miércoles, 6 de agosto de 2025

"ESCAQUES TORRE TURPIANA"



"ESCAQUES TORRE TURPIANA" hace referencia a un pergamino que, según se menciona, fue encontrado en una caja de plomo durante el derribo de la Torre Turpiana en Granada en 1588. Este pergamino contenía unos "escaques", que parecen ser cuadrados o figuras similares, y se menciona en el contexto de los Libros Plúmbeos del Sacromonte



Contexto y detalles:
Libros Plúmbeos:
Los Libros Plúmbeos son un conjunto de 223 láminas de plomo grabadas con textos y dibujos, que se encontraron en el Sacromonte de Granada. Se consideran una falsificación histórica y se interpretaron como un quinto evangelio revelado en árabe




Celebración de la Junta de Calificación
de las Reliquias del Sacromonte.
Dibujo y grabado de Francisco Heylan,
publicado en “Historia Eclesiástica de Granada”
de Justino Antolínez de Burgos.
Esta imagen muestra el interior del
palacio arzobispal, en cuyo centro se encuentra
una mesa en la que se disponen el pergamino de la
Torre Turpiana (antiguo alminar de la mezquita mayor de Granada),
huesos, cenizas y alguno
de los famosos Libros Plúmbeos hallados
en el Sacromonte



escaques









Torre Turpiana:
La Torre Turpiana,el alminar de la antigua mezquita mayor de Granada.fue demolida en 1588, en la demolicion unos obreros se encontraron una caja de plomo que contenía una tablilla con la Virgen, un hueso, un lienzo triangular y un pergamino escrito en latín, griego, castellano y árabe.



"Escaques":
Se refiere a la forma o diseño que aparece en el pergamino encontrado en la Torre Turpiana. No se especifica la naturaleza exacta de estos "escaques" en la información disponible, pero parecen ser figuras o patrones geométricos.
Conexión con los Libros Plúmbeos:
El pergamino con los "escaques" se menciona en el contexto de la investigación o interpretación de los Libros Plúmbeos, sugiriendo una posible relación o conexión entre ambos.

domingo, 3 de agosto de 2025

GADEIRAS UNA HISTORIA INCREÍBLE



GADEIRAS UNA HISTORIA INCREÍBLE
Gadeiras es el nombre griego del archipiélago de islas existente en lo que actualmente es la bahía de Cádiz. Entre ellas podemos destacar las islas de Eritea y Cotinusa, de cuya unión se formó la actual isla de Cádiz y la de León, donde se ubica la ciudad de San Fernando, hoy día separada de la península ibérica por un caño mareal. El caño mareal es el de Sancti Petri, en alusión a la isla de Sancti Petri.

Según la narración de Platón en el Timeo y el Critias, Gadeira era el nombre de la región que gobernaba Gadiro, (Gadeiron o Eumelo según el relato) soberano hijo de Poseidón, hermano de Atlas, rey supremo de la Atlántida.

El texto platónico dice que Gadeiro regía el extremo oriental de la Atlántida, en la zona que se extendía desde las Columnas de Heracles hasta la región que, por derivación de su nombre, se denominaba Gadírica, Gadeirikēs o Gadeira en tiempos de Platón.





Qué oculta la Cueva de los Tayos en Ecuador: un enigma que desveló hasta a Neil Armstrong




Qué oculta la Cueva de los Tayos en Ecuador: un enigma que desveló hasta a Neil Armstrong
Esta cavidad de más de 60 metros de profundida en medio de la selva sigue dando pie a todo tipo de especulaciones sobre seres de otros mundos
Misterios insondables se esconden en la Cueva de los Tayos en Ecuador. Lo cierto es que se trata de una sima o una cavidad muy profunda en la tierra que parece cortada con trazos muy precisos en la roca. Se estima que la formación tiene 200 millones de años.


Este lugar se encuentra en medio de la selva tropical de la provincia de Morona Santiago a 460 kilómetros de Quito por carretera y luego de un extenso recorrido adicional a pie por la selva virgen en la zona montañosa irregular llamada Cordillera del Cóndor. El viaje a la cueva toma tres días.


La entrada consiste en un descenso de 63 metros de profundidad y 2 metros de ancho. Dentro de la cavidad se presenta un espacio de 7.8 metros de ancho, de 15 a 35 metros de altura y 68 metros de largo. Dentro de la bóveda existen diversos túneles que podrían medir un total de 17.9 kilómetros, según un estudio de la Sección Nacional del Ecuador del Instituto Panamericano de Geografía e Historia de 2017.

La Cueva de los Tayos ha sido la cuna de varias teorías de conspiración que aseguran que en ese lugar habitaron seres de otros mundos.

La sima recibe su nombre de los tayos, una enigmática ave nocturna de color café y apariencia aceitosa, que vive en cavernas profundas de lugares selváticos y tropicales de Ecuador, Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia. En otros países se llaman guácharos y son considerados como los heraldos de seres ultraterrenos. Su chillido es característico y los indígenas shuaras lo asocian los alaridos de alerta por la presencia de visitantes. Incluso en otros países se llaman así porque en la expansión del imperio indígena precolombino la adopción del quechua impuso también el prefijo “huach”, que se refiere a la acción de gritar.

El sacerdote salesiano y documentalista italiano Carlos Crespi Croci coleccionó centenares de piezas y planchas metálicas en un museo de su congregación en Cuenca, una ciudad al sur del Ecuador. Desde que Crespi falleció no se conoce el paradero de las piezas. De acuerdo a El País de España, solo hay el testimonio de que Crespi era poseedor de estas por algunas instantáneas del sacerdote con los objetos. Uno de los mitos alrededor de las piezas del padre Crespi es que el Vaticano las escondió y desapareció. En 1926, el padre Crespi dirigió el primer documental etnográfico del Ecuador: “Los invencibles shuaras del Alto Amazonas” financiado por la UNESCO en donde se relata parte de los hallazgos arqueológicos.






Entre las piezas encontradas se encuentran planchas metálicas con grabados que recuerdan a la mitología sumeria extendida en Asia Occidental 2.900 años antes de Cristo y que relatan la historia de la humanidad y su relación con seres venidos del cielo, habitantes de la tierra del océano o del inframundo. Estas placas fueron consideradas como una biblioteca metálica encontrada en las cuevas por el arqueólogo Juan Moricz a mediados de los 1960. Una investigación realizada por el padre Pedro Porras en 1978 define que la cueva fue habitada por primera vez alrededor del 1.000 a. C.




Placa de oro encontrada en la Cueva de los Tayos de Ecuador. Su simbología es similar a los jeroglíficos sumerios.




El ingeniero escocés Stan Hall organizó en 1976 una expedición a la Cueva de los Tayos, con la participación de una docena de instituciones, elementos de las Fuerzas Armadas ecuatorianas que asistieron para dar seguridad a los investigadores, y Neil Armstrong, astronauta estadounidense y el primer ser humano en pisar la Luna. El objetivo de la expedición era contrastar las hipótesis de Erich von Däniken, autor del libro Oro de los Dioses, donde se documenta sobre una supuesta civilización subterránea. El libro se inspira en los hallazgos de Moricz. De acuerdo a una nota publicada en El País de España, Armstrong habría dicho: “He sido el primero en estar allá arriba... y quería ser el primero en estar aquí abajo”. Además se habría llevado objetos de la cueva.



El astronauta Neil Armstrong visitó la enigmática Cueva.



En declaraciones para el diario El Universo de Guayaquil, del viernes 6 de agosto de 1976, Juan Móricz aseguró: “He descubierto en la región oriental, provincia de Morona Santiago, dentro de los límites de la República del Ecuador, objetos preciosos de valor cultural e histórico para la humanidad que consisten en láminas metálicas que contienen la relación histórica de toda una civilización perdida”. Sobre lo encontrado en las profundidades de la cueva, Móricz agregó enigmático: “Pueden tildarme de loco, pero hay seres superiores bajo la tierra”.

Algunos de los objetos que más llama la atención son las placas de oro con grabados que dan pie a la leyenda de la biblioteca de oro, la cual hubiera permanecido como un mito si no fuera por la intervención de un hombre llamado Petronio Jaramillo que, en 1996, se contactó con Stan Hall y le contó que había visitado la biblioteca en 1946. Inesperadamente, pocos días antes de emprender la búsqueda, en 1998, Jaramillo fue asesinado cerca de su casa.



Entrevista a Juan Moricz por Jaime Díaz Marmolejo (Diario EL UNIVERSO, 30 de julio de 1976).



A pesar de que la cueva se volvió popular a raíz de la expedición en la que participó Armstrong, un informe del Ministerio de Defensa ecuatoriano detalla que desde 1915 “se conocían sus peculiaridades visibles”, de acuerdo la información publicada en diario El Universo, en 1976.



Una de las particularidades de la cueva son los bloques que conforman sus paredes y techos y que han sido construidos a más de 300 metros bajo tierra.



Expedición de Moricz en 1969 (archivo de Diario EL UNIVERSO)



Los misterios de la Cueva de los Tayos han sido comparados con las líneas de Nazca. Al existir cuestiones sin resolver, algunos investigadores sugieren la realización de nuevas expediciones científicas que puedan revelar los secretos de los Tayos.


Los restos desenterrados en un pueblo de Ecuador que habrían pertenecido a gigantes de 7 metros


Los restos desenterrados en un pueblo de Ecuador que habrían pertenecido a gigantes de 7 metros

Fueron hallados en Changaimina en los años 60 del siglo pasado
Los gigantes se han convertido en figuras fantásticas que aparecen en cuentos y películas para niños, sin embargo, hay quienes sostienen que los humanos gigantes existieron en la etapa prediluviana de la historia. Pero, ¿hay algún argumento que pruebe su existencia? Apuntes históricos, gráficos hechos por observadores antiguos e incluso huesos humanos de gran tamaño podrían ser testimonio de que humanos inmensos recorrieron el planeta.



Esqueleto reconstruido con los huesos encontrados en Ecuador que se exhiben en el Parque Jungfrau de Suiza.






Los Agathyr, una civilización enigmática de la tribu Scythian, en el 3.500 A.C. construyeron un sistema subterráneo de túneles conocidos como la Galería de Hiperbórea. Esta construcción estuvo oculta por miles de años hasta que fue descubierta en los 70 por un grupo de arqueólogos, en la actual Rosia Montana, Rumanía. Sin embargo, el gran hallazgo no fue el sistema subterráneo sino los restos de humanos que tendrían 10 metros de altura.


La leyenda de los gigantes de Agathyr no es la única. Al otro lado del mundo. En el sur del Ecuador, una pequeña población cercana a la frontera con Perú fue testigo de lo increíble. Los habitantes del lugar dicen que de ahí se han recuperado huesos de humanos gigantes. Muchos de estos estarían en colecciones privadas de todo el mundo.

Una de las personas que habría conservado estos huesos fue el sacerdote Carlos Miguel Vaca Alvarado, nacido en 1912, en Loja, Ecuador. Los huesos, que estuvieron en su posesión hasta su muerte en 1999, fueron encontrados en el pequeño poblado llamado Changaimina, una parroquia del cantón Gonzanamá, de la misma provincia, ubicado a 755 kilómetros de Quito, la capital del Ecuador.

Changaimina deriva de dos voces kichwas: “changa” que se refiere a “pierna”, en particular al fémur o en general a los huesos humanos, y “mina” que significa depósito. Curiosamente, un depósito de osamentas puede ser también un cementerio o lugar donde descansan los huesos de los fallecidos.

En 1965, el padre Vaca fue asistido por un grupo de 25 personas que exploraron y excavaron el terreno donde yacía el cuerpo de un gigante. Allí encontraron los restos de su cabeza, luego el tronco y por último las extremidades. El descubrimiento coincidió con el milenario nombre del pequeño poblado: Changaimina. Donde podría haber existido la ciudad cementerio de los dioses.



Al sacerdote le apasionaba la arqueología. Esa afición y las leyendas que contaban los habitantes de la zona lo llevaron al descubrimiento de estos restos.

La colección del padre Vaca tenía los huesos de gigantes de siete metros de altura que habitaron Ecuador y otras partes de América hace miles de años. Según las noticias periodísticas, algunos de los fragmentos óseos fueron enviados al Instituto Smithsoniano en Washington DC para su posterior análisis.

Los fragmentos de gigantes que se encontraron en Ecuador en los años 60, hoy se pueden ver en el Parque Jungfrau de Suiza. Otros huesos de esa colección se exponen en el museo particular del investigador paranormal de origen austriaco Klaus Dona.

Los gigantes en la historia

En la mitología, la existencia de gigantes es una constante. En el registro bíblico, está el filisteo Goliat, que medía seis codos y un palmo o el equivalente a casi 3 metros. O la raza Nephilim procedente de los dioses caídos e hijos de los dioses. Según la versión Helena, hay 12 Titanes, liderados por Cronos, que luchan contra su padre Urano a petición de su madre Gea. También se puede leer la epopeya sumeria del rey Gilgamesh, de 7 metros de altura, que ya menciona el diluvio universal.



En Sudamérica, quizás la más famosa de todas las historias vernáculas registradas en testimonios escritos es sobre los patagones. Estas criaturas fueron registradas en las bitácora del marino portugués Fernando de Magallanes en su búsqueda de un pasaje entre el Atlántico y el Pacifico, el estrecho que descubrió y que lleva su nombre hoy.

“Vimos cerca de la playa un hombre que era tan grande, que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura”, escribió entonces Antonio Pigafetta, escribano fiel a Magallanes. Los llamaron “Patagones”, por el tamaño desmedido de sus pies. De allí deriva la palabra Patagonia que da nombre a la región argentina.




Ilustración del libro ”Mundus Subterraneus” del jesuita Athanasius Kircher (1601-1680).




El famoso corsario y comerciante de esclavos británico Sir Francis Drake conoció personalmente al gigante patagónico dando fe del testimonio del navegante portugués: “Magallanes no mintió del todo al nombrarlos gigantes, por lo general, difieren con el común del hombre, tanto en estatura, grandeza y fuerza del cuerpo, como en la fealdad de sus voces: pero no son nada monstruosos y gigantescos, como fueron representados”.

El explorador holandés Jacob Le Maine navegó por Sudamérica en 1615, y dejó un mapa del área del Puerto Deseado en la Patagonia argentina. En las explicaciones cartográficas resalta un detalle extraño: describe el Punto H como el lugar “donde encontraron el sitio del entierro de un gigante, cuyos huesos medían entre diez y once pies de largo”, o sea, más de tres metros.

El jesuita, antropólogo y naturalista español José de Acosta, que desembarcó primero en la Isla Española del Archipiélago de las Galápagos en 1571, para iniciar su recorrido en tierra desde el Perú en 1572, escribió en su Historia Natural de las Indias que los chichimecas, pueblos originarios de México, eran gigantes “que arrancaban las ramas de los árboles como nosotros deshojamos lechugas”.

Por su parte, Juan de Velasco, jesuita ecuatoriano, destacó en su Historia Antigua del Reyno de Quito de 1789 que “Manta fue a principios de la era cristiana el teatro de la espantable raza de los gigantes” y detalló los tamaños espectaculares de esqueletos y huellas encontradas en las actuales Manabí, península de Santa Elena y en los territorios de los caranquis, de Imbabura que pertenecen a los mismos gigantes referenciados en los textos bíblicos.

Estos testimonios se corroboran con los hallazgos más recientes de otro sacerdote, el padre Carlos Miguel Vaca, que coinciden con otros descubrimientos idénticos en todo el mundo. Changaimina, la Ciudad Cementerio de los Dios permanece oculta, pese a los testimonios de exploradores y arqueólogos. La ciencia contemporánea todavía le debe una explicación a la humanidad.





sábado, 2 de agosto de 2025

glóbulo de Bok

 

Imagen de glóbulos de Bok en la Región H II IC 2944; toma del WFPC2 en el telescopio espacial Hubble. La región HII se identifica como el gas brillante rojo, detrás de los glóbulos que aparecen oscuros por delante. La captura de electrones por parte de los núcleos de hidrógeno hacen brillar al gas por un fenómeno también conocido como fluorescencia. Esto sucede a temperaturas de miles de grados. La denominación HII, hace referencia a la ionización del átomo de hidrógeno. Si estuviera en estado neutro, es decir con su electrón en órbita alrededor del núcleo, se denominaría HI. Esta circunstancia solo es posible a menor temperatura. Los glóbulos tienen temperaturas aún muy inferiores, que pueden llegar a unos pocos kelvin en su interior. Dentro de ellos, por tanto, es posible que los átomos se junten formando moléculas, a diferencia del gas que se ve brillar en rojo, que es hidrógeno monoatómico. La imagen muestra en particular unos glóbulos conocidos como "glóbulos de Thackeray". Aquí el colapso gravitatorio no llegaría a producirse para formar nuevas estrellas. Por el contrario, estos glóbulos estarían siendo dispersados por la presión de radiación de las potentes estrellas de la zona.

Un glóbulo de Bok es una nebulosa oscura de gas y algo de polvo, de la cual, en ocasiones, tiene lugar la formación de nuevas estrellas. Los glóbulos de Bok se encuentran habitualmente en las regiones HII. Tienen masas comprendidas entre 2 y 50 masas solares, y típicamente ocupan un volumen de un año luz de diámetro.[1][2]

Las bajas temperaturas permiten la existencia cósmica de hidrógeno en forma molecular. Los glóbulos de Bok contienen esencialmente hidrógeno, por tanto, en forma de moléculas (H2), también helio y moléculas de óxido de carbono. En un porcentaje pequeño (1 % en masa), contienen granos de polvo de silicatos, que es la materia prima que forma los planetas rocosos como la Tierra en el sistema solar.

Los glóbulos de Bok resultan muy comúnmente en la formación de sistemas estelares dobles o múltiples.[3]

Fueron originalmente observados por el astrónomo Bart Bok en la década de 1940. En una publicación de 1947, Bok y E. F. Reilly efectuaron la hipótesis de que estas nebulosas, eran como capullos, ya que en pleno colapso gravitatorio, nuevas estrellas estaban formándose en su interior. Esta idea era difícil de comprobar, debido a que la opacidad a la luz de estas nebulosas, impedía saber qué estaba ocurriendo en su interior. Hacia 1990, usando radiación del cercano infrarrojo, fue posible comprobar que en efecto nuevas estrellas están naciendo dentro de los glóbulos. Observaciones posteriores mostraron que algunos contienen fuentes calientes en su interior, y en otros casos objetos Herbig-Haro, así como flujos de gas molecular. Estudios realizados con líneas de emisión en el rango milimétrico, han evidenciado la caída de materia hacia una protoestrella en proceso de acreción.

Los glóbulos de Bok son actualmente objetos de intensa investigación. Se trata de cuerpos muy fríos, con temperaturas que pueden llegar a los 8 kelvin. La baja temperatura del gas es de relevancia para el colapso gravitatorio, que redunda en el nacimiento estelar. En efecto, temperaturas mayores favorecen la expansión de la nube. En el caso de los glóbulos de Bok, los métodos aplicados para determinar algunos de los parámetros, como por ejemplo la densidad, están relacionados con la extinción producida en la radiación del cercano infrarrojo. Se usan también estimaciones surgidas del conteo de estrellas del mismo campo, cuya luz también se ve afectada por la extinción cuando atraviesa la nube.

Referencias

  1.  Michael Szpir (mayo-junio 2001). «Bart Bok's Black Blobs»American Scientist. Archivado desde el original el 29 de junio de 2003. Consultado el 19 de noviembre de 2008. «Bok globules such as Barnard 68 are only about half a light-year across and weigh in at about two solar masses».
  2.  Clemens D.P., Yun, J.L., Heyer M.H. (1991). Bok globules and small molecular clouds – Deep IRAS photometry and (C-12)O spectroscopy, Astrophysical Journal Supplement, v.75, p.877.
  3.  Launhardt R., Sargent A.I., Henning T., et al. (2002). Binary and multiple star formation in Bok globules, Proceedings of IAU Symposium Nº 200 on The Formation of Binary Stars. Eds. Reipurth & Zinnecker, p.103.

Barnard 68

 

Nebulosa oscura Barnard 68.
Nombre: Barnard 68

Tipo: Nube molecular[1]​ / Nebulosa oscura[1]​ / Glóbulo de Bok

Época: J2000.0[1]

Ascensión recta: 17 h 22 m 38.2 s[1]

Declinación: -23°49′34″[1]

Distancia: 500 años luz[2]

ConstelaciónOphiuchus[2]

Radio: 0.25 años luz[2]

Nombres: Barnard 68 , LDN 57

Barnard 68

es una nube molecular pequeña, también una nebulosa oscura, y a la vez un glóbulo de Bok. Se encuentra hacia la constelación de Ofiuco (Ophiuchus), y está dentro de nuestra galaxia a una distancia de unos 500 años luz, tan cerca que la imagen no muestra ninguna estrella entre ella y nosotros.

El astrónomo estadounidense Edward Emerson Barnard agregó esta nebulosa a su catálogo de nebulosas oscuras en 1919. Este catálogo incluye alrededor de 350 objetos y fue publicado en 1927. Debido a su opacidad, su interior es extremadamente frío, la temperatura es de unos 16 K (-257 °C). Su masa es unas dos veces la del Sol y mide alrededor de medio año luz de diámetro.[2]

Características

Como toda la materia interestelar, Barnard 68 está compuesta mayormente por hidrógeno gaseoso, pero también por una pequeña proporción de partículas sólidas que conforman el polvo cósmico. Cuando la temperatura de una nube es lo suficientemente baja, el hidrógeno se encuentra formando moléculas de dos átomos cada una (H2). De allí la denominación de nube molecular. Barnard 68 es una nube muy pequeña, en comparación con las nubes moleculares gigantes que existen en nuestra galaxia. Su relativamente alta densidad de gas y polvo la vuelven opaca a la luz. Por ello entra también en la categoría de nebulosa oscura. Otros ejemplos conocidos de nebulosas oscuras son la nebulosa Cabeza de Caballo en la constelación de Orión, y la nebulosa Saco de Carbón que está junto a la Cruz del Sur (constelación Crux), ambas de mayor tamaño que Barnard 68. Finalmente, se está ante la presencia de un glóbulo de Bok cuando la nebulosa oscura es de tamaño relativamente pequeño. Esta categoría de nebulosas es relevante debido a que podrían ser el antecesor inmediato en la formación de nuevas estrellas. Barnard 68 es por eso también un glóbulo de Bok.

A pesar de ser opaco a las longitudes de onda de luz visible (aproximadamente entre 400 y 700 nanómetros), el uso del telescopio VLT en Cerro Paranal, ha revelado la presencia de unas 3700 estrellas de fondo de la Vía Láctea bloqueadas por la nube, unas 1000 de las cuales son visibles en longitudes de onda infrarrojas.[3]​ Cuidadosas mediciones del grado de oscurecimiento han permitido obtener una idea precisa de la distribución del polvo dentro de la nube. Tener una nube oscura en la vecindad solar facilita enormemente la observación y medición. Si no es afectada mayormente por fuerzas externas, las nubes de polvo están en equilibrio causado por la presión hacia fuera producida por los movimientos térmicos de las partículas de la nube (átomos o moléculas), y la presión hacia el interior debida a las fuerzas gravitacionales generadas por las mismas partículas. Para que la nube se convierta en una estrella, la gravedad debe ser lo suficientemente alta como para provocar el colapso, y llegar a una temperatura y densidad tal que la fusión pueda ser sostenida. Cuando esto sucede, ha nacido una estrella de la secuencia principal del diagrama HR, que produce energía en un estado de equilibrio entre ambas presiones.[4]

La masa de la nube Barnard 68 es aproximadamente el doble que la del Sol, y mide alrededor de medio año luz de diámetro.[2]​ Los bordes bien definidos y otras características de Barnard 68, muestran que está próxima al colapso gravitacional, que podría producirse en los próximos 100 000 años. De ser así, Barnard 68 está en camino de convertirse en una o varias estrellas.[5]

Referencias

  • Texto ampliado del original de Wikipedia en inglés.

Véase también

Enlaces externos

El vacío de Boötes o el Gran Vacío

 

Mapa del vacío de Boötes.

El vacío de Boötes o el 

Gran 

Vacío[1]​ 

es una gigantesca y cuasiesférica región del espacio, que contiene muy pocas galaxias. Se encuentra en las cercanías de la constelación de Boötes, de ahí su nombre. Su centro está localizado a 700 millones de años luz de la Tierra, aproximadamente en ascensión recta 14 h 20 m y declinación 26°.[2]Coordenadas14h 20m 0s, +26° 0′ 0″

Descripción

Con un diámetro de por lo menos 250 millones de años luz,[3]​ o un volumen de casi 236 000 Mpc3, el vacío de Bootes es uno de los vacíos más grandes que se conocen en el universo, y nos referimos a él como un supervacío. Su descubrimiento fue publicado por Robert Kirshner y otros investigadores en 1981, como parte de una publicación acerca del desplazamiento al rojo galáctico.

Otros astrónomos descubrieron pronto que el vacío contiene algunas galaxias. En 1987, J. Moody, Robert Kirshner, G. MacAlpine y S. Gregory publicaron su hallazgo de ocho galaxias en el vacío.[4]​ M. Strauss y John Huchra anunciaron el descubrimiento de tres galaxias más lejanas en 1988, y Greg Aldering, G. Bothun, Robert P. Kirshner y Ron Marzke anunciaron el descubrimiento de quince galaxias en 1989. Para 1997, se sabe que el vacío de Bootes contiene 60 galaxias.

De acuerdo con el astrónomo Gregory Scott Aldering, la escala del vacío es tal que "si la Vía Láctea hubiera estado en el centro del Vacío de Bootes, no nos habríamos dado cuenta de que había otras galaxias hasta la década de los 60."[5]

Los Supercúmulos de Hércules forman parte del borde cercano del vacío.[2]

Orígenes

No existe una contradicción obvia entre la existencia del vacío de Boötes y el modelo Lambda-CDM de la evolución del universo.[6]​ En teoría, el vacío de Boötes se forma al fusionar huecos más pequeños, que es muy similar a la forma en que las pompas de jabón se fusionan para formar burbujas más grandes.[7]​ Esto explica el pequeño número de galaxias que ocupan la región tubular que atraviesa el centro del vacío.[5]

Confusión con Barnard 68

El vacío de Bootes se ha asociado a menudo con imágenes de Barnard 68, una nebulosa oscura que no deja pasar la luz; sin embargo, las imágenes de Barnard 68 son mucho más oscuras que las observadas del vacío de Bootes, ya que la nebulosa está mucho más cerca y hay menos estrellas frente a ella, además de ser una masa física que bloquea el paso de la luz.

Teorías

Se ha teorizado que el vacío de Bootes se formó debido a la unión de vacíos más pequeños, al igual que burbujas de jabón se unen y forman una más grande. Esto avalaría el pequeño número de galaxias que habitan en una pequeña y fina región con forma de tubo que discurre por medio del vacío.[5]

Véase también

Referencias

  1.  Science News Galaxy map reveals the limits of cosmic structure Ron Cowen August 12, 2000
  2.  Freudling, Wolfram; Martel, Hugo; Haynes, Martha P. (1991) "The peculiar velocity field in the Hercules region" (PDF) Astrophysical Journal, Part 1 (ISSN 0004-637X), vol. 377, Aug. 20, 1991, p. 349-364. Bibcode: 1991ApJ...377..349F doi 10.1086/170366
  3.  «A Spongy Universe». Consultado el 4 de mayo de 2011.
  4.  «Emission-line galaxies in the Bootes void». marzo de 1987. Consultado el 21 de enero de 2008.
  5.  «Filling the void - understanding the formation of the Bootes void in intergalactic space - Brief Article»Discover magazine. agosto de 1995. Archivado desde el original el 19 de noviembre de 2007. Consultado el 2 de enero de 2008.
  6.  "Cosmic_Voids" Consultado el 10 de junio de 2013.
  7.  McCracken, Jason (13 de julio de 2013). «Next Stop: Voids»National Aeronautics and Space Administration. Archivado desde el original el 4 de diciembre de 2021. Consultado el 18 de diciembre de 2021.