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La Cueva de los Nadadores en el desierto del Sahara
por Guillermo Carvajal1 Feb, 2021Representaciones de la Cueva de los Nadadores / foto Roland Unger en Wikimedia Commons
Hace miles de años, el Sáhara era sorprendentemente verde, con una rica vegetación, árboles y lagos que cubrían casi todo lo que ahora es desierto de arena. Había vastas praderas abiertas, bosques, ríos, lagos y humedales, que permitían la supervivencia de una gran variedad de especies animales. Antílopes, gacelas, jirafas, elefantes, ñus, hienas, cebras y otros animales deambulaban por la sabana, mientras los cocodrilos merodeaban por las orillas de los ríos y los hipopótamos se revolcaban en el barro.
Las pruebas de este pasado verde del Sáhara están grabadas en las rocas, en forma de fósiles y de petroglifos y pinturas rupestres realizadas por los humanos que vivieron en esa época.
Uno de los lugares más conocidos de estos petroglifos es la Cueva de los Nadadores, en las remotas montañas de Gilf Kebir, en el suroeste de Egipto, cerca de la frontera con Libia.

La Cueva de los Nadadores fue descubierta por el explorador húngaro László Almásy en octubre de 1933. La cueva contiene pequeñas representaciones artísticas de lo que parece ser gente nadando. Se estima que las pinturas fueron creadas durante el Neolítico, hace unos 8.000 años.
László Almásy, en su libro El Sáhara desconocido, postula que las escenas de natación son representaciones reales de la vida en la época en que se pintaron, lo que sugiere que hubo un cambio climático de templado a desértico. En aquella época era una teoría radicalmente nueva que sonaba tan dudosa que su editor se sintió obligado a añadir varias notas a pie de página en el libro para dejar claro que no compartían esta opinión.

La teoría de László Almásy era sensacional, pero no era del todo nueva. Muchos historiadores antiguos, como Heródoto y Estrabón, mencionan la existencia de un Sáhara húmedo y con vegetación, pero estas afirmaciones no fueron tomadas en serio por los científicos debido a su carácter anecdótico.
Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX empezaron a surgir cada vez más pruebas que demostraban que, a principios y mediados del Holoceno, el norte de África subtropical era mucho más húmedo que en la actualidad.
En este periodo, ahora conocido como el Periodo Húmedo Africano, había exuberantes bosques verdes en las proximidades de los lagos y ríos, y arbustos más pequeños en otras zonas. Los lagos perennes eran abundantes y su nivel era mucho más alto.

Hace entre 6.000 y 5.000 años, el clima comenzó a cambiar y la vegetación disminuyó. El Sáhara se volvió árido y fue reclamado por la arena que llegaba desde los lagos secos. La desecación del Sáhara obligó a los seres humanos a trasladarse al Nilo, donde la sociedad del Antiguo Egipto, con faraones y pirámides, acabó siendo forjada por estos refugiados climáticos.
László Almásy es uno de los pocos exploradores que se aventuraron en el desierto de Libia a finales de los años veinte y principios de los treinta. En 1932 Almásy se embarcó en una expedición para encontrar el legendario Zerzura, el Oasis de los Pájaros, junto con otros tres exploradores británicos.
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