Cámara sepulcral

En el interior de la cámara sepulcral de la Princesa estaba su ataúd, que estaba hecho de un tronco de madera de alerce macizo decorado con aplicaciones de cuero que representaban figuras de ciervos. La cámara también contenía dos pequeñas mesas de madera con cubiertas en forma de bandeja, que se utilizaban para servir comida y bebida. En las mesas se había puesto carne de caballo y de carnero; el residuo de un producto lácteo, tal vez yogur, se encontró en un recipiente de madera con una empuñadura y un agitador tallados y se le sirvió una bebida en una taza de cuerno para mantenerla en su viaje.[1]

La Princesa de Ukok y sus caballos estaban orientados con la cabeza hacia el este, como en otros entierros Pazyryk. Tenía entre 20 y 30 años en el momento de su muerte. Las causas de la muerte de la Princesa de Ukok permanecieron desconocidas[2]​ hasta 2014, cuando nuevas investigaciones sugirieron que el cáncer de mama, combinado con lesiones sufridas en una caída, era la causa más probable. El hallazgo de Cannabis en un contenedor cerca del cuerpo permitió suponer que esta droga se utilizó para aliviar los dolores crónicos de la mujer.[3]

Se cree que pudo haber tenido un estatus elevado de sacerdotisa en su comunidad con base a los artículos encontrados en su cuarto. La piel preservada de la Princesa de Ukok tiene un tatuaje de ciervo de estilo animal en uno de sus hombros y otro en su muñeca y pulgar.[4]​ Fue enterrada vestida con una blusa amarilla de seda tusor, una falda de lana de rayas carmesí y blanca con un cinturón de borlas, polainas de fieltro blanco hasta el muslo, con una piel de marta, un espejo pequeño hecho de metal pulido y madera con figuras de ciervo talladas, y un tocado de cabeza que medía casi un metro de alto. El tamaño del tocado requería un ataúd de ocho pies de largo. El tocado tenía una subestructura de madera con una cubierta de fieltro moldeado y ocho figuras felinas talladas cubiertas de oro. Había restos de semillas de cilantro en un plato de piedra que puede haber sido provisto para el uso medicinal de la Princesa.

Controversia

La excavación se realizó con gran cuidado, aunque en algunos aspectos se ha considerado problemática, debido a los métodos utilizados para derretir el hielo y retirar los artefactos y el cuerpo del ataúd. La momia también sufrió deterioro durante el transporte desde el lugar de las excavaciones hasta el laboratorio y, aunque estaba en un ambiente refrigerado, este provocó que sus tatuajes se desvanecieran.

Se produjo una disputa entre las autoridades rusas y los habitantes de la zona, quienes reclamaron a la Princesa de Ukok y otros kurganes de Pazyryk. Durante 19 años después de su descubrimiento, fue mantenida principalmente en un instituto científico de Novosibirsk, pero en 2012, la momia fue devuelta a Altái, donde será conservada en un mausoleo especial en el Museo Nacional Republicano de la capital, Gorno-Altaisk. Desde entonces, las excavaciones en el lugar han sido prohibidas, aunque se cree que hay más artefactos dentro de la tumba.[4]

Una reconstrucción del rostro de la Princesa de Ukok fue creada usando su cráneo, en conjunción con las medidas tomadas de los cráneos, rasgos faciales y el grosor de la piel de los habitantes de Altái actuales. La artista que creó la reconstrucción, Tanya Balueva, manifestó que la Princesa de Ukok "es un claro ejemplo de la raza caucásica sin rasgos típicamente mongoles". Sin embargo, Rima Eriknova, directora del Museo Regional de Altái, no estuvo de acuerdo y comentó: "Hicieron que la Princesa de Ukook fuera completamente europea".[2]

Referencias
Polosmak, Natalia (octubre de 1994). «A Mummy Unearthed from the Pastures of Heaven». National Geographic: 80-103.
«Transcripción del documental de la BBC/NOVA: Siberian Ice Maiden». PBS (en inglés). 24 de noviembre de 1998. Consultado el 10 de noviembre de 2017.
Anna Liesowska (14 de octubre de 2014). «Iconic 2,500 year old Siberian princess 'died from breast cancer', reveals MRI scan». The Siberian Times (en inglés). Consultado el 10 de noviembre de 2017.
«Siberian Princess reveals her 2,500 year old tattoos». The Siberian Times (en inglés). 14 de agosto de 2012. Consultado el 10 de noviembre de 2017.

El Memorial de Judde

 

El Memorial de Judde 




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sacrificio celta

 sacrificio celta

grabado de paul pindar

jueves, 4 de septiembre de 2025

Mokèlé-mbèmbé




Mokèlé-mbèmbé




Dibujo de un mokèlé-mbèmbé

Mokèlé-mbèmbé

El Mokèle-mbèmbé también conocido como mbulu-embembe en Camerún, nyamala y amali en Gabón, es una bestia común de la mitología de varias culturas del África Central; principalmente pigmeos. Mayoritariamente se la ubica en los pantanos del río Likouala-aux-Herbes en la República del Congo. En la República Centroafricana recibe diversos nombres: los banziris le llaman songo, los bandas, badigui («diablo acuático»). En el distrito de Birao recibe el nombre de guanerú, en Baya se le llama diba.[1]

La presunta existencia real de la criatura es objeto de debates entre criptozoólogos.[2]

Generalidades

Los relatos y la tradición oral de varias tribus africanas lo describen de manera variable o errática, a veces como un animal de color gris parduzco y de tamaño superior al de un elefante, de unos 4 a 6 metros de alto y 5 a 10 metros de largo. En otras ocasiones su tamaño no supera al de un hipopótamo. Otros lo describen como un saurópodo. Alegan que tiene el cuello largo y flexible[3]​ y un solo diente, aunque muy grande; otros relatos aseguran que se trata de un cuerno. Unos pocos hablan de una cola musculosa como la de un caimán.[4]​ Vive en los ríos y trepa a las orillas en pleno día para buscar alimento. Sus huellas se parecen a las del hipopótamo, aunque son mayores y palmeadas; según algunos exploradores, son circulares, del tamaño de una sartén, con tres dedos. Su dieta estaría compuesta mayormente por vegetales, aunque hay reportes de que cazarían humanos e hipopótamos.[5]​ Es interesante notar que hay una pequeña población de estos últimos en los pantanos del río Likouala.

Elementos míticos

Las historias sobre el Mokèlé-mbèmbé son aparentemente un antiguo componente de la tradición oral de varias tribus africanas, entre ellas la de los pigmeos. Los pescadores nativos muestran una especial aversión a ciertas zonas pantanosas en donde se cree que habita la criatura, en vista de su presunta habilidad para cazar humanos.

Relatos y expediciones

Recientemente se dio a conocer un relato que describe una supuesta matanza en 1960 de un ejemplar de mokèlé-mbèmbé en las cercanías del Lago Télé. Según esta historia, un grupo de pigmeos de la zona pantanosa del Likouala construyó una pared para mantener a estas criaturas a raya. Una de ellas pudo atravesar la barrera, lo que originó la feroz respuesta de los nativos. William Gibbons (ver enlaces externos) señala: "(El) Pastor Thomas [quien conocía a los nativos] también mencionó que dos pigmeos imitaron los gritos del animal mientras era atacado y lanceado... más tarde se celebró un festín por la victoria, durante el cual partes del animal fueron cocinadas y consumidas. Sin embargo, aquéllos que participaron de la fiesta eventualmente murieron ya fuera por envenenamiento alimenticio o por causas naturales. En todo caso, debe subrayarse que los pigmeos rara vez viven más de 35 años, y que las mujeres de la etnia dan a luz desde los doce años. Algunas personas también cree que la mitificación (poderes mágicos, etc.) relacionados con Mokele-mbembes (sic) empezó con este incidente." [6][7]

Otros relatos y expediciones de los cuales se incluye al Mokèlé-mbèmbé incluyen:

1776: Bonaventure

El registro más antiguo que se tiene de la criatura es del libro Historia de Loango, Kakonga y otros imperios en África, que data de 1776 y fue escrito por el misionero francés Abbé Lievain Bonaventure Poyart. Bonaventure aseguró observar, además de las características de los nativos, la flora y la fauna de la zona, enormes pisadas en la costa de algunos ríos de la región. Bonaventure escribió: "(El animal) debió ser monstruoso, las marcas estaban en el suelo y tenían unos tres pies de circunferencia." También conjeturó que no podía tratarse de las huellas de un elefante porque estos no poseen garras en sus patas.[8]

1909: Gratz

El teniente Paul Gratz, de las fuerzas del África Este, viajó por la zona del río Congo en 1909.[9]​ En sus memorias de viaje, aseguró escuchar leyendas de los nativos sobre una criatura desconocida llamada Nsanga, que supuestamente habitaba la región del Lago Bangweulu. La descripción de Gratz, basada en los nativos, se asemejaba mucho al de un saurópodo. Es el informe más antiguo de una criatura similar al Mokèlé-mbèmbé que se tiene del siglo XX. Además, a Gratz le fue mostrado un trozo de piel que supuestamente pertenecía a la criatura, durante su visita a la isla Mbawala.[10]

1909: Hagenbeck

En 1909 hubo otro informe de una bestia desconocida en el centro de África, esta vez obtenida de la autobiografía del famoso cazador alemán Carl Hagenbeck. Hagenbeck, en su autobiografía titulada Bestias y Hombres,[11]​ aclamó escuchar de varias fuentes independientes sobre un animal que habitaba la región del Congo, descrita como "parte elefante, parte dragón." El naturalista Joseph Menges y el explorador Hans Schomburgk, siendo este último el que notó una ausencia de hipopótamos en el Lago Bangweulu, fueron sus fuentes más notables. Los guías nativos de Schomburgk le indicaron la existencia de un enorme animal "comehipopótamos" que vivía en el lago; sin embargo, Schomburgk creyó que los testimonios eran, en algunas ocasiones, poco creíbles y que unos relatos se fomentaban con otros.[10]

1913: von Stein

El capitán alemán Freiherr von Stein hizo una revisión en varias colonias alemanas en lo que hoy es Camerún en 1913. Él escuchó historias sobre un enorme reptil que habitaba las junglas, incluyendo una descripción en su reporte. Su reporte no fue publicado formal y completamente, siendo algunas porciones publicadas en trabajos posteriores, como el libro La zoología exótica de Willy Ley, escrito por el científico también alemán Willy Ley, en 1959. Acorde a su relato, von Stein dijo que en el río Ssombo le habían mostrado un sendero que supuestamente había sido hecho por el animal cuando caminaba en busca de su comida.[10]

1919-1920: Expedición del Instituto Smithsoniano

Una enorme expedición conformada por 32 personas fue organizada y enviada a África, por Instituto Smithsoniano de Washington D. C., entre 1919 y 1920. Algunos fotógrafos fueron seleccionados para acompañar la expedición; con ellos se documentaría en imágenes la vida salvaje. De acuerdo a los zoólogos Loren Coleman y Patrick Huyghe, los guías africanos encontraron "inexplicables pisadas enormes en la arena de los ríos." A su vez, el equipo escuchó extraños rugidos en el pantano, que no encajaban con algún animal conocido. La expedición terminó en tragedia: 4 hombres murieron y otra media docena fue severamente herida cuando el tren en el que viajaban por una zona inundada descarriló y volcó.[10]

1927: Smith

En 1927 se publica la memoria del comerciante de marfil Alfred Aloysius Smith, titulada Trader Horn. Smith trabajó en una compañía británica a finales del siglo XIX, en lo que hoy es Gabón. En el libro, Smith relata historias de las tribus nativas e incluso de exploradores sobre una criatura a la que se le daba dos nombres: "jago-nini" y "amali", que al parecer poseía un enorme tamaño y dejaba "grandes huellas con tres garras". También en su libro relata acerca de las poblaciones de manatíes aniquiladas supuestamente por lo que le informaron, se trataba del N’yamala. [10]

1932: El encuentro de Sanderson

El famoso zoólogo escocés especializado en criptozoología Ivan T. Sanderson aseguró que, en 1932, mientras navegaba por el río Mainyu en Camerún, divisó un gran animal saliendo de una cueva cercana al río. Emitiendo un sonido ensordecedor, la criatura salió de la cueva y se sumergió en el río. Según Sanderson, el animal era de piel oscura, con una cabeza de igual tamaño que la de un hipopótamo, pero con una forma completamente diferente. Sus guías nativos gritaban "m'koo m'bemboo", de acuerdo a la fonética de Sanderson.

1938: von Boxberger

En 1938, el explorador Leo von Boxberger montó una expedición para recolectar reportes del mokèlé-mbèmbé. Recolectó varios informes de los nativos; lamentablemente, sus notas y apuntes fueron abandonados tras una conflagración con miembros de tribus cercanas.[12][10]

1939: von Nolde

Un año después, un periódico de la colonia alemana de Angola publicó una carta de Frau Ilse von Nolde, quien aseguró escuchar de un animal llamado "coye ya menia" (león de agua), por parte de varios nativos y colonos. Según lo relatado, la supuesta criatura tenía un largo cuello y era del tamaño de un hipopótamo, incluso más grande. Esta atacaba a los hipopótamos, pero nunca los devoraba.[13]

1966: La fotografía de Ridel

Yvan Ridel, entre agosto y septiembre de 1966, fotografió, en un pantano al noreste de Loubomo, una huella enorme con tres dedos. Esta huella, según Ridel, era sin duda de un animal desconocido, puesto que los hipopótamos tienen cuatro dedos. Además, los dedos de la huella eran puntiagudas, diferentes a las de un elefante que son redondas.[14]

1976: Primera expedición de Powell

En 1976, el herpetólogo James H. Powell viajó a la zona de Gabón, inspirado por el libro Trader Horn. Aunque el objetivo primario de Powell era estudiar a los cocodrilos, también planeó estudiar al mokèlé-mbèmbé. En su estadía, Powell escuchó a varios nativos testigos de un animal llamado "n'yamala", que Powell creyó era el mismo que el "amali" del libro de Smith. Los pobladores también aseguraron que la criatura se alimentaba de liana, tal y como lo había relatado el capitán von Stein medio siglo antes. Powell, además, mostró imágenes a los indígenas de animales vivos y extintos. Ellos sugirieron que el Diplodocus era el más cercano a la descripción del "n'yamala".

1979: Segunda expedición de Powell

James Powell volvió en 1979 a la zona, obteniendo reportes adicionales de varias otras tribus. Consiguió un contacto especial con el reverendo estadounidense Eugene Thomas, quien introdujo a Thomas varios testigos. En los reportes se indica que el "n'yamala" -quien Powell decidió que era idéntico al mokèlé-mbèmbé- era un herbívoro agresivo que no dudaba en atacar a las piraguas que se le acercaban.[15]

1980: Expedición Mackal-Powell

Para su tercera expedición, en febrero de 1980, a Powell se le unió el biólogo Roy P. Mackal. Esta vez, basados en los reportes de varios testigos, Mackal y Powell viajaron a las zonas del pantano del río Likouala-aux-Herbes y, a su vez, el desolado Lago Télé. La expedición no pudo alcanzar dicho lago, puesto que este sitio, hasta 1980, estaba notablemente inexplorado. Tal y como lo había descrito Powell anteriormente, a los nativos se les mostraron una serie de imágenes de animales vivos y extintos, de los cuales la imagen del saurópodo era la más señalada. Antes y después de la expedición,[15]​ Powell y Mackal fueron entrevistados en el programa de televisión Arthur C. Clarke's Mysterious World.

1981: Expedición Mackal-Bryan

Sólo un año después, Roy Mackal montó otra expedición junto a Jack Bryan a la misma área. A la expedición, se les debía unir Herman Regusters, pero ambos entraron en dificultades de financiamiento, equipaje y organización, provocando que al final se hicieran expediciones separadas. Esta expedición fue la más significativa en el contexto de búsqueda de la criatura, pues, aunque no se alcanzó una vez más el Lago Télé, sí se recolectó evidencia de criaturas críptidas: el Emela-ntouka, el Mbielu-Mbielu-Mbielu, el Nguma-monene, etc. La expedición también tuvo otro punto importante: el único "encuentro cercano" en las expediciones de Mackal. Mientras viajaban por un río, escucharon un enorme chapoteo, que el explorador y criptozoólogo inglés J. Richard Greenwell (que los acompañó en aquel viaje) describió como "una enorme ola, proveniente de un banco de arena cercano." Greenwell aseguró que este movimiento en el agua fue causado por un "objeto animado", que no era ni un cocodrilo ni un hipopótamo.[15]

1981: Expedición Regusters

Herman Regusters un ingeniero aeroespacial perteneciente a la NASA, trató de que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos le financiase una expedición al Congo, con la idea de buscar al hipotético animal. La idea de Regusters era crear mapas de la región que justificasen el gasto del estado en dicha expedición, pero al no obtener una respuesta satisfactoria al respecto, decidió financiarse la expedición por sí mismo y partió hacia el Congo en compañía de su esposa, reuniéndose con un grupo de lugareños que se incorporaron a dicha expedición. El resultado fue desalentador ya que Regusters regresó sin haber conseguido prueba material alguna de la existencia de la bestia, treyendo solo un puñado de anécdotas respecto a posibles avistamientos que no se registraron ni en fotos ni en videos.[4][16]

1983: Avistamiento de Agnagna

El supuesto avistamiento más "cercano" que se ha tenido del Mokèlé-mbèmbé ocurrió en la expedición liderada por el biólogo congoleño Marcellin Agnagna, hecha en 1983. Agnagna relató que vio a la supuesta criatura durante un lapso de 20 minutos, a una distancia cercana. Él intentó filmar el encuentro, pero en su emoción se olvidó de quitar la tapa que cubría el lente de la cámara. Contradictoriamente con sus primeras afirmaciones, en una entrevista hecha en 1984, Agnagna dijo que el filme fue arruinado porque la cámara tenía el modo equivocado.[17]

1985: Nugent

En diciembre de 1985, el explorador estadounidense Rory Nugent avistó una anomalía moviéndose en medio del Lago Télé, aproximadamente a un kilómetro de su posición en tierra. Nugent describió una silueta esbelta, que dejaba pequeñas olas en su trayecto. Cuando lanzó un bote al agua para investigar, los nativos le ordenaron no acercarse. Nugent, en su libro, escribió que los nativos veían a la criatura como una especie de deidad, "a la que él no puede acercarse, pero si decide, este dios puede acercarse a él." Nugent aportó algunas fotografías, muy borrosas para ser identificables.

Expediciones

La cuenca del río Congo presenta grandes extensiones de pantanos, riachos y mallines, que forman un sistema hidrográfico complejo en el que descuellan numerosos lagos. En general el lugar no ha sido explorado en profundidad por lo que el conocimiento científico del que disponemos es reducido; y ello permitiría todavía la posibilidad de encontrar algún posible animal desconocido por la ciencia, en estos lugares. Entre las expediciones realizadas, destacan:

Un megatransecto en las profundidades de la cuenca, liderado por el biólogo y explorador Michael Fay no reveló traza alguna de la criatura. Otro investigador, Roy Mackal, profesor de zoología de la Universidad de Chicago, llevó dos grupos al lugar en 1980 y 1981 para buscar evidencia adicional. En esta expedición no se obtuvieron pruebas concluyentes, aunque según ellos se pudo recolectar importante información, incluyendo la posible fuente alimenticia principal del animal. En 1985 y 1992 el explorador británico Bill Gibbons añadió nuevas descripciones al corpus de datos disponible.

Otras expediciones también sumaron evidencia anecdótica: en 1980 un viaje realizado por los zoólogos James Powell y Roy P. Mackal fotografió una pista abierta en la vegetación por un animal presumiblemente acuático, (la senda comenzaba y terminaba en el río) de unos dos metros de alto, que aparentemente arrastraba una pesada cola. También en el Congo, Rory Nugent fotografió en 1993 una extraña forma en el lago Télé que pertenecería a la mítica bestia.

Explicaciones posibles

Dinosaurio

Si bien los relatos de un animal viviendo en las aguas del lago Telé se remontan a varios siglos atrás, la idea de que ese animal pudiera ser un dinosaurio solo aparece a partir del siglo XX en paralelo con el mismo concepto del monstruo del lago Ness.[18]​ La creencia popular y todavía algunos pocos criptozoólogos, relacionan al animal con el Monstruo del lago Ness, o algún tipo de dinosaurio, una reliquia viviente posiblemente del clado sauropoda que habría sobrevivido la extinción del Cretácico debido a condiciones sui generis de la cuenca del Congo. Esta idea es bienvenida por algunos creacionistas como sustento de su concepción, pero rechazada de plano por la mayoría de los científicos, e incluso por muchos criptozoólogos. Resulta que, para asegurar una especie saludable, sostenida a través de casi 65 millones de años, y de animales realmente grandes, tendríamos que considerar la existencia, como mínimo, de una población de cientos de individuos con abundante comida a su disposición. Y ningún cuerpo de agua dulce podría sostener ese tipo de población. Al menos no por los 65 millones de años en que, supuestamente, se ha mantenido la especie.[2]​ Sin embargo pudiera tratarse de un relicto se refiere a los remanentes supervivientes de asociaciones biológicas o especies vivas, con una distribución muy reducida por causas naturales o debido a la acción humana, comparada con la que anteriormente tuvieron. Ejemplo de ello el pez Celacanto y el reptil Tuatara. Muchas especies actualmente en peligro de extinción han sido convertidas en relictas por el ser humano. Se debe considerar que los dinosaurios más pequeños tenían mayores posibilidades de poder adaptarse a los cambios drásticos en cuanto a los posibles cambios en la temperatura y la alimentación. Por el contrario el tamaño gigantesco de varias especies de dinosaurios implicaba una desventaja enorme frente a cambios en el clima y el acceso a las fuentes de alimentación disponibles.

Confusión con otros animales

Se ha sugerido que el mokèlé-mbèmbé podría haber sido un rinoceronte[19]​ el cual al nadar en el lago con solo una parte de su cabeza en la superficie, se habría confundido por sus observadores con un animal exótico. Un hecho curioso al respecto es la descripción de algunos testigos que afirman que el animal posee un solo diente, lo cual podría reforzar la hipótesis de un rinoceronte cuya cornamenta sobresaliera de la superficie del agua. Otra posible explicación es que el fenómeno se reduce al confuso avistamiento de un grupo de cocodrilos machos persiguiendo a una hembra durante la estación de apareamiento. Otros especulan que se trataría de hipopótamos y otros animales.[20]

Confusión con fenómenos naturales más ordinarios

Hoy se especula con que determinadas ondas estacionarias que tienen lugar en cuerpos de agua cerrados (o parcialmente cerrados), conocidas como seiche, y que se presentan como oscilaciones -a veces violentas- de la superficie del agua en calma, pueden dar lugar a falsos avistamientos. Se ha observado que los seiche son particularmente violentos en lagos aledaños a zonas de desplazamiento tectónico como el Rift africano y que, en ocasiones, son capaces de traer, desde el fondo a la superficie elementos hundidos tales como troncos de árboles. También pueden darse confusiones al avistar materia vegetal o cadáveres de animales a la deriva, peces moviéndose en cardúmenes compactos, especímenes particularmente voluminosos de reptiles (boas y cocodrilos) o mamíferos (hipopótamos y elefantes). Estas confusiones son muy frecuentes en los crepúsculos, por las particularidades de iluminación (Sol bajo con respecto al observador, luz escasa, sombras alargadas), fenómeno que se potencia si tenemos en cuenta el ángulo de visión de los testigos, casi tangencial a la superficie, en algunos casos.

Solo un mito

Sin embargo podría también ser el caso de que el mokèlé-mbèmbé es simplemente un mito persistente. En tal sentido, Hans Schomburgk, cazador de comienzos del siglo XX que fue contratado por Carl Hagenbeck a fin de que capturara algunos ejemplares para su parque zoológico de Hamburgo, juzgó que: "Los nativos que desean complacer al visitante blanco y al mismo tiempo esperan alguna recompensa valiosa están demasiado dispuestos a garantizar que conocen un animal de piel azul, seis patas, un solo ojo y cuatro colmillos. El tamaño de la bestia dependerá de quien lo pregunte. El nativo dirá lo que cree que el hombre blanco desea escuchar". (Sjögren, 1980)


BibliografíaMackal, Roy, A Living Dinosaur? In Search of Mokéle-mbèmbé
Ndanga, Alfred Jean-Paul (2000) 'Réflexion sur une légende de Bayanga: le mokèlé-mbèmbé', in Zo, 3, 39-45.
Nugent, Rory (1993) Drums along the Congo: on the trail of Mokéle-mbèmbé, the last living dinosaur. Boston: Houghton Mifflin. ISBN 0-395-58707-7 or ISBN 0-395-67071-3
Regusters, H.A. (1982) Mokele - Mbembe: an investigation into rumors concerning a strange animal in the Republic of the Congo, 1981 (Munger Africana library notes, vol. 64). Pasadena: California institute of technology.
Sjögren, Bengt, 1980. "Berömda vidunder". Bokförlaget Settern.

Referencias
Gonzalez, J. G. (marzo de 2002). Criptozoología: El enigma de los animales imposibles. EDAF. ISBN 978-84-414-1063-3. Consultado el 21 de julio de 2020.
«Mokele-mbembe – Escepticcionario». Consultado el 13 de julio de 2020.
«¡¿3 dinosaurios que convivieron con humanos en África?!». http://asombroso.cc. Consultado el 13 de julio de 2020.
Baraniuk, Chris (21 de febrero de 2017). «Mokèle-mbèmbé: el mítico monstruo milenario que se esconde en los lagos de África». BBC News Mundo. Consultado el 12 de julio de 2020.
«Mokèle-Mbèmbé, el último dinosaurio y habita en Africa». El Editor. Consultado el 13 de julio de 2020.
Regusters, Herman A. (1982-07-00). «Mokele-Mbembe: an investigation into rumors concerning a strange animal in the Republic of the Congo, 1981». resolver.caltech.edu. Consultado el 13 de julio de 2020.
Boutland, Craig (15 de julio de 2018). Anansi the Talking Spider and Other Legendary Creatures of Africa (en inglés). Gareth Stevens Publishing LLLP. ISBN 978-1-5382-2709-1. Consultado el 13 de julio de 2020.
«In Search Of the Congo Dinosaur». www.icr.org (en inglés). Consultado el 15 de julio de 2020.
«Paul Graetz and his journey against wind, weather and time». marsMediaSite (en inglés). Consultado el 13 de julio de 2020.
«Behemoth or Bust | Genesis Park» (en inglés). Consultado el 21 de julio de 2020.
Hagenbeck, Carl (1912). Bestias y Humanos. Las experiencias de Carl Hagenbeck de cincuenta años con animales salvajes (en inglés). London & New York: Longmans, Green, & Co.
«El nuevo reparto del Congo (1911), por Carlos Font Gavira». Fundación Sur. Consultado el 21 de julio de 2020.
Henson, Tamara (3 de marzo de 2014). «Cryptodraco: Mokèlé-Mbèmbé, A Living Dinosaur? Part One: 1776 to 1939». Cryptodraco. Consultado el 21 de julio de 2020.
«Institut Virtuel de Cryptozoologie». cryptozoo.pagesperso-orange.fr. Consultado el 21 de julio de 2020.
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Regusters, Herman (1982). California Institute of Technology, ed. Munger Africana Library Notes (en inglés).
Coleman, Loren. «Loch Ness Monster & Mokele-Mbembe Researcher, Cryptozoologist Roy P. Mackal Has Died» (en inglés estadounidense). Consultado el 15 de julio de 2020.
August 2013, Benjamin Radford 13. «Mokele-Mbembe: The Search for a Living Dinosaur». livescience.com (en inglés). Consultado el 12 de julio de 2020.
este enlace, tercer párrafo después de la segunda imagen. (en inglés)
Gonzalez, J. G. (2002-03). Criptozoología: El enigma de los animales iomposibles. EDAF. ISBN 978-84-414-1063-3. Consultado el 12 de julio de 2020.

Enlaces externosMokèlé-mbèmbé: el dinosaurio viviente. (en inglés)
El mokèlé-mbèmbé en Cryptozoology.com (en inglés)
Discusión sobre el mokèle-mbèmbé. (en inglés)
"¿Fue un mokèlé-mbèmbé cazado en el lago Télé? por William Gibbons. (en inglés)
Congo Dinosaur.
A similar Congoese cryptid animal called the emela ntouka.

Críptidos




Críptidos
En la lista de críptidos se enumeran los hipotéticos animales actuales que estudia y busca la criptozoología (del griego κρυπτος cryptos, 'oculto', ζωος zoos, 'animal' y λογος logos, 'estudio'; literalmente: 'el estudio de los animales ocultos') que, según sus partidarios, estarían quedando fuera de los catálogos de zoología contemporánea. Su objetivo es la búsqueda de supuestos animales considerados extintos o desconocidos para la ciencia, pero presentes en la mitología y el folclore. Estos supuestos animales vivientes son denominados «críptidos».

Este es un listado de los críptidos más conocidos.Monstruo del lago Ness (Pintura) de Heikenwaelder Hugo.Una serpiente marina del libro History of the Northern peoples del autor Olaus Magnus (1555).Recreación del monstruo del lago Ness.Dibujo de Bigfoot o Pie Grande.Boceto del Yeti del Himalaya.Pulpo gigante o KrakenMapinguarí.

Animales inexistentes o míticos

Los siguientes críptidos nunca han sido descritos, o lo han sido de forma inexacta. Constituyen el núcleo de la criptozoología.

Criaturas acuáticasSirenas

Criaturas lacustresAnguila peluda, habitaba un charco de la Punta de Anaga (Tenerife, España)
Bestia de Busco
El monstruo del gran lago o Storsjoodjviet, en Suecia.
Igopogo
Kappa, variedad de yōkai o demonio del folclore japonés.
Kelpie, habita en los lagos y estanques de Escocia.
Manipogo
Mbielu-Mbielu-Mbielu, forma parte del folklore pigmeo.
Mokèlé-mbèmbé "el que detiene los ríos", en Camerún y Gabón.
Monstruo del lago Champlain
Monstruo del Lago de Tota
Monstruo del lago Ness
Monstruo del lago Tianchi
Nahuelito
Ogopogo, lago Okanagan, Columbia Británica (Canadá).
South Bay Bessie
Tessie
Tortuga gigante lacustre
Vasstrollet
Waitoreke, en Nueva Zelanda.
Zigua

Criaturas marinasCon rit (Criatura marina vietnamita)
Bobo (Criatura Marina)
Criatura U-28
Demonio negro, posiblemente un Megalodon.
Gran mamífero marino antártico, el "Godzilla antártico".
El Kraken
El Leviatán
Manatí de Elena
Manitou
Medusa gigante
Morgawr
Ningen
Serpiente marina
Pez dragón Gigante, Stomias boa.
Trunko
Vaca marina chilota y Camahueto
Bloop
el gran maja
kabagon
monstruo ub-85
organismo 46-b
Gambo
Delfin rinoceronte
Amphiptera pacifica
Mono marino de Steller
Cadborosaurus

Criaturas terrestres

Criaturas relacionadas con animalesBestia de Bardia
Acosador nocturno
Adjule
Aka Allghoi Khorhoi
Bestia de Gévaudan
Bestia negra de Exmoor, Inglaterra.
Bunyip
Chupacabras
El Picudo
Serpiente de 50 pies del Congo
El Timbo
Elefante pigmeo, Loxodonta cyclotis pumilio
Emela-ntouka
Hogzilla
Jackalope
Mokèlé-mbèmbé
Nguma-monene
Nunda
Olgoi-jorjoi
Omajinaakoos
Oso gigante, Ursus arctos piscator
Oso hormiguero gigante arborícola
Oso nandi
Roa-roa
Shunka Warakin
Tatzelwurm
Niño Tejuino
Tigre azul o tigre maltés
Tigre de Ennedi
Tsuchinoko
Unicornio
Veo
Vorompatra, Aepyornithidae
Waheela
Yaguar negro de garganta blanca
stoa,suwa y washoriwe
Ngoubou
Gato de Kellas
Bestia terrorífica de Malaui
wairarima o tigre dantero
Amarok (mitología)

Criaturas humanoidesAgogwe, oriente africano.
Almas, mitología mongola y caucásica.
Barmanou, occidente de Pakistán.
Basajaun, mitología vasca y aragonesa.
Batutut, "gente del bosque", similar a Pie Grande. En Vietnam, Laos y norte de Borneo.
Bhanjakri
Cherufe, mitología mapuche.
Chuchunya, mitología siberiana.
Dwendi
Hibagon, criaturas de leyendas japonesas.
Hombre polilla, mitología estadounidense.
Hombre Lobo
Hombre mono de Bukit Timah
Humancé, híbrido entre humano y chimpancé.
Jucumari, en Argentina y Bolivia.
Kaki-besar, en Malasia.
Kikomba
Koolokamba
Kung-lu
Madremonte, Madreselva o Arkabuko. Mitología colombiana.
Mohán, en Colombia.
Mono rei
Muhalu
Mono mofeta
Micomalo
Mapinguarí, cultura amazónica
Nanauner
Nguoi Rung
Orang Pendek, en Sumatra.
Orang Mawas
Orang Ikan
Ucumar, Argentina
Pie Grande, mitología de los pueblos indígenas de Norteamérica.
Pombero, de la mitología guaraní.
Shiru
Sisimite, o Itacayo en Honduras y, en menor medida, en Guatemala y Nicaragua.
Trauco o Trauko, mitología chilota
Ulak
Vasitri
Vele, en el neopaganismo eslavo.
Wendigo, de los pueblos algonquinos de la costa este y región de los Grandes Lagos, en Estados Unidos y Canadá.
Yeren, en el oeste de Hubei, China.
Yeti, "abominable hombre de las nieves" o Jigou para los tibetanos del Himalaya.
Yowie, criatura mítica australiana.
mande barung,criatura mitica india,similar al bigfoot pero en india y habita en los bosques subtropicales de las colinas garo,en Meghalaya,noroeste de india
ban-manush,una criatura mitica de bangladesh similar a bigfoot pero en bangladesh y tiene paresezco a bigfoot y el yeti
kunk,es un simio bipedo que habita en la cordillera de los andes del foclore andino y tiene un parentesco al yeti
carcancho,una criatura mitica similar bigfoot que vive en la region de ohiggins en chile,que habita en montañas
hombre buho, es una criatura voladora del foclore cornualles en reino unido,se describe similar a un buho o al mothman
manta man,es una leyenda urbana de una criatura voladora con alas similar a las de un mantarraya y habita en chile,en las zonas norte
Ebu gogo,criaturas focloricas de la isla de flores,inodnesia
criatura voladorasComelenguas, sur de Honduras.
Kongamato, mitología de África.
Pájaro del trueno, mitología indígena de Norteamérica.
Pájaro-León, sur de Honduras.
Piasa, mitología de los nativos norteamericanos.
Rod (criptozoología y ufología)
Saetón
Ahool,una criatura voladora de java

PlantasYateveo
Árbol carnívoro de Madagascar
Árbol serpiente
Duñak
Umdhlebi

Todos ellos son árboles devoradores de humanos. Existen leyendas similares estudiadas por la criptobotánica.

Taxones extintos

Los siguientes taxones animales se consideran oficialmente extintos, pero los criptozoólogos pretenden su supervivencia basándose en avistamientos no confirmados o en leyendas locales.Lobo de ezo (extinto por envenenamiento deliberado con estricnina en 1889)
Foca monje del Caribe (último ejemplar conocido en 1952)
Leviatán (extinto hace 12 millones de años)
Vaca marina de Steller (extinto por caza humana en el año 1768)
Basilosaurus (extinto hace 36 millones de años)
Megalodon (extinto hace 1.5 millones de años)
Moa (oficialmente extinto hace 500 años por acción del hombre)
Megalania (oficialmente extinto hace 30 mil años)
Tilacino (último espécimen oficialmente reconocido es del año 1936)
Mamut Lanudo (extinto hace unos 3700 años)
Lobo japonés (último espécimen oficialmente conocido murió en 1905)
Mapinguarí (animal mítico de la Amazonia al que científicos han relacionado con alguna especie sobreviviente de los extintos perezosos terrestres)
Oso-Perro (extinto hace 1.81 millones de años)
Milodón (oficialmente extinto desde hace unos 10 mil años)
Tigre dientes de sable (oficialmente extinto hace unos 12 mil años)
Hombre de Neandertal (oficialmente extinto hace 28 mil años)

Criaturas descartadas por la criptozoología

También existe otro grupo de criaturas a las que popularmente aún se identifica como críptidos, pero que la mayoría de los criptozoólogos modernos descartan:

Criaturas aladasDiablo de Jersey (Estados Unidos)
Hombre polilla o Mothman (Estados Unidos)
Mujer alada de Vietnam
Tigre alado de China
Fénix
Grifo
Dragón

Criaturas terrestresRana de Loveland (Estados Unidos)
Kasai rex (República Democrática del Congo)
Demonio de Dover (Estados Unidos)
Ngoubou
Monstruo de Flatwoods
Reptil humanoide
NightCrawlers
Cocodrilos en alcantarillas
Grandes gatos británicos
Bestia de Bray Road

Criaturas acuáticasZaratan (tortuga gigante del tamaño de una isla)

Criaturas criptozoológicas falsas

Con frecuencia aparecen evidencias de criaturas que en algún momento fueron consideradas como críptidos, pero después de un tiempo se descubre su falsificación. Ejemplos de ello:Gnomo de Gerona (España)
Sirenos
Haggis salvaje
Hodag
Jenny Haniver
Monstruo de Ras El-Khaimah (Emiratos Árabes Unidos)
Rod
Hombre mono de De Loys (Colombia)
Jackalope
Ángel caído de Campdevánol (España)



Referencias


BibliografíaAlemañ Berenguer, Rafael Andrés (2010). Criptozoología. Cazadores de Monstruos. Ed. Melusina. ISBN 978-84-96614-79-6.
Varios autores (2002). Criptozoología. Editorial Edaf. ISBN 84-414-1063-1.
Heuvelmans, Bernard (1970). On the Track of Unknown Animals. Ed. Paladín. ISBN 0-586-08009-0.
Coleman, Loren y Clark, Jerome (1999). Cryptozoology A to Z: The Encyclopedia of Loch Monsters, Sasquatch, Chupacabras, and Other Authentic Mysteries of Nature. Ed. Simon & Schuster. ISBN 0-684-85602-6.