Sor María Jesús de Ágreda
La curiosa historia de la monja Sor María Jesús de Ágreda,
que llegó a convertirse en asesora personal del mismísimo rey Felipe IV.
El motivo de que alcanzase tal privilegiada posición tuvo
que ver con unos supuestos contactos de
la monja con la Virgen María quien, según la religiosa, le había dictado una
serie de mensajes que transcribió estando en trance y convirtió en una obra
literaria titulada 'Mística Ciudad de Dios'.
Pero otros hechos también colaboraron para que Sor María
Jesús de Ágreda alcanzase una importante fama; entre ellas el de la bilocación
o, dicho de otra manera, la virtud de poder estar en dos lugares al mismo
tiempo.
Esta monja, que vivió enclaustrada en su convento durante la
primera mitad del siglo XVII, es señalada en escritos de la época como la misma
que se encontraba a 15.000 kilómetros de distancia, evangelizando a los indios
nativos que residían en la, por entonces, inexplorable zona de Nuevo México y
Texas.
Así lo hizo saber el portugués Alonso de Benavides, un monje
franciscano que a su vuelta del Nuevo Mundo en 1630 viajó hasta España con el
fin de conocer en persona a Sor María Jesús de Ágreda, debido a que los
indígenas del nuevo continente, que supuestamente no debían haber tenido
contacto anterior con evangelizador alguno, mostraron cruces realizadas con
ramas y explicaron cómo una 'dama de azul' había llegado hasta allí para
hablarles de Dios y cuya descripción coincidía con la de la religiosa española.
Las continuas entradas en trance de la monja y su relato de
cómo había viajado espiritualmente hasta tierras desconocidas, hicieron
desconfiar al credo, quienes a través del Tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición la investigó e interrogó en
dos ocasiones a lo largo de su vida (1635 y 1650), no pudiendo demostrar
finalmente ningún acto fuera de los cánones establecidos por parte de iglesia.
La noticia sobre la religiosa llegó hasta oídos del monarca
Felipe IV, quien se interesó sobre el caso, poniéndose en contacto con la monja
mediante correspondencia, ya que estaba muy interesado en saber si había algún
mensaje divino para él.
Sor María Jesús se convirtió en consultora real, ganándose
la confianza del monarca y dándole todo tipo de consejos de cómo dirigir sus
reinos y a quiénes destituir de sus cargos.
El fallecimiento de Baltasar Carlos de Austria en 1646, primogénito
y heredero al trono, sumió en una profunda depresión a Felipe IV, llegando a
visitar en persona a la religiosa con la intención de preguntar por el alma de
su anhelado hijo, fortaleciéndose a partir de ahí el importante vínculo que
unió a ambos a lo largo de las siguientes dos décadas.
El 2 de mayo de 1665, a la edad de 63 años, fallecía Sor
María Jesús de Ágreda. Su cuerpo permanece expuesto al público en el mismo
convento en donde ejerció como abadesa, con la peculiaridad de que sigue
incorrupto desde entonces. Varias han sido las acciones que se han emprendido
con la intención de que fuese beatificada, no habiéndose conseguido tal
propósito.
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