Reliquias de
mentira
12.12.09
LUIS ALFONSO GÁMEZ
ARQUEOLOGÍA
Fraudes y errores han llenado de falsas antigüedades nuestro pasado y
museos
Juan Carlos Aparicio, alcalde de Burgos, posó para la Prensa con 'Tizona'
el 24 de mayo de 2007. La Junta de Castilla y León acababa de pagar 1,6
millones de euros por la espada, presentada a los medios como la del Cid y
depositada en el Museo de Burgos. Sin embargo, no se trata del arma con la que
Rodrigo Díaz de Vivar luchó para moros y cristianos en el siglo XI. Cuatro
informes de Patrimonio Nacional, el Museo Arqueológico Nacional, la Real
Academia de Historia y el medievalista José Godoy coincidieron en 2004 en que
fue forjada en el siglo XV ó XVI, y tiene añadidos del XIX.
La falsa 'Tizona' burgalesa es, no obstante, una reliquia valiosa. Los
mismos expertos que niegan que pudiera empuñarla el Cid calculan su valor entre
200.000 y 300.000 euros. No como los grabados sobre cerámica más espectaculares
del yacimiento romano alavés de Iruña Veleia. Fechados en los siglos III y IV,
el arqueólogo Eliseo Gil los presentó en junio de 2006 como las más antiguas
inscripciones en euskera y el primer Calvario de la Historia. Casi nada. Hace
un año, una comisión de expertos dictaminó, sin embargo, que esas piezas son
falsas y, aunque todavía no se ha determinado su autoría, fueron realizadas por
alguien con acceso a las excavaciones.
El unicornio de Leibniz
Falsificaciones como las de Iruña Veleia se han sucedido desde que la
arqueología y la paleontología existen, pero no siempre han sido intencionadas.
En 'Protogaea' (1693), Leibniz describe, por ejemplo, el «esqueleto de un
unicornio» encontrado en 1663 en una cantera de las montañas Harz por el físico
Otto vonGuericke. Sólo se recuperaron las extremidades anteriores de la bestia,
cuya columna vertebral caía en la reconstrucción en un ángulo de 45%. «Debido a
la ignorancia y la negligencia de los excavadores, el esqueleto se rompió y se
extrajo en pedazos», lamenta el filósofo y matemático en el tratado. El
unicornio era en realidad fruto del montaje de una mezcla de huesos de mamut
-un colmillo era el cuerno- y rinoceronte.
Siglo y medio después, el empresario del espectáculo P.T. Barnum exhibía en
su museo de Nueva York un ser no menos sorprendente: la sirena de Fiji. Un
capitán mercante de Boston había vendido su barco y su carga años antes para
adquirirla a comerciantes holandeses que, a su vez, se la habían comprado a un
pescador japonés. Momificada, medía un metro, tenía cabeza y torso de mujer, y
cola de pez. Barnum la compró en 1842 y recaudó miles de dólares semanales con
un montaje en el que participaba un falso naturalista y exponía otras criaturas
extrañas, pero reales, como un pez espada y un ornitorrinco. Hecha con un torso
y una cabeza de papel maché, cola de salmón, dientes de tiburón y aletas de
carpa, la sirena de Fiji forma ahora parte de la colección del Museo Peabody de
Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard.
Otra prestigiosa universidad estadounidense, la de Yale, guarda en su
colección de libros raros un mapa que valora en más de 20 millones de euros
porque está fechado en 1440 e incluye una isla llamada Vinlandia al oeste de
Groenlandia, y una leyenda que atribuye el descubrimiento de América al vikingo
Leiff Eriksson hacia el año 1000. Los análisis realizados en los últimos años
han concluido, sin embargo, que, aunque el pergamino es de 1434 ±11 años, de
antes del Descubrimiento, la tinta contiene anatasa, una sustancia que no se
sintetizó hasta 1917 y no empezó a usarse en tintas hasta 1923. La historiadora
noruega Kirsten A. Seaver cree que el falsificador fue el jesuita y cartógrafo
alemán Josef Fischer, y que su objetivo era ridiculizar el uso propagandístico
que los nazis hacían de los vikingos, ya que la inscripción del mapa dice que
el descubrimiento de América se hizo en nombre de Dios.
Calaveras y pirámides
El Museo Británico exhibió hasta mediados de los años 90 una calavera de
cuarzo como «probablemente azteca, de entre 1300 y 1500». La pieza es uno de
los cráneos de cristal repartidos por prestigiosas instituciones de Europa y
América que, para los creyentes en lo paranormal, son de origen desconocido y
poseen poderes extraordinarios. Sin embargo, análisis hechos en los últimos
años han demostrado que son de manufactura reciente, entre finales del siglo
XIX y principios del XX, incluida la famosa Calavera del Destino o de
Mitchell-Hedges de la que habla Indiana Jones en su última aventura. La del
Británico está etiquetada ahora como «probablemente europea, del siglo XIX». A
pesar de ello, el brujo maya K'in García oficia, en las ruinas de Palenque de
vez en cuando, rituales con una calavera de cristal para deleite de los
turistas.
El naviero Fred Olsen, cuyos 'ferries' conectan las Canarias, financió en
1991 unas excavaciones en el entorno de las llamadas pirámides de Güímar, en
Tenerife. Ahora, el lugar acoge un parque etnográfico en el que se habla de
esas estructuras aterrazadas de pocos metros de altura como prueba del paso de
egipcios en viaje a América, idea que sostuvo hasta su muerte en 2002 el
explorador noruego Thor Heyerdahl. Las pirámides de Güímar fueron, en realidad,
levantadas en el siglo XIX como amontonamientos de piedras para liberar terreno
para el cultivo de la cochinilla.
El empresario bosnio Semir Osmanagic anunció hace tres años la creación de
un parque como el canario en la localidad de Visoko, al noroeste de Sarajevo,
donde asegura haber descubierto también varias pirámides. Osmanagic carece de
formación arqueológica, sostiene que las pirámides bosnias tienen poderes
curativos y cree que los mayas descendían de los atlantes, quienes lo hacían de
extraterrestres de las Pléyades. A pesar de este esotérico currículo, ha dirigido
excavaciones que han alarmado a los historiadores de verdad y a la Comisión
Europea, que temen que, dada la pasividad de las autoridades locales, destroce
no unas pirámides que existen sólo en su imaginación, sino auténtico patrimonio
arqueológico.
Antigüedades bíblicas
La lista de falsas antigüedades bíblicas resulta interminable, aunque se
excluyan las atribuidas Jesús de Nazaret -incluidas la sábana santa de Turín y
el Grial de Valencia-, los apóstoles y otros personajes del Nuevo Testamento.
Una gruta con una piscina descubierta en 2004 en Israel se presentó como el
lugar en el que El Bautista oficiaba sus ritos, aunque los grabados eran de
época bizantina, del siglo IV ó V. Y, el año pasado, arqueólogos alemanes
anunciaron el hallazgo en Axum, Etiopía, del palacio de la reina de Saba, un
personaje tan legendario como Ulises.
En el Kibutz de Ginosar, en Israel, se expone una embarcación de madera
sacada del fango a orillas del mar de Galilea en 1986.
Como data del siglo I,
algunos medios de comunicación anunciaron en su día que se trata de la barca en
la que, según los Evangelios, navegó Jesús con los apóstoles. ¿Es que era la
única embarcación en la Galilea de la época?
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