No es una nave alienígena: por qué el cometa 3I/ATLAS no viene en misión hostil a la Tierra
La comunidad científica desmonta las especulaciones sobre tecnología extraterrestre y devuelve a 3I/ATLAS su lugar como cometa interestelar natural.
Sergio Parra
Periodista especializado en temas de ciencia, naturaleza, tecnología y salud
Pexels
La llegada del cometa 3I/ATLAS ha despertado ecos de maravilla y temor en partes iguales, y no ha faltado quien, seducido por la narrativa del misterio cósmico, lo haya presentado como una posible sonda alienígena viajando con propósitos ocultos hacia nuestro planeta.
Sin embargo, cuando se elimina la niebla del sensacionalismo, lo que aparece es el poder del método científico y la razón.
Descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Chile (una iniciativa financiada por la NASA), 3I/ATLAS se convirtió en el tercer objeto interestelar jamás identificado por la humanidad. Su particular velocidad de crucero, cercana a los 221.000 km/h, y su órbita hiperbólica (que indica que no está ligado gravitacionalmente al Sol) lo hicieron inmediatamente llamativo.
Pero el interés mediático explotó cuando el astrofísico Avi Loeb, conocido por sus ideas controvertidas, y sus colaboradores sugirieron que podría tratarse de un artefacto de manufactura no humana.
Sergio Parra
Periodista especializado en temas de ciencia, naturaleza, tecnología y salud

La llegada del cometa 3I/ATLAS ha despertado ecos de maravilla y temor en partes iguales, y no ha faltado quien, seducido por la narrativa del misterio cósmico, lo haya presentado como una posible sonda alienígena viajando con propósitos ocultos hacia nuestro planeta.
Sin embargo, cuando se elimina la niebla del sensacionalismo, lo que aparece es el poder del método científico y la razón.
Descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Chile (una iniciativa financiada por la NASA), 3I/ATLAS se convirtió en el tercer objeto interestelar jamás identificado por la humanidad. Su particular velocidad de crucero, cercana a los 221.000 km/h, y su órbita hiperbólica (que indica que no está ligado gravitacionalmente al Sol) lo hicieron inmediatamente llamativo.
Pero el interés mediático explotó cuando el astrofísico Avi Loeb, conocido por sus ideas controvertidas, y sus colaboradores sugirieron que podría tratarse de un artefacto de manufactura no humana.
Un objeto natural
La idea de una nave camuflada como cometa, esquivando observadores mediante su paso cercano al Sol, se propagó rápidamente por redes sociales y medios digitales. Sin embargo, una revisión detallada de los datos recogidos por observatorios de todo el mundo revela que no hay ningún indicio que justifique tal afirmación.
3I/ATLAS presenta todas las características propias de un cometa natural: un núcleo helado, una coma visible al telescopio y una cola de partículas impulsadas por la radiación solar. Nada en su comportamiento contradice lo que se ha observado previamente en cuerpos similares.
Samantha Lawler, astrónoma de la Universidad de Regina en Canadá, ha subrayado con claridad que no existe ningún dato que sugiera ingeniería artificial en este objeto. En sus palabras, “este cometa se comporta exactamente como lo esperaríamos de un cuerpo expulsado desde otro sistema estelar”. Incluso el propio Loeb reconoce que la opción más plausible es que se trate de un cometa natural, aunque sostiene la utilidad de explorar hipótesis no convencionales.
A esta línea se suma la opinión del astrofísico Chris Lintott, de la Universidad de Oxford, quien ha calificado la hipótesis alienígena como un “insulto a la práctica científica rigurosa”. El consenso entre la comunidad astronómica es que 3I/ATLAS, al igual que sus predecesores 1I/Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019), ofrece una oportunidad única de estudiar objetos formados más allá de nuestro sistema solar, no de alimentar conjeturas infundadas.

Diagrama que muestra la trayectoria del cometa interestelar 3I/ATLAS a su paso por el sistema solar. Hará su aproximación más cercana al Sol en octubre de 2025.
La NASA, a través del ingeniero Davide Farnocchia, ha confirmado que este objeto interestelar nunca se acercará peligrosamente a la Tierra, con una distancia mínima prevista de unos 240 millones de kilómetros.
Además, las imágenes recogidas por el Observatorio Gemini en Hawái ofrecen evidencia visual que refuerza su origen natural. Las observaciones muestran una envoltura gaseosa y polvorienta típica de los cometas que cruzan el sistema solar, sin rastro de estructuras geométricas, luces artificiales o movimientos no gravitacionales que puedan sugerir ingeniería avanzada.
Los datos orbitales también son concluyentes: la trayectoria de 3I/ATLAS es hiperbólica, lo que significa que este cometa no está ligado gravitacionalmente al Sol y que, tras su paso cercano en octubre, continuará su viaje hacia el espacio interestelar, sin retorno. Este tipo de órbita no es rara entre cuerpos que vienen del exterior del sistema solar, como ya se comprobó con 2I/Borisov, cuyo comportamiento fue completamente coherente con el de un cometa convencional.
Más allá de la fascinación por lo desconocido, la historia de este cometa nos recuerda que la ciencia progresa cuando se apoya en evidencia verificable y no en suposiciones extraordinarias. La pregunta sobre vida inteligente en el universo sigue abierta, pero no todo objeto veloz y misterioso debe interpretarse como una manifestación de ella.
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